Capplannetta se pregunta

Posted on 11:54

¿Porqué después de haberte dicho
aquello que en un flash habías pensado
te sientes predicho y violentado
y reaccionas con el semblante amarillo
tras este corre, corre que te pillo
que a nadie halla nunca preparado?
Será que nadie nunca oculta el brillo
de sonreír aunque sólo sea por un rato,
y encuentres tu alegría en el bocadillo
en gentes que les ayuda ese bocado
de hacer bromas que cogen inusitado 
a los amantes con su beso de tornillo
pues poco importa si hay o no hay milagro
en la felicidad de los lamecandados
si vas o vienes, si eres o no eres pardillo
y el ruido pillo no te tiene acostumbrado.
Poco importa lo nunca dicho y lo predicho
en éstas rebajas de súper mercado,
cuando a ti te va más el saldo de mercadillo
o cogerlo por unos días de prestado. 

Capplannetta niño

Posted on 8:28


Muchos amigos, novias y conocidos me han decepcionado, también hubo muchos naufragios en mi vida, y ahora que llevo cuarenta y cinco años a tu lado pienso: tú y papá nunca me decepcionasteis, he tenido discusiones pero jamás una traición, ahora te digo: Mamá, mamacita hermosa, te pido ese cariño que sólo tú sabes darme, amor con amor se paga, aunque sea un poco mayor ya (se entiende que te duela tu brazo roto, mis naufragios, mis derrotas, la vida mala), lamento tus caídas y tus tropiezos, deja una pizca de ternura en mi vestigio de sueño de niño en tu pijama rosado y quítame dudas sobre tu coraza de mujer sin miedo, esa, la que me hace temblar como un pajarillo en un puño cerrado, la que respeto sobre todas las cosas. Quisiera una madre como en la foto de mi santuario/biblioteca, sí, esa, la de la fotografía en blanco y negro, en la que papá está a tu izquierda sonriente y atractivo, y tú estás tranquila como en un feto caliente; quisiera verte sonriente como una actriz de la Paramount, quisiera verte tal y como tú eres, simpática, amable, como una rosa que se abre, como el sol del medio día; cuando te enfadas el cielo se viste de gris ceniza, suenan tambores de guerra en la batalla ciega de los guerreros de plomo, exorciza tus dolores con cabezadas en el corcho de los sueños en duermevela, quisiera ser ese niño que dejé esperándome a la salida del colegio abandonado,  quisiera ser tu alegría nueva ante tu primeriza maternidad plagada de gemidos de parturienta con dolores, ese dolor que te duele se ha hecho amo de tu risa. Pretendo ser un niño gordo de cariño, un niño tonto de caricias, henchido y aventajado en los besos de mamá preparada siempre para dar de mamar, quisiera ser un niño adentro del escaparate, y no afuera, para no manchar con mis dedos el cristal y no manchar de vaho aquello que se muestra y no puede tocarse. No quiero que te enfades, no quiero, no quiero leche agria, quiero susurros de cosquilleo, caricias parsimoniosas, quiero un te quiero sonriente, quiero un abrazo jugoso y caliente, quiero un beso sonoro y con energía, quiero que seas madre estampada en la publicidad de un potito, quiero una palmada en la espalda, aún cuando ésta sea robada, aún cuando no la merezca, quiero una caricia furtiva e inusitada, quiero ser un niño poeta, con tus zapatos de tacón puestos en mis pies cabos, quiero un empalagoso suspiro que se aviente por mi cara, quiero tu alegría aunque la persiga descalzo por la lluvia, quiero tu sazón de amor en pulpa viva y que Dios me haga la firme promesa de no cambiar tu cariño por un grito. Aunque, a decir verdad, prefiero que des gritos antes que lamentos. Te quiero mucho, mi cascarrabias con motivo, mi hierbabuena en la sopa, mi perejil en el bistec, mi cilantro en el arroz, mi Nocilla en una galleta, mi caramelo de fresa, mi nana en el silencio, mi bocado tierno, mi dulce sabor.