Capplannetta se conectó a través de su tablet a las redes sociales. En Instagram famosos exponiéndose, anónimos exponiéndose; en Twitter lucha de frases graciosas, lúcidas, Pepitos Grillos escalando, arañas a la búsqueda de algo brillante para retwittear; en YouTube algo interesante, Corcovado cantado por Andrea Motis, cantante y trompetista, en el quinteto de Joan Chamorro, en el Jamboree de Barcelona para más señas, fabulosos vídeos, Capplannetta pasó un rato agradable, se mete en Facebook, demasiados refritos de Navidades huecas, sin sustancia, tristes, edulcoradas, fanfarrones al poder, se para a ojear una entrevista a Manuel Vicent en el que dice que las redes sociales son la forma adoptada por Satán en esta época para eliminar la humanidad, en fin, sale de Facebook asqueado echando leches. Mira a ver si le han ingresado dinero, no le han ingresado, ve un chat en la web de su banca electrónica, le pregunta: -¿cuándo se cobra? La máquina infernal le contesta, vea la política general de éste banco en la sección de Condiciones básicas. Capplannetta le contesta: Eres una máquina, lo sé. La máquina contesta: soy un Robot pero estudio y aprendo como una persona. Capplannetta se ríe y se dice, mi madre me tiene dicho que no hable con desconocidos, yo, que soy ya mayorcito así lo haré, Dios, pero cómo has podido caer tan bajo, hablando con un Robot programado.
¿Qué significa ser un perdedor en estos tiempos de ganadores rompedores? Un ganador hoy día es un deportista, un político, un hombre rico, un emprendedor, un luchador, un padre de familia feliz, esos y un largo etcétera de ganadores a los que la vida tiene preparados una vida estereotipada y sin interés alguno dentro de los hombres que salimos un poco de la vertiente de los normales. Sin ningún interés, sin correr riesgos, sin obligaciones, con ideales trasnochados, sin rasgos que lo encasillen, sin cicatrices que lo acondicionen, o sea, un ser corriente. A diferencia de los ganadores, los losers (perdedores) soñamos demasiado, tanto que entregamos nuestras vidas a causas perdidas muy de antemano, también nos gusta la gente interesante, esa que se parte la cara con la vida, un Jake La Motta, un Travis Bickle, un Sid Vicius, un Ernest Hemingway, un Paco Rabal, un Francis Bacon, un Miles Davis, etcétera, etcétera y etcétera. Nos gusta mojar la insatisfacción en vicios, o no, nos gusta devorar literatura sobre perdedores al uso, o no, nos gustan los bares de carretera, o no, nos gusta la vida silenciosa de los cementerios, o no, nos gusta trabajar para vivir la vida y no vivir para trabajar, o no, el loser no sueña con chicas cursi con aires de grandeza y que luego resultan caprichosas y tontorronas, o seudo ganadoras de la hipersensibilidad que son unas tacañas en cuestiones de diversión o tecnología que facilite el trabajo. Me gusta la vida de los perdedores, de esas personas que van al psiquiatra, de esas personas que se atiborran de hidratos de carbono y luego se echan su gran siesta, me gustan las madres solteras, me gustan las mujeres abandonadas por el tinte, me gustan las mujeres que cometen locuras por amor, me encantan los matrimonios interraciales, los matrimonios que no quieren tener hijos, o lo contrario, que tienen muchos hijos y viven en caravanas, me encantan los lugares que no frecuentan los que apestan a perfume caro y visten Armani porque sale por la tele, odio los fanáticos del fútbol, odio los exfumadores que odian el tabaco, odio los que no se arriesgan a tener una relación esporádica, salvo cuando tengan pareja, soy fiel como dicen todos los hombres, soy amante del café americano aunque soy europeo, soy un outsider que fuma y que bebe alcohol, odio el juego, me gusta la buena literatura, odio los poetas herméticos, odio las guerras, me encanta andar en calcetines por casa, no me gusta la Navidad, soy todo aquello por lo que vale la pena perder, y tú, o él, o yosotros no os atrevéis a mover ni un dedo.
Llega la Navidad y con ella llegan todos los fantasmas que han estado recluidos todo el año. Haces una comparativa entre las Navidades de antes con las de ahora y llegas a la conclusión de que sobra gente. Yo soy una persona con mis manías, que se acrecientancon los años, pero se suman a la familia intrusos con otras costumbres, con ciertas perversiones, que saben mover el tablero de la maldad con más astucia que la tuya, y estás atado de pies y manos, pues quizá el intruso sea éste que les narra y los demás conspiren en un juego donde unos con otros se pisen los pies de barro, y el final no lo conoces pero lo intuyes, lo único que consigues es que pierdas el juego y te trague el barro, y tú solo te lamas las heridas mientras que en tu soledad rememoras los fantasmas que te hirieron. Es una lucha que antes de las Navidades o en cualquier otra festividad ya la tienes perdida de antemano, porque revelándote haces daño a quien quieres, y aún revelándote los que quieres se decantan a la contra de tu lucha cuasi personal, y es una injusticia que en todas las caras de tu familia siempre habrá un perdedor y ese perdedor es quien menos entiende las reglas de ese macabro juego, donde debes ver, oír y callar; ese perdedor siempre serás tú. Siempre son los locos los culpables y los perdedores de todo perverso juego especulativo, es como luchar contra el aire, no lo ves pero lo sientes, no tiene visibilidad pero es palpable, es luchar por una causa que no existe, son molinos pacíficos en apariencia pero gigantes nocivos bajo el negro terciopelo de la locura. Somos Quijotes maltrechos que en pos de la justicia acabamos mordiendo el polvo y somos de la gran novela del mundo el estigma incurable y perenne de la locura junto con la risa fantasmagórica y vil del lejano espectador que dispone de las reglas del tablero. Lleven la fiesta en paz, y mi consejo es que se rían del juego pero sin tocar el tablero, en esta vida la única derrota es que todos subimos y también caemos, esa es la única parte justa del juego, se nos da la vida, pero también se nos da muerte. Entregarse hacia la bondad es el único camino por el que trazar, si caen entorno a una debilidad incontrolable luchen para que vuestro corazón no sea pasto de las llamas que parten desde la raíz de vuestras propias debilidades. Felices Navidades fantasmales.
Se acercaban las fiestas de Navidad y todo hacía pensar que las pasaría solo. Se decía: -Ojalá me acostara el veintiuno de diciembre y despertara el siete de enero. Él podía celebrar la Nochebuena junto con su hija y con la familia política de esta, pero se negaba tajantemente. Por pena y por muchas razones más, la hija trataba de convencerle, pero nada, el hombre no quería. A veces luchamos contra el tiempo simplemente viviendo y dejándonos llevar aceptando que las fechas señaladas llegan más deprisa o más despacio, pero llegan, como nos llega la muerte, el día llega y llegó el veintidós de diciembre y no le tocó la lotería, se dijo ya aunque tarde: si me hubiese tocado algo en la lotería me perdía del mapa toda la Navidad. También llegó la Nochebuena y ahí se vio, solo, viendo la deprimente televisión donde daban especiales (de varietés) grabados para la Navidad, con tres botellas de vino y otra de cava, había comprado jamón ibérico, langostinos, embutido selecto, un pollo a la brasa precocinado, y mantecados y turrones. El hombre era bebedor, aunque un buen trabajador durante toda su vida, su hija, la única que se preocupaba por él se pasó la Nochebuena haciéndole llamadas al móvil y él no las contestaba. Se decía a sí mismo: -Toda la vida trabajando duro para sacar una familia adelante y aquí me veo, solo delante del televisor, y tengo cinco hijos, ¡cinco! Solamente me quiere una, que por mí se preocupa. Toda la vida trabajando aquí y allá, buscándome la vida para que a mi invisible familia no le faltara nada, y aquí me veo, ahora que soy yo el que los necesita a ellos y no están, me dan la espalda. Y la que me llama al móvil quería que me fuese a cenar a casa de sus suegros, pudiendo haber cenado con sus hijos, mi yerno, y ella conmigo. Se preocupa mucho pero también me ha dejado tirado. Cada uno va a la suya. Y es que la Navidad aquí cenando solo es más triste que si fuese en otra época del año. Cenar solo he cenado cientos de veces, pero esta vez me duele demasiado. Cinco hijos, una mujer mala, un matrimonio infernal. Ella va de víctima y tiene a los cuatro hermanos con el cerebro lavado. Aquí me han dejado solo en Navidad, bueno, peor sería estar solo por estas fechas en un hospital. Pero son cinco hijos, seis contando a la bruja de mi exmujer, toda la vida pelándome el culo para sacar a estos cuervos que un día me sacarán los ojos adelante y así me lo pagan. A la mierda Nochebuena, a la mierda Navidad. Me voy a la cama. Ya en la cama se sentía gente de pisos aledaños reírse y se escuchaba el ruido de pasos y algarabía, y la música alta. El hombre no paraba de repetir: ¡Cabrones, cabrones, cabrones! Esa noche para dormir no pudo contar ovejas, contó cabrones.
Sé que escribir sobre intimidades es a veces algo aberrante, siempre y cuando se escriba sin traspasar una delgada línea, la línea de la honestidad acompañada de un pudor y un sentido común siempre que se cuente o se diga aquello que no afecte a terceras personas y que tenga algo de interés sin faltar el respeto a nadie, ni tampoco repetirse, también con un planteamiento partiendo desde la base de lo cotidiano y lo que pueda parecer al lector interesante dentro de una verosimilitud, lejos de lo verdaderamente íntimo, que no creo importe a nadie. En mi casa tengo algunas cosas que me hacen pasar un invierno y parte del otoño ligeramente cómodo y sin gastar demasiada energía eléctrica. No tengo calefacción, y sólo dispongo de una estufa eléctrica, la estufa no suelo ponerla y uso ropa de abrigo. Mis camisas de franela, mis chaquetas polares, mis pijamas de algodón, mis calcetines también de algodón y mis zapatillas de felpa son mis posesiones más preciadas para andar por mi casa. Bebo mucho café americano (más bien aguado) muy caliente y con poca sacarina, ya que soy diabético. A veces bebo güisqui cuando hace mucho frío, pero yo suelo mezclarlo con cola sin azúcar. Me parece más suave, mi estómago no soporta el güisqui a palo seco, ni siquiera con hielo, todo esto son las consecuencias de haber cogido tremendas borracheras con chupitos de güisqui y beberlos de un trago, me hice picadillo el estómago y cada vez que bebo güisqui solo (sin mezclarlo) me produce una reacción que en seguida vomito y lo odio, por eso uso la cola, para rebajarlo y no me afecte tanto. Hay gente que lo rebaja con cerveza, pero yo lo veo un exceso absurdo. Estar caliente en invierno y sin usar energía conlleva altas dosis de inventiva ingeniosa, ya que muchas veces no sólo es el abrigo lo importante, también la pitanza es importante. En algunas ocasiones uso unas mantas estupendas de poliéster que dan una calor confortable en las largas noches de invierno. No suelo usar energías en invierno, tan sólo gas para calentar el agua con la que me ducho, me suelo duchar con agua muy caliente, es lo propio. En mi casa no tengo grandes lujos, pero es un lugar donde yo me siento cómodo y eso es un lujo hoy en día. En invierno me gusta ir abrigado, comer sopas y comidas calientes, y ver vídeos por YouTube o escuchar música, también me gusta leer libros no demasiado pesados debido a que leo tumbado en el sofá y los libros con demasiado peso me incomodan. Cuando leo libros de gran tamaño suelo hacerlo en la mesa y sentarme en una silla, aunque prefiero las lecturas breves o de menor tamaño ya que me gusta el sofá. Espero que este invierno sea lo más llevadero posible, no salgo mucho, pero si lo hago no suelo alejarme de mi casa demasiado. También me gusta escribir, suelo hacerlo en mi tablet. Uso unos guantes con los dedos al aire, y suelo escribir con una sola mano, con la otra sujeto la tablet. En fin, la vida en un hogar en invierno es así para un ser no complejo en demasía pero con aprecio hacia las cosas sencillas, los placeres sencillos, pero no tengo queja. Tengo un techo y soy feliz a mi manera, pasen un feliz invierno que parece ser frío y largo, lo que es menester que no nieve, con la nieve las carreteras y las aceras parecen pistas de patinaje y son un auténtico peligro. Sean felices dentro de lo que se pueda, la cosa es no envidiar a nadie, no alegrarse del mal ajeno, y tener la mayor paz posible, éstas son las claves para comenzar a vivir con plenitud, o eso creo.
¿Por qué son tan mediocres las últimas actuaciones de Miles Davis en festivales donde parece haber inventado jazz Free? Hay que aplaudirle por sus primeros discos y por algunos otros (discos de estudio) en su etapa última, su etapa con John Coltrane, etcétera... su tema Générique es estupendo, su especial versión deAutumn Leaves, y su mítico So What, su gran tema vertiginoso a la vez que con mucho swing es E. S. P, su gran maravilla Time After Time, y su encantador Bye Bye Blackbird, homenajeando a Charlie Parker “Bird”, sin duda Miles es un mito fundamental en la historia del jazz, aunque él no quisiera llamarlo jazz, tengo que decir que me encantael Miles Davis de sus vídeos primeros en YouTube, si lo comparamos (aunque las comparaciones sean odiosas) con Chet Baker por ser de la misma generación, Miles era mejor trompetista que Chet, pero Chet tenía una voz suave y sensual que Miles no tenía. Un caso distinto es John Coltrane, me encanta su My Favourite Things, y el disco Olé (1961) está entre mis cosas favoritas, aunque se anticipó por dos años Miles con Sketches of Spain (1959), el disco de Coltrane lo encuentro muy escaso de canciones, cosa distinta es el de Miles, que el único tema que me gusta del disco es Blues for Pablo, tema que le dedica a Picasso, aunque los otros temas son innovadores y se expone como un Miles distinto, con buenas e interesantes apuestas. Sobre el Olé de John Coltrane puedo decir que músicos españoles se han visto influenciados por él. Por ejemplo, en el disco Lorquiana de Ana Belén, disco con canciones populares y poemas del poeta granadino Federico García Lorca, en la parte de Canciones Populares hay una canción llamada Zorongo Gitano, esa canción es un arreglo con influencias de Olé de John Coltrane. Últimamente el jazz se ha vuelto más internacionalizado pero por aquellos tiempos en que grabó Coltrane Olé, daba razones por las que pensar que se adelantó a su época. Un trompetista bueno es Wynton Marsalis, por YouTube anda un vídeo de él y su orquesta en el Marciac 2009, es una maravilla, es swing en estado puro. No quiero dejar en el tintero a Julien Lourau, es uno de los saxofonistas franceses de gran repercusión en el panorama del jazz contemporáneo, vale la pena oírlo. También está la versión del Adiós Nonino de Astor Piazzola interpretada al piano por Chano Domínguez y a la guitarra española Tomatito, una delicia. Oigan jazz, música que habla sin palabras cuando las palabras dan paso al silencio, que se llena de música viva por doquier con el jazz en estado puro.
Decía Roberto Bolaño que cada lector tiene la librería que se merece, yo debo ser afortunado y por eso debo estar agradecido, ya que debajo de mi casa hay una magnífica biblioteca; leer gratuitamente, qué gozada. Gracias a esta biblioteca he podido leer casi todo lo que les he pedido, también lo que he ido encontrando en sus anaqueles. Tiene libros enciclopédicos, la prensa del día, revistas sobre temas diversos y libros catalogados por géneros, videoteca rica en DVD’s y mucho material audiovisual. En la biblioteca también se vota en tiempo de elecciones. Yo suelo ir un día a la semana que es cuando abren por la mañana, también tienen un buzón amplio para depositar los libros que debas entregar, imagínense qué gran comodidad. Aquí en Torre- Romeu vivo bien, aunque es un barrio de muy mala fama. Pero no es tan fiero el león como lo pintan. Antes de que me dieran la vivienda yo les decía a todos que me habían concedido una vivienda en el barrio de Torre-Romeu, cuando les hablaba sobre el barrio la gente decía: -Menudo barrio, barrio conflictivo, bla, bla, bla; siempre se opina muchas veces desde la ignorancia. También hay un Centro Cultural que preside mi amigo Juni, hacen actividades y cierta vez me ofrecieron sus instalaciones para hacer una exposición, exposición que visitó muy poca gente, y el que lo hizo se diluyó en el agua de la indiferencia. El centro ambulatorio es bueno, mi doctora es la Dra. Celada, una gran médica, se interesa por tu estado de ánimo, no le da pereza mandarte para hacerte pruebas, ya que lo hace dando a cada paciente las soluciones que su salud requiere. En este barrio hay fibra óptica, hay farmacia, estanco, fruterías, varias panaderías, churrería, hay hasta una administración de lotería, y se debe tener en cuenta que cuando se originó, allá por los años 50, era un barrio de cuevas y chavolista, era un barrio de emigrantes andaluces, murcianos y extremeños, barrio que siempre ha luchado desde el asfaltado en las calles, los servicios de electricidad y agua, de alcantarillado, y se hacían asambleas vecinales en tiempos de dictadura. En fin, una maravilla, una maravilla gracias a la lucha de hombres que no se cansaron de echarse hacia las calles con una consigna obrera y consiguieron cosas de las que debemos de estar agradecidos, por su lucha y su buena convivencia. Cada vez hay más gente que viene a este barrio. Gente de distintas culturas, de distintas etnias, de religiones distintas. Este barrio tiene iglesia, culto evangelista y mezquita. Barrio obrero, luchador, y solidario. Un barrio al extrarradio de Sabadell (se puede decir que es una pedanía) pero muy variopinto y alegre. Los miércoles por la mañana hay un mercadillo, hay distintas entidades culturales, un barrio que acoge a gente de otros barrios, un barrio en común y un ejemplo de igualdad.
Tengo una lucha, casi personal, con la dialéctica de esta España plural de la que todos debemos estar tan orgullosos y unidos. Por ejemplo, no soporto a las personas que mimetizan su acento, me gusta la gente sencilla, auténtica, que no se avergüenza de sus orígenes; no soporto a los hijos de andaluces que cuando están con sus padres hablan con acento de Jaén y cuando están con amigos del norte cambian el registro y hablan seseando. No, no lo soporto. Al igual que aquellos del norte que se comen eses para parecer más de extrarradio, incluso para mofarse de la gente del sur. No, tampoco lo soporto. Esto no quiere decir que no sea tolerante, sí lo soy, quien me conoce puede atestiguarlo. Una cosa es hablar y otra cosa es escribir. Cierto es que seseando se vocaliza mejor y se trata bien al idioma, pero debo decir que orgulloso estoy de mis orígenes, y orgullo debe sentir todo el mundo con apego a lo suyo, y por ende, respeto como pago.
Capplannetta tenía un amigo con el que ensayaba flamenco-fusión. Este amigo estaba con una chica pianista de jazz, el amigo se llamaba Xavi, su novia, Gemma, a Gemma una noche le tocó hacer un bolo (pequeña actuación) en Barcelona, en un piano bar en el centro de la ciudad. Gemma tocaba el piano (divinamente) en un trío de voz, contrabajo y piano, esa noche tuvieron que ir a buscar con el coche de Gemma a la contrabajista Txell, una chica seria pero muy guapetona, allí en el piano bar se encontrarían con la cantante, la cantante, una excelente intérprete con influencias tipo Ella Fitzgerald, Billie Holiday, Etta James, etcétera, era catalana, aunque cantaba en un inglés fluido. El contrabajo es un instrumento que no suena muy fuerte pero de grandes dimensiones, y en el Dos Caballos de Gemma no cabía tremendo trasto, se le ocurrió a Txell que alguien fuese con ella en su moto y que aquel que fuera de “paquete” tenía también que portear al gigantesco armatoste; Xavi se fue en el ridículo coche con Gemma, ¿a quién le tocó la pejiguera? A nuestro amigo Capplannetta, por supuesto, ya ven a Txell y a Capplannetta sorteando el tráfico con el contrabajo dichoso y todo Dios mirándoles. Era un espectáculo aquello. Capplannetta se acordó de Charles Mingus, de Avishai Cohen, y se dijo: -cómo sabe Marcus Miller, que eligió el bajo en lugar del contrabajo. Txell tocaba el contrabajo mejor que conducía, y Capplannetta estaba compungido por el miedo, más bien aterrorizado. Sentía que si tuvieran un accidente la parte peor iba a ser para él, así que trató de guardar la calma e intentar de llegar a su destino. Al final tuvieron una velada que estuvo muy bien, hicieron un buen concierto, luego había que volver pero el alcohol que bebieron les dio valentía y predisposición. Txell le dio las gracias dándole un beso en la mejilla, Capplannetta iba a pedirle el teléfono pero tenía novio. Nunca más, se dijo Capplannetta. Después del trabajo arriesgado que le dio esa noche el ataúd por contrabajo que poseía la gran artista de Txell, Capplannetta no se comió un rosco. Cosas que tiene el jazz, vives peligrosamente, el vértigo de esa noche lo hizo inolvidable.
Resulta obvio decir que el tiempo de la tecnología analógica ahora claramente tiene una función de coleccionista (también contemplan funciones artísticas postmodernistas sorprendentes y dispares) en algunos casos. Debido a que las nuevas tecnologías, incluyendo desde el World Wide Web, la fibra óptica, la programación en software libre, como también las grandes corporaciones tecnológicas (aceptemos el hecho) están creando un mundo más conectado, más entretenido e inclusive más pequeño. Ha cambiado la manera total de ver televisión, ya que ahora puedes elegir qué ver; se sabe que existe el contenido spam pero también existe mucho otro tipo de contenido interesante en la red. Ahora el que se aburre es porque está saturado de entretenimiento en Streaming o porque tiene inquietudes de cualquier otra índole. Mis padres por ejemplo, se han adaptado al mundo de las nuevas tecnologías de manera plausible, y consumen a coste cero todo un sinfín de contenido digital. Esto ocurre con gente que ha vivido los años de entreguerras, ¿qué no será posible con los nativos digitales? Estamos experimentando un alto nivel cultural (no en todos los casos) que abre frentes ahí donde había vacíos culturales. También han cambiado nuestras bibliotecas, nuestra manera de vivir en casa, en el trabajo, nuestra manera de comunicarnos, por eso es esencial que no pongamos al campo llaves, aunque tampoco debemos tolerar el libertinaje tóxico. Si hacemos más hincapié en el software libre y liberamos la red de todo monopolio opresor, Internet será un apacible lugar donde pasar ratos de ocio y de lucha hacia un mundo más justo. Es obvio decir, además, que si estamos en una sociedad de consumo las grandes corporaciones de Internet ofrezcan sus productos a precios competitivos, como también huelga decir que no tienen porqué los programadores de software libre trabajar gratuitamente. Aunque sí se debería repartir la riqueza (aludiendo al tema político-social) en pos de un mundo más necesariamente justo. En primer término los europeos y los estadounidenses (también los ricos empresarios chinos, rusos e indios) deberían de dejar de expoliar a África si no quieren que los africanos vengan como refugiados de sus países de origen hacia Europa. Si se logra este requisito fundamental veríamos menos tráfico de refugiados políticos y económicos. Dejad a África ser ella misma. Dejad al Sur ser el Sur. Debemos luchar por un mundo más equiparado y no tan acaparador. Luego está el tema del calentamiento global y la deforestación y la contaminación de los mares. Nos quedan muchos frentes pendientes y muy poca voluntad de que la cosa vaya a mejor, y eso no es otra historia, es la historia del presente.
Ahora yo me pregunto, ¿con estas premisas estamos preparados para la cuarta revolución científica e industrial partiendo de la base de las humanidades? Yo creo que no nos convertiremos en bloques de hielo ni en ciber humanos que den la espalda a las humanidades, aunque sí seremos un foco de tóxica atomización y misantropía. Yo creo que en tema de cultura, humanidades y filantropía también tendremos un frente pendiente. Las instituciones tienen que hacer políticas de congregación, de reciprocidad entre las personas, políticas pensadas para que las gentes salgan de sus hogares y se socialicen, ya sea por medio de la cultura en común, también de la reivindicación de una sociedad más culta, y todos estos instrumentos utilizarlos para la propagación de los bienes comunes en el sentido práctico de conocer al otro, al distinto, al diferente. En esto intervienen factores institucionales y familiares, que dicho sea de paso, es una institución en decadencia, ya no solamente culturalmente hablando, sino dentro de ámbitos psicoafectivos, alimentados también por la educación y la buena praxis emocional; se puede llegar a crear sociedades modernas que sean ambientes de paz y participación donde se comparte, se creen vínculos de costumbres compartidas y no competitivas. En definitiva, una vecindad unida y en armonía. La Mixtura es el futuro.
Si buscas mi nombre en Google, el que consta en mi partida de nacimiento, el que consta también en mi partida bautismal, ahí encontrarás alojado en las entretelas a Capplannetta, y si buscando en Google buscas Capplannetta ahí conocerás más de mí, que yo de ti. Yo no pretendo saber cosas de la vecindad que conmigo convive, aunque mi vecindad sí sabe cosas sobre ese tipo raro (que soy yo) que es su vecino. Los vecinos antiguamente compartían, se relacionaban, se saludaban en las puertas y en los rellanos, también en los ascensores, en el parking, ahora no, ahora crean cierta psicosis como envoltorio de breves dosis de ansiedad. Sobre todo para mí que soy un poeta (con vuestro permiso me apropio del artesano nombre común) que pone adjetivos a los verbos y sustantivos a los pronombres y las preposiciones, conjugo verbos (a veces no con mucho acierto) y demás martingalas lingüísticas en pos de una afición que tiende más al realismo que al escapismo. Yo en mi escaparate de escritos, reflexiones u opiniones, donde me expongo en este alter ego que me inventé de niño para denominarme en mis juegos donde me soñaba jugando a un astronauta de espacios lunares donde mi madre sacaba el polvo a muebles y a rincones mientras tanto, yo, este inocente perseguidor de proezas espaciales, donde era cap y también cúa, me expongo, sí, aunque no es exhibicionismo, pero todo tiene una explicación o una firme coartada. No creo en la ficción, me asusta la sombra de la imaginación y la pretendo en su justa medida. Demasiada imaginación crea Napoleones que creen hacer revoluciones de clorhidrato de caramelo, también crea fantasmas con demasiada tendencia a aparecerse; aunque decir la verdad también los crea, ya que si te lee tu vecino y éste sabe más de ti, que tú de él, entonces entramos en un juego injusto y con una gran ventaja (frente a tu rival en la competencia y en la incompetencia) de la que se hace el dueño total el que te lee de tu vida privada que te hace vulnerable y criticado. Injustamente además, porque no toda la autoficción es real y no toda la realidad es única, cada poeta vive su propia realidad, como dijo Nietzsche. En fin, pero tengo que alegar que no en todos los campos soy cobarde, solamente soy cobarde en los estadios donde no conozco las reglas del juego.
Nevando en la Guinea es una revista un tanto singular si la comparamos con otros medios culturales de no menos audiencia y credibilidad. Un mes de junio del año 2008 nació Nevando en la Guinea con muy poca experiencia yo (Capplannetta) y algo más Juan A. Herdi. Debido a que nuestra amistad, con mayor o menor frecuencia en encuentros, remonta desde el año 1999, que fue cuando yo iba a las tertulias de la Revista Catarsis, nos hemos visto las caras siempre cordialmente. Juan A. Herdi es un ratón de biblioteca (si se me permite la semejanza) debido a que acumula, regala, dispersa, propaga, y difunde literatura adonde quiera que va. Es una fuente idiomática y un erudito que encierra saberes variados. Tanto en la conversación como en la escritura se puede entrever toda la riqueza cultural que posee y nunca dejará de sorprenderte. En principio la revista que coordinamos juntos se publicaba cada semana. Después pasó a publicarse cada mes, y luego cada tres meses. Incluso llegamos a disfrutar de una web donde publicábamos vídeos, entrevistas, artículos y ensayos breves que íbamos agregándole. También llegamos a hacer radio por Internet en un programa con el mismo nombre que la revista. En el 2014 dejamos de publicar por crisis en temas de discrepancias, hay que aclarar que él trabajaba (cosa que sigue haciendo), y las ganas y la voluntad que entonces ponía no eran las mismas que los dos ponemos ahora al unísono, aunque esa es otra historia; la revista se publicaba en un PDF sin ninguna imagen ilustrativa y en negro sobre blanco, cosa simple, sí, por eso yo trato de justificar esa simpleza con que era más caterva que revista. Aunque llegamos a hacer entrevistas y la revista-caterva estaba bien vista en los ámbitos literarios, nos faltaba ilusión, ya que entramos en una rutina que nos llevó a tomar la decisión de dejarla. Nos perdimos la pista hasta mayo del 2018. Después retomamos de nuevo el proyecto que empezamos juntos, aunque ya más enfocados en una coordinación más ambiciosa, más experimentada y con muchas ganas. Le hablé del proyecto a mi amigo Juaníbal Reyes Umbría de la Agencia literaria del Sur y se ofreció para participar, entonces esa decisión cambiaría el sobrenombre de caterva y ya sí era una revista literaria digital.Yo se lo conté a Juan A. Herdi y quedó encantado. Y esa es la historia en definitiva, ya que a partir de ahora cada número es mejor que el anterior, cada trimestre una ilusión nueva. Ahora la revista se diagrama y se edita en Venezuela, país que culturalmente está impartiendo su propia revolución paralelamente de la política. Nos vemos en la red.
Para no entrar en una dinámica de tedio y de rutina las aplicaciones de computadoras y de dispositivos móviles están pensadas para cambiar constantemente, en cada actualización, en cada interfaz, en nuestra manera de usarlas. No nos dejan acostumbrarnos a una manera de interactuar para que éstas no nos cansen y así tenernos hiper-conectados de por vida. Nos acostumbramos a cómo manejar un dispositivo o un ordenador personal y cuando ya estás adaptado, te vienen con una actualización novedosa con alguna chuchería tecnológica (para atraernos haciéndola atractiva) y la actualizas y te cambian la forma en que ya te habías acostumbrado a su funcionamiento, para que tengas que empezar de cero y no caigas en rutinas. También está el tema de la obsolescencia programada. La obsolescencia es un invento de la primera revolución industrial, y a las puertas de esta cuarta revolución industrial (o revolución digital) no iba a ser menos que la obsolescencia programada hiciera acto de presencia en toda la martingala tecnológica a la que dedicamos ocio, cultura, costumbres, medicina, trabajo y descanso. Y la política no iba a ser menos. Todo tiene fecha de caducidad. Hasta el producto no-perecedero se diseña ahora para que deje de serlo. Vivimos tiempos difíciles aunque nos lo envuelven en una zona de confort que nos atomiza y nos aísla de todo aquello que puede revelarse. Salvo cuando estás enfermo psíquicamente y no tienes otra realidad que la de encadenarte a la tecnología. También los enfermos fisiológicos y con otras dolencias que afectan a los sentidos están siendo tratados con tecnología que con el tiempo se reemplazará por otra de mayores y mejores características. En fin, no quiero entrar en rutinas que cansen al lector.
Yo no te culpo de tu agravio comparativo con olor a rancio, no te culpo de las nueve risas a mis espaldas, no te culpo de los siete pasos que me separan de tu mirada, no te culpo de que un sábado noche no tuvieras Coca-Cola en tu bar, no te culpo de tus ignorantes culpas que en mí arrojas, no te culpo de las maldiciones y de los vasos vacíos repletos de indiferencia ¿no tienes bastante con meter la lampa donde no te llaman? No te culpo de que me niegues, que me critiques, que me increpes, que me huyas, que me desprecies, que me acuses, pero el mío corazón, mi corazón sin nadie, mi corazón que no mira, mi corazón asustado, tambaleándose como un borrachito de silencios, arrullado por la nana de la hipocresía, menospreciado por la ceguera de la mayoría, ninguneado por la casposidad de los que buscan consuelo en un erial que fue jardín, mi corazoncito ¡qué pena me da ese animal con los ojos tapados! Ese mordisco de una boca mellada, ciertas dosis de locura se apiadan de mí corazón de niño, de niño, niño chiquito y sin caricias, sin besos y sin abrazos, solo estoy en esta tarima de miradas de sedienta distracción por disimulo, de víctima de una canción que ya conocen, de mi corazón que no se diga nada, chitón, que no se diga una mentira sin las doce verdades que la preceden, silencio, silencio, silencio.
Murió éste de un infarto de miocardio y al morir estaba escribiendo en su tablet, murió sin tener descendencia, los familiares y la ambulancia lo encontraron muerto aunque con su tablet entre las manos. La tablet estaba recién cargada y encendida, además de desbloqueada. Una hermana de éste, una vez venido el juez y tras haberse llevado el cadáver el servicio funerario, pudo comprobar que a lo largo de su vida había comprado música, películas y e-Books a través de Internet, además de una extensa videoteca, biblioteca y CD’s de gran valor en formato físico. Ya que el apartamento donde residía el fallecido era de alquiler, en las cuentas no había dinero, pues éste vivía muy precariamente, y los dispositivos móviles estaban bloqueados y solamente se podían desbloquear a través de contraseña, solamente pudieron heredar de éste un smart tv ya viejo, y alguna cámara fotográfica, y su patrimonio intelectual. La hermana de éste se preguntaba ¿cómo tener acceso al patrimonio digital de su hermano fallecido si cuando acabara la batería de la tablet ya no podían visualizarlo? El patrimonio tenía una contraseña que desconocían, y la batería ya había llegado a su fin, la tablet se había apagado, y tampoco conocían la contraseña de desbloqueo. En el intervalo de tiempo que estuvo la tablet encendida pudo comprobar que el patrimonio de éste en sus dispositivos: cine, música y libros de todo tipo, y un largo etcétera en aplicaciones valiosas. Al cuñado de éste se le ocurrió contratar los servicios de un hacker, un hacker blanco. Buscaron y buscaron pero ese mundo era un mundo repleto de secretismo y temían que pudiesen éstos apropiarse del material. Por televisión vieron a un hacker blanco que daba consejos a cerca de la seguridad cibernética. Se pusieron en contacto con él, hecho que no les fue fácil, y le explicaron el problema. El hacker blanco les dijo que sí podía recuperar todo el patrimonio digital del fallecido pero este trabajo requería discreción y una buena cantidad de dinero que cuñado y hermana no estaban dispuestos a pagar, así que se negaron. Con los datos y la información que le dieron los familiares y las maneras de conseguir contraseñas y datos ajenos que el hacker blanco tenía se puso a indagar en la información que el fallecido poseía. Descubrió muchas cosas interesantes: su afición por la literatura, donde solía comprar e-books por Internet, consiguió datos de acceso a cuentas de cinematografía online, consiguió su música adquirida en la cuenta de Spotify, y mucha obra de éste escrita a través de la tablet. Se calló, silenció su gran descubrimiento cibernético, cosa rara en un hacker blanco, ya que era creyente del acceso universal a la información y gran activista del software libre. Ya que como la familia de éste se negó a pagar por el acceso al patrimonio digital de su hermano, decidió quedarse él con tan rico patrimonio digital, y leyendo la obra literaria comprobó el hacker blanco que era un tipo interesante el fallecido. Decidió no decir nada y quedarse él con ese patrimonio ya que esa información era algo valiosa, y no lo compartió ya que todos lo consideraban como un modesto patrimonio sin importancia. A carcajadas reía el hacker blanco: ignorantes, pensó, buitres de la propiedad privada, no es así cómo se debe tener respeto por una información de un ser supuestamente querido.
Recuerdo, cuando era niño e iba de visita a la casa de ciertos familiares,siempre antes de entrar al apartamento, te ofrecían unos trapos secos para ponértelos debajo de los pies y andar por todo el piso arrastrando los pies, ya que le habían dado cera al suelo. Eran unos suelos brillantes y relucientes, y arrastrando los pies por aquellos suelos llevando los trapos debajo de los pies parecíamos ser una especie de patinadores torpes, todos y cada uno con un trapo debajo de cada pie. Qué suelos más brillantes, recuerdo el olor a café de las tardes de domingo y esos suelos relucientes donde andar con los zapatos era pecado. Un pecado descartado de cualquier mandamiento divino. En esta familia mía son todos muy limpios. Mi madre por ejemplo, limpia el suelo y limpia el polvo de los muebles cada día de su vida. ¿Para qué tanta limpieza? Son los 60m2 más limpios de todo el vecindario, mujeres esclavas de un suelo brillante, mujeres atadas a sus maridos, hijos y nietos, luego hay que cocinar, hacer la colada, trabajar de ama de casa es más cansado que otros trabajos, siempre para mujeres la tarea, sin duda es un trabajo de superhéroes. ¿Qué se puede esperar de una sociedad patriarcal? Solamente me queda esperar un homenaje para esas mujeres de lucha diaria que no desfallecen jamás.
Llevo ya años sintiéndome al margen de la gente “normal”. ¿Y qué es ser normal? Ser normal para mí es estar en una élite de gente que hacen fiestas y se relacionan entre sí, hacen parejas entre la misma pandilla de amistades, comparten equipo de fútbol y comparten ropa de marca, música preferida, van a la misma universidad aunque hagan distinta carrera, se divierten mientras que se exponen en las redes sociales, se ríen de las mismas tonterías, a éstos no les importa reírse del más débil con tal de pertenecer al rebaño de carácter socialmente aceptable, tienen coches donde no permiten que nadie fume, celebran San Valentín, van a bodas donde luego bailan con música comercial, se van de cena y comen hamburguesas gigantes, no sé, gente aparentemente feliz. Yo no siempre he estado condenado al ostracismo, aunque no viajo, no voy a fiestas, no voy al cine, no salgo, no tengo relaciones sociales, yo sé lo que es divertirse sin ninguna sustancia y con poco dinero. Pero estas personas contemplan el mismo acicate (si se me permite el término) elitista donde la gente como yo, un outsider en una casa de cristal, solamente tiene acceso a un tipo de gente como él o que están en proceso de toxicidad. No es que los envidie, siento una leve frustración debido a que ahora el atropello que está en boga es el de la felicidad, siempre artificial y desprovista de humanidad, consumista y cargada ésta de estereotipos vacíos de magma intelectual, impuesta y casi imposible, mezquina y cruel, donde se estigmatiza al enfermo psíquico. No me considero loser (perdedor), aunque pueda parecerlo, no estoy alcoholizado, no tomo drogas, soy creativo, soy tolerante, puede parecer presuntuoso pero lo contrario al término loser no me engatusa ni me fascina como al resto de grandes ganadores que viven en una burbuja y acaban siendo juguetes rotos de la sociedad, mirlo blanco-cisne negro. La felicidad de ahora es tener, comprar, la propiedad privada, es vivir en sociedad, tomar algo en las terrazas al aire libre, viajar de vez en cuando, salir en veladas de música de orquesta, participar en las fiestas populares, que te envidien, sea como sea, no les importa los que nos quedamos sin recreo todo el año y vemos pasar el coche del general a toda velocidad por el pueblo de Comala, aludiendo al cine del gran Berlanga y su film Bienvenido Mister Marshall,y también a la novela del escritor Juan Rulfo y a su Pedro Páramo. Los outsiders de ahora viven una vida de misantropía, si ya la estrategia de la clase política y las grandes corporaciones es alienarnos más, atomizarnos a cada cual en su (des)medida, en el caso del outsider la soledad es doblemente asfixiante, se nos atribuye el adjetivo de tóxicos pero yo creo que la toxicidad de las personas no es atribuible a su carácter o a su razón de ser, muchas veces la provocan aquellos que viven una vida de felicidad a costa de la piedra que lleva arrastrando ese outsider. Y con esto que estoy diciendo, aunque es algo que ya he reiterado en otros Post anteriores a este, insisto en lo vulnerables que nos hace el fantasma del derecho a la felicidad absoluta. Dejemos que el tiempo o el azar nos introduzca en el camino y busquemos la paz de los cementerios en nuestros corazones, ya que (para que sirva de consuelo) allá en los cementerios todos estaremos en la misma clase social, y todos, anónimos o ilustres, criaremos malvas y el mañana será ese, ese porvenir que nos ha de llegar lo queramos o no, porque la vida se acaba y no quiero repetirme, quiero leer mucho, escribir lo suficiente, divertirme en cada cosa que haga, prefiero hacer el amor antes que tener sexo por sexo, vivir en paz solo o en compañía, tener amigos, tener ideales, oír música buena, ver cine bueno, y un sinfín de cosas que puedo realizar sin necesidad de una felicidad prefabricada.
De todas las cosas que me repelen (que son varias y variadas), la que más, son los actos sociales. Cuando he hecho una exposición nunca he tratado de explicar mi trabajo fotográfico y siempre he intentado de eludir toda explicación. Me molestan los actos públicos. Una de las razones es el compromiso y la responsabilidad que éstos conllevan. Siempre intento evitar cualquier atisbo de socialización, ya que me invaden unos nervios y una tensión, en las cuales, no soy realmente yo, y para andarme con hipocresías y falsas apariencias prefiero eludir este tipo de actos que me producen reacciones adversas. Antes iba a presentaciones de libros, a recitales poéticos, a spoken words he ido a alguno que otro, pero siempre ha sido un acto de heroísmo el tener que aguantar dar explicaciones o recitar delante de un público con las emociones candentes, esperanzados también en pasar un rato agradable, pero lo que más me duele de todo esto es que esperan una ilusión nueva, una emoción a prueba de bomba, que yo no estoy dispuesto a dar, y no es que yo no quiera, es que no puedo ofrecérsela. Ya me gustaría ser la alegría de la huerta, pero mi pudor, mi timidez, porqué no decirlo, mi miedo escénico, me somete a cierta torpeza en la que no quiero revolcarme. A veces he ido a algún recital y he visto a gente exponerse y resultan patéticos, dan verdadera vergüenza ajena con sus exageradas puestas en escena tan deliberadamente sobre actuadas. Prefiero irme de juerga, aunque acabe bebido y asquerosamente perjudicado. Ahora que recuerdo, hace bastante tiempo que no me voy de fiesta, pero no me refiero al típico festín de bodorrio soez y cínico que ahora están en boga, no, me refiero a una fiesta de baile, desenfreno y plagado de alegría burbujeante que sólo quedan ganas de echarte a dormir cuando acabe. Esa vida social es la que a mí me va. Los cenáculos literarios están repletos de apariencias y esnobismos culturalistas que resultan aburridos muchas veces. En fin, pasen una feliz velada, sea ésta de alto copete o una barbacoa con unos amigos, el caso es reunirse con la gente, reír, bailar, comer, beber y tener sexo, aunque sea por una noche, pasarlo bien es lo importante. Socializarse no es lo mismo que un acto o un evento social, socializarse es la quinta esencia de la alegre vida de filántropo, no seamos misántropos, a estas alturas no vas a ir de aguafiestas, sería imperdonable.
No se debe escribir nunca desde el resentimiento, y mucho menos cuando te has enfadado o discutido con alguien y lo traspasas al blanco papel, donde no queda ni una pizca de pureza entre las palabras cuando la has acribillado a improperios e impertinencias. Propongo un experimento: cuando hayas discutido con alguien o te hayas enfadado con alguna persona querida, o no tan querida (también sirve la admiración o el aprecio), escribe lo que piensas sobre ella en esos instantes de enfado y cuando estés de buenas con esa persona léele lo que has escrito de él o ella y ¿qué sentirás? Yo te lo diré: vergüenza. O tal vez llegues a creer que lo que escribiste era mentira, porque escribir desde la ofuscación ciega la razón y no ver la razón es no ver la realidad y la verdad. En este aspecto diré: todo lo que he escrito es verdad, aunque pierde su valor en excepciones donde la rabia hace acto de presencia y te hace vulnerable, sobre todo si escribes realidad o autoficción, y escribir con rabia es una ceguera mayor, una ceguera que no permite discernir lo consecuente con lo elocuente. No basta con tener criterio, también se exige pudor, pudor literario. Dejemos que otros se explayen en el realismo sucio, pero yo a los que tienen la escuela de escritor en los libros de Charles Bukowski les diría, no toda la basura flota, también la hay que se sumerge en el interior en donde las entrañas se empachan de oscuridad. No todo es de color de rosa en la vida pero lo mismo ocurre cuando se critica o cuando se reseña o se hace crítica. Escribir desde la enemistad no es un fruto comestible. Tu persona se quedará en entredicho, aunque haya a quienes les importe lo más mínimo su buen hacer literario. Háblame mal de tusamigos y sabré lo que piensas de tus enemigos.
Se dice muchas veces que Dios no existe, aludiendo a ateos que de los cuales no discrepo, respeto su manera de pensar, al igual que el que dice que es agnóstico. No debo reprocharles nada ni especular sobre si Dios existe o no, aunque también estoy en contra del adoctrinamiento de la religión sea ésta de la índole que sea. Tampoco creo que Dios esté muerto, pero creo, a mi humilde parecer, que Dios está en todas las cosas, sí, pero cuando veo a esa gente con ganas de adoctrinarnos, con esas ganas de hacernos simples robots, de hacernos esclavos del neoliberalismo, de atomizarnos para las leyes injustas de mercado, cuando veo a los niños pasando hambre y necesidades, cuando veo las injustas y demenciales subidas y bajadas en los índices de bolsa de todo el mundo capitalista, cuando veo a sacerdotes pederastas, pienso que ese no es Dios. Dios puede ser bromista gamberro, puede ser un burlón y un divertido jugador de destinos, Dios puede ser un San Francisco de Asís, un Simón Bolívar, un Noam Chomsky, un Bob Marley, un Manu Chao, Dios es Los Simpsons, un Ché Guevara, un Camarón de la Isla; Dios es un profeta crápula con ganas de diversión, un bálsamo en contra de beatos meapilas y especuladores que usan la palabra de Dios, aunque esa palabra subyace en la moral de los hombres, Dios está en la nimia partícula de las profundidades del alma, él está en la naturaleza, está en el fuego, en el agua, en la electricidad, en Internet y en el azar, Dios da dinero a quien dinero quiere, Dios da paz si es paz lo que se prefiere, y da amor a quienes amor no tienen, Dios no está en una plegaria de hombre rico, Dios está en la risa mellada del hombre pobre, Dios no consagra a quien reza en la iglesia, consagra a quien hace un acto con buena fe y buena voluntad en la tierra, consagra a quien sacrifica su vida por los demás. Es verdad que todos somos hijos de Dios, y que Dios nos creó a su imagen y semejanza, y nos hizo a todos iguales pero cada uno somos diferentes entre sí. Basta de hipocresía, basta de muertes en su nombre, basta de negarlo ante el juicio de los que juzgan, Dios es bueno, compasivo, no olvida, no menosprecia, su palabra no es palabra y es verdad, Dios está en la carcajada de la envidia contra el vanidoso, Dios es un niño travieso que ríe mientras el deseo domina las voluntades, Dios no tiene rivales porque es todopoderoso, con un cabello de Dios se encaminan los ciegos del mundo, con una lágrima caliente de Dios se consagra a quien hizo el bien sin pensarlo dos veces, con un punto de luz que centellea, creo creer que esa es laverdadera puerta hacia su reino, una luz que está en el equilibrio de los buenos actos, sólo tienen acceso a ella la humanidad que fue verdaderamente humana, no es cuestión de rezo, es cuestión de dar sin pedir nada a cambio. El Dios de la infancia es el verdadero, el Dios del evangelio es un presupuesto que impone el hombre.
Por el año 2011 vi en el programa de TVE2 Metrópolis un monográfico que dieron sobre el trabajo de Daniel Canogar, un verdadero reciclador que rescata de la basura elementos electrónicos y analógicos para convertirlos en arte, o Net-Art o vídeo arte, no sabría catalogar su trabajo, pero él consigue con materiales como películas de cine de 35mm, incluso cintas de VHS, con DVDs, con mecanismos de antiguos reproductores de vídeo VHS, con mecanismos de DVDs desnudos de carcasas y otros elementos,utiliza vídeo mapping para reflectarlo en CDs en desuso, consigue un arte repleto de color y fantasía. Da vida a artefactos analógicos en esta era digital que ya están en desuso y los transforma en un arte nunca visto, maneja cartas de ajuste, monitores analógicos y demás parafernalia para lograr que la obsolescencia programada sea útil en un momento en el que ya la damos por basura, él recicla, compone, dispone y crea, sobre todo crea. Estén atentos a su trabajo, vale la pena.
No hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de que la sociedad se está atomizando, la alienación es cada vez más evidente en los suburbios, en el centro de las ciudades, incluso en el medio rural, todos estamos siendo víctimas de cierta atomización. Han invertido medios y tiempo en que estemos alienados, prueba de ello tenemos en el Informe Petras, James Petras hizo su informe para el gobierno socialista de entonces y volvió en los años noventa, y realizó una comparativa entre una década frente a otra más reciente, el Informe Petras fue el resultado de su estudio sociológico:
Si lo realizara ahora comprobaría que con las nuevas tecnologías y el esfuerzo invertido por las élites jerárquicas han hecho de la sociedad una plaga de misantropía y de atomización deliberadamente. Recuerdo que antes, hace unos años, Internet no era así, Internet era un medio de sociabilidad donde muchos lo disfrutemos a nuestra manera. Recuerdo cuando yo mismo quedaba con chicas para conocernos después de haber mantenido unas conversaciones por chat; citas que no tuvieron mucho éxito, aunque recuerdo otras fructíferas, como por ejemplo: Sociedad Cerrada. Sociedad Cerrada era una página web donde te registrabas y te hacían un examen psicotécnico previo a la cita que era en una fecha, hora y lugar secretos, y los usuarios de la Sociedad no sabían estos datos hasta el día de antes, incluso en unas horas antes, y cuando ibas al encuentro tenías que ir disfrazado, o de cualquier manera, el único requisito que te exigían era el no ir de “mirón”, no reírte, ir a tu bola, podías ir disfrazado, desnudo, podías hacer cualquier cosa sin que nadie objetase algo al respecto, eran fiestas divertidas por lugares de Barcelona en primeras ocasiones, y luego subieron de número de usuarios y también de categoría, ya que se hicieron también en Ibiza, y en otros lugares. Pero todo cambió.Poco a poco se fue diluyendo la cosa, la gente se cansó o se fueron cada uno a su rollo y desapareció web y gente (usuarios). En fin, tiempos pasados, tiempos pisados. Ahora la gente se socializa mediante otros medios, las redes sociales han elaborado astutamente que la gente cree su propio contenido para ofrecer a un público que ellos eligen, no con demasiado acierto, todo hay que decirlo, pero no se debe perder la esperanza de que otros tiempos vendrán. Quizá mejores, seamos positivos.
Hace unas semanas puse en un cartel la publicación siguiente en el muro general de Facebook: Decididamente, migro a Twitter o Instagram, en Facebook hay mucho fantasmón. Esto lo publiqué hace unas semanas, y lo he quitado después, debido a que no me he ido de Facebook por cuestiones varias, razones: la primera, que tengo una página paralela a mi perfil de Facebook, llamada LiooLi Mixturas, y la tengo enlazada con mi web en Wordpress, y a mi perfil de Instagram @lioolimixturas, la segunda, tengo la aplicación Facebook Watch con un montón de vídeos que quiero conservar, y la tercera, y más importante, porque la uso de promoción para mis libros y la revista Nevando en la Guinea. Pero una cosa es cierta, migrar he migrado, aunque no definitivamente. Tengo que decir que en todas las redes sociales hay fantasmones, en todas las redes sociales existen personas a las que les gusta presumir, también especular con el dolor propio y ajeno, en todas las redes sociales hay pequeñas comunidades que se adulan y se comentan entre ellos, incluso critican al personal, en todas las redes sociales hay trolls y nosotros nos preguntamos: ¿cómo es que si yo tengo a 500 personas agregadas solamente tengo contacto e interactúo con unas 25-30-50-70? Y eso es debido a que el algoritmo de Facebook, que hace el trabajo sucio a su gran casero, se encarga él solito de unir y desunir por maneras variadas. Solamente ves a la gente a la que pusiste un Me gusta en cierta ocasión, o la felicitaste por su cumpleaños, o porque tal vez comentaste algo, también se da el caso pero a la inversa. En Twitter no ocurre esto, supongo yo que debe ser por el espacio. En Instagram ocurre una cosa curiosa: existe gente que te sigue y después la sigues tú y al momento deja de seguirte. Luego te vas dando cuenta que tienes más Seguidos que Seguidores y es una pelea obsesiva por lo que a la gente le gusta tener Seguidores, incluso se publicitan servicios para el incremento de seguidores, en fin, es una locura. También está el factor ahora, muy en boga, de la importancia que le dan a un Tweet. Te meten antes en la cárcel por un Tweet que por robar a la sociedad. El mundo está cambiando, no sé si para peor, aunque se debe tener cuidado con Internet.
Ahora, en estos tiempos que corren, los amantes de los libros son como una especie rara. Los que disfrutan leyendo me comprenderán, ya que mucha gente se pierde lo que es el placer de la lectura, y lo que es un libro de importante para la vida de personas que debido a la soledad, por enfermedad, por amor a la lectura (vuelvo a repetir), por culturizarse, por incrementar su alma de saberes, por cualquier factor, sea éste cuál sea, la lectura es una forma de saber, de distraerse y también a modo de compañía. Cuando en esos momentos que te inunda la soledad, la ansiedad hace mella, empiezas a desesperarte y cae un libro en tus manos (incluso si vas a su encuentro), comienzas a leerlo y entonces empiezas a abstraerte entre sus páginas imaginando mundos desde tu sofá, ya sea por la mañana, por la tarde, en el silencio de la noche. Un libro es un compañero que siempre te será fiel, mientras las personas suelen fallarte, un libro no lo hará jamás, un libro es una liberación, una válvula de escape, con un libro en la mano eres poderoso, eres el enemigo de políticos, de banqueros, de jerarcas de todo tipo, porque mientras lees a la infinidad de autores que existen estás siendo contrario al pensamiento de la mayoría, y eso, amigos, es difícil de llevarlo a cabo, pero con un libro en las manos estás dando alas a tu pensamiento, y lo haces en pro de una mente libre. Los libros son cultura y un agravante de conocimiento porque te acercan a la verdad más elocuente.
Pero un libro es algo más que unas páginas de papel y una portada y una contraportada y un lomo. Un libro es arte. Diagramar, editar, y crear un libro en sí es cosa de artistas, sólo un determinado grupúsculo de gente comprende el placer que supone tener un libro de artista, o una primera edición dedicada, incluso las puedes encontrar en las librerías de viejo, aunque es triste encontrar un libro dedicado en una librería de libros de segunda mano, o compartido entre dos personas y firmado por ambas, o incluso amarillento. A mí me suele ocurrir que cuando estoy en mi modesta librería (acumulada con esfuerzo) siento placer. Puede resultar gracioso, pero cuando me veo rodeado de libros, de mis libros encuadernados en piel y con acabados en pan de oro, de mis primeras ediciones, tanto de amigos como de conocidos, de mis libros antiguos, de libros publicados por mí, autopublicados y perdidos ya aquellos archivos de los poemarios primerizos, o libros de alguna novela mala que autopublicaste en su momento, o libros regalados, que guardas con especial cariño, siento un placer tan grande que me da un subidón de endorfinas. Libros, libros, el mundo necesita pan, hay mucha hambre en el mundo, pero algunas veces en países que no tienen hambre de pan carecen de hambre de libro. Por eso, quienes regalan un libro, están siendo generosos con quien le regalas el libro. Lo malo es cuando te piden un libro prestado, se te queda un trozo de tristeza porque algo te dice que no te lo devolverán, y si no te lo devuelven da rabia, pero si te lo devuelven es señal de doble agradecimiento.
Se escribe para una mente universal, se compone música para una mente universal, se diseña moda para una mente universal, se filma cine para una mente universal, se imparte retórica para una mente universal, la mente universal está monopolizada por la mayoría, la publicidad, el diseño, las marcas, las artes, Internet, la prensa, todo, está optimizado desde la variante del estereotipo, que es a su vez un mismo patrón de la gran mente universal. Las minorías tienen su propia subcultura, y de éstas depende que se inclinen por la alta o baja cultura. La baja cultura tiene su estereotipo más próximo en la cultura pop, y lo pop se sabe que proviene de lo popular en la medida estándar de un mundo cada vez más dominado por el hecho de consumir, y por el hecho de votar en un sentido genérico a un bipartidismo imperante, sí o no, to be or not to be,this is the question, y se vislumbra el hecho de que todos/as nos conformemos y seamos unos simples ciudadanos. Pero ¿qué es la mente universal? Digamos, a bote pronto, que desde el comienzo de la civilización siempre se han impuesto las reglas como por ejemplo en tribus, en grandes manadas, o en pueblos en donde ha imperado la voz de la mayoría, y aquel que se opusiera a esta voz suprema se le desterraba, y ahora, en esta era, se le condena al ostracismo. La mente universal nos proporciona una vida sedentaria, de zona de confort, de conformismo, de cadena alimenticia, de consumismo, de medios de comunicación que se decantan por uno u otro pensamiento político, la mente universal (y no soy el único que lo ha dejado constatado) es un monstruo que se retroalimenta de su propia vorágine de consumo y se magnifican las marcas monopolizándose en lo que todos/as o algunos/as llaman “mercado”. La mente universal no sólo se manifiesta tras el capitalismo, todo el mundo, sea éste de cualquier índole, se hace material o se materializa porque se ha estudiado muy bien a los consumidores, que son trabajadores o no, y se conocen los comportamientos estudiando las necesidades de cada consumidor para crearla y crear “economía de mercado”, que es otra bestia inmunda pero que ésta acapara a todas las ideologías del planeta, y acapara todo el concepto de mente universal. Así es la cosa amigos.
Cassettes de Tony el gitano, zapatillas Adidas blancas con franjas anaranjadas, calcetines blancos de algodón, el Torete y el Vaquilla, SEAT 124 plateado, pantalón elástico Cimarrón, camisas estampadas y chaquetas de piel, verano de piscina de barrio, ingreso en el maco, el primer canuto, la primera raya, mi primer amor, firmar cada semana en el juzgado, los colegas que se fueron para siempre, bañarse en el río, nostalgia de un tiempo pasado, sé quien soy, sé cuáles fueron mis comienzos, vida de excesos, de locuras de adolescente, padres sufriendo, hubo un tiempo que era otro, ya no me conozco, no quiero recordar aquél que fui, me duele, me hace daño; sin duda, la verdadera inocencia es ignorar la verdad. La nostalgia es una verdad que con su voz repetitiva te llama y te asoma, te acerca a tu destino para recoger la flor de la noche, y entre flashes retroactivos se acuerda uno de lo que no es recuerdo ni tampoco olvido, es una patria que te tiene un viaje preparado a ninguna parte, y entre elixires y fragancias del trópico del alma, del sur que se presiente, y para ello se nace, se nace para la nostalgia y una estrella te acompaña hasta que la tarde te abraza. Cuando te abraza la tarde tu sangre y los que son de tu sangre te harán sentirte esperado.
Resulta obvio decir (los expertos en psicología y psiquiatría sustentan el argumento) que las relaciones personales son el núcleo de la felicidad. Una vida plena se basa en alimentarla con relaciones humanas repletas éstas de armonía y empatía para con los demás. Pero este tema es peliagudo: somos, la raza humana, por antonomasia, egoístas, crueles a veces, e insensatos. Unido esto a que cada vez más nos alienamos, nos volvemos ermitaños, teniendo tanta tecnología a nuestro favor, no es extraño afirmar que muchas personas son condenadas al ostracismo en todos los sentidos. Los afectos en muchos casos no tienen su razón de ser en el parentesco, ni en ser buena gente o mala gente, los afectos se basan en la buena química que puedas tener para relacionarte sin alejarte de la manada, esto se consigue siendo simpático, cordial, agradable, ya que es la base de la psicología dentro del ámbito generalizado. Yo pienso que el hecho de diferir de los demás te aleja de la plebe y te convierte en cabeza de turco de un hecho que es intransferible: la segregación de los instintos más básicos que te enlazan con la ley del más fuerte (que no resistente) siendo siempre mayoría absoluta. Es así. Denominamos a la gente de tóxica pero no sabemos que el individualismo es siempre el acicate que hace del tóxico un “impresentable” y es en ese adjetivo despectivo donde radica el error, ya que muchas veces confundimos al tóxico con el déspota, y ni los buenos son tan buenos, ni los malos lo son tanto, muchas veces el tóxico es despreciado, distinto es del déspota que te somete y se basa éste en el terrorismo emocional.
Mucha gente me puede tachar de persona tóxica al leer estos escritos que expongo, pero yo puedo contestar algo que quizá no se observa. En esta vida todos tenemos menor o mayor grado de toxicidad, los hay que son tóxicos solamente con un tipo de gente, también hay gente tóxica con un alto grado de ironía, los hay con toxicidad siendo unos hipócritas, pero lo más deplorable es que un/a psicólogo o un/a psiquiatra tache a una persona de tóxica, ya que ¿o no son éstos los que ayudan a la gente que se queja y va de víctima a tratar de superar sus problemas emocionales? ¿No son éstos los que deberían comprender los síntomas de la estigmatización en enfermos emocionalmente atormentados? Muchos son tóxicos en sus ideales, otros tantos son tóxicos y se contradicen siendo extrovertidos con gente que les supera en calidad personal, o simplemente porque les cae bien. Muchos son tóxicos en que carecen de empatía, otros tantos son tóxicos en su vanidad haciendo agravios comparativos siendo egocéntricos, otros son tóxicos con apego al dinero, normalmente el que tacha a minorías de tóxicas es un ser egoísta, y también xenófobo y elitista. En fin, es imposible enumerarlos a todos, pero déjenme decirles que se debe ser muy cauto juzgando a los demás, la toxicidad es muy relativa, y un/a psicólogo no puede juzgar, ya que todo tiene un porqué y una raíz desde la que sucede cualquier actitud presente. O quizá, estudiando la carrera no dieran una clase sobre el asociacionismo británico. No lo sé, tal vez muchos van al psicólogo/a a tratar de superar su falta de trabajo digno, cuando sería mejor afiliarse a un sindicato. Es una manera de decir que la psicología es muy relativa, y no es una piedra filosofal, ni la panacea que solucione nuestros problemas de cualquier índole.
Me han publicado (digamos mejor diagramado y editado) tres libros en cuestión de un mes, dos poemarios y una novela. Se han elaborado en Caracas (Venezuela). El primer poemario se imprimió (en teoría) el mes pasado, el segundo poemario este mes (que lo dudo), y la novela en octubre (que sería un milagro). He imprimido por mi cuenta doce ejemplares del primero de 66 páginas, también he imprimido por mi cuenta quince ejemplares del segundo poemario de 70 pp. y también he imprimido por mi cuenta tres ejemplares de la novela de 240 pp. En total he gastado unos 400€. Dinero que me ha despojado de placeres veraniegos. No me importa, todo por el arte, me he sacrificado, es evidente. Mi entorno social no lee, aunque sabe leer y escribir, pero no lee. Cuando les digo que el primer poemario cuesta 12€ y el segundo 15€ me dicen que es muy caro, que para un librito tan fino es un precio muy caro; ignoran que cualquier poemario es de esas características, así que he acabado regalando todos los poemarios porque lo ven caro, y dicen que por la novela sí me darán el precio que pido, que son 18€. Un precio demasiado barato tanto para los poemarios, como para la novela. Muchos no quieren ni hablar de libros. Otros quieren sólo la novela, los poemarios no los quieren y no han leído ni el título. Debido al coste que supone traer ejemplares (van a imprimir mil ejemplares de cada uno en teoría) desde Caracas a Barcelona, he optado por imprimirlos aquí en Barcelona por mi cuenta y ahorrarme dinero que no tengo, pero uno piensa, todo por tener lectores. Sé de antemano que en mi entorno ni se van a leer los poemarios gratuitos ni la novela a bajo coste. Sé que permanecerán en un anaquel olvidados hasta que el polvo los amarillee con saña. Quizá a alguno le despierte curiosidad y opte por leerlos, cosa que me encantaría, pero la cultura atrae a casi nadie de mi entorno. La cultura no es un negocio en el que unos cuantos se lucran y otros pocos se quedan mirando viéndolas venir, o sí. No lo sé. Lo que sí sé es que en mi entorno no se tiene ningún afecto por la poesía, y la narrativa tampoco les atrae lo suficiente, sé que si quiero un prestigio mi obra tiene que hablar por sí sola, ya que mi entorno está demasiado ocupado viendo la televisión. Déjenles, bastantes problemas ya tienen los pobres. Cada uno elige lo que le agrada al paladar y es libre de hacerlo cómo, con quién y cuándo quiera. Las veces que quieran. Viva la libertad de elegir. Olé.