Posted on 2:12

A la mañana ya no la conozco, me conformo con el atardecer y la delicia de la noche. Suelo yo buscarte entre pandemias y desastres, y ya no te encuentro ni en las fotos. La Navidad confinada dicen que no es un disparate, aunque a mí me ha parecido un disparate todos los años. Seguramente tú me habrás olvidado, ya no uso aquel perfume que tanto te gustaba, y el mal aliento siempre me es fiel como el buen whisky. A veces veo una lluvia de relojes y comparo años nuevos como este, antes había que divertirse y preparar así una loca Nochevieja. Ya no profundizo tanto en los temas de la vida, así me curo en salud. No me asusto de los niños a tropel, aunque por fin no quiera ser padre de mellizos. Te equivocas si crees que todavía te quiero, aunque ya no me asombre lo que has cambiado. Esto no es un anuncio de detergente, ni es un ajuste de cuentas, ya no veo la televisión. Me engatusan los gatos que copulan, aunque tenga que huir siempre el macho alfa. No vende ir con miedo por el bulevar de despertares, no vende la misoginia ni tampoco la homofobia. Tú, en ese escaparate donde te masturbas ya no existe respeto por Dios y los sexos sin sexo. Es un mundo de oropel que te fascina, y de corcho son los decorados, y elegantes van todos disfrazados. Este año el mundo ha sido pandémico y celeste, ha muerto gente a porrillo, pero es mejor ver machos alfas con pectorales, a un inútil barrigón que ni te pone. Me duelen algunas canciones mucho más que las tentaciones que no tengo, aprendí de niño a ser cangrejo, y ando para atrás por si me pisan, el fandango, el asco, la risa. Pero soy más humano, ya no me castigo con la náusea, aunque vomite de olvido en mis noches ambarinas. No creías que un lobo como yo pudiera ser cordero, me dicen los sapos verdes, olvídala, hazte una paja, pero a mi edad no me hago pajas ni voy a Saturno en misiones espaciales. Pues ni soy cosmonauta ni me gusta alejarme de la aeronave. Me gusta el apasionante mundo de los tupperwares, y no me documento sobre delfines, ni colecciono sellos de Nigeria. Hubo una vez un hombre que te quiso y movió cielo y tierra por encontrarte, lo demás era otra historia.

A veces al hablar por teléfono debes de quedarte unos segundos en el auricular tras despedir la llamada. Descubres cosas maravillosas, encuentro tantas veces al esperar esos segundos unas grandísimas verdades, que sé lo que piensa sobre mi persona más de uno al hablar por teléfono y esperarme después de finalizar. Hay personas que tienen la costumbre de ser impertinente mientras estás hablando, cosa que interrumpe la conversación, por lo que la impertinencia es vagamente escuchada con claridad, y cuando no, a veces, se baja el ritmo de la.conversación perdiendo esta fuelle. Hablar por teléfono es cosa de gente con los pies en la tierra, ya que como te pongas a trepar serás cazado al instante, ya que el interlocutor lo notará. Es parte del lenguaje no-verbal en que consiste el hecho de mantener una conversación telefónica. Algunos poetas lo han llamado Los ojos del teléfono, ya que las pausas y el sonido audible en el entorno en sí es casi más interesante que la conversación que se está volviendo caducada como una botella de leche. Las operadoras de telefonía son unas grandes artífices en lo que a interpretar tonos de voz se refiere. Pueden saber ellas/os que según sea el tono de voz que emplee la persona receptora de la oferta o producto saben si hay venta o rechazo al empezar la conversación. Son auténticas/os magas/os en el oficio de mantener una charla, aunque algunas resulten empalagosas, otras tantas, unas elefantas en una cacharrería. Sé de gente que se lleva el teléfono al baño y mientras cagan mantienen una conversación que estando un poco atento, no tiene ningún desperdicio, o sí, quién sabe. Lo que sí sé que como se alargue la conversación y si quieres limpiarte el trasero poco importa poner el altavoz si es un teléfono móvil.
Cecilio Olivero
Poemas con nocturnidad
Ediciones Vitruvio
Uno a veces se pregunta qué sentido tiene escribir poesía en estos tiempos de Whatsapp y de redes sociales, pero también de mayor soledad. Al igual que el poeta aquí reseñado, y perdonen que me entrometa tanto, uno tampoco le encuentra mucha sensatez a esta vida cotidiana. No es baladí el comentario: la poesía en buena medida se nutre de cotidianidad y de rutinas con relación a un hipotético sentido global o parcial de la misma, de la poesía o de la vida, acaso sean lo mismo, y no son pocos los autores que han convertido la aparente normalidad, no sé si nueva o añeja, pero bien trillada en todo caso, en materia literaria con extraordinaria brillantez.
Puede resultar en definitiva tópico y victimista esto del sentido de la poesía hoy, por seguir con la cuestión, en todo caso habría que asumir que lo de escribir y leer poemas sólo es cosa de los poetas y de cuatro amigos despistados, aunque puede que sea mejor dejar de preguntárselo, en el fondo no hay debate, e incorporarlo a la rutina sin más. «Escribo poemas y veo televisión», afirma el autor de este poemario, provocador y exagerado: esta es, al fin, la actitud, una poesía exenta de misticismos, atada a la tierra, a la vida cotidiana.
Así que quien se provea de este poemario se va a encontrar con una reflexión sobre lo cotidiano y un ejercicio de nostalgia –«ya no son de purpurina los sábados noche»–, una vaga reflexión sobre la vida y, sí, también un cierto ajuste de cuentas velado. Habrá quien piense que no es nada nuevo, y no, no lo es, pero desde los tiempos de Enheduanna, hace cuatro mil años, se repiten los temas, los llaman tópicos, y siguen teniendo para muchos un significado. O por lo menos sigue siendo motivo de reflexión y cada poeta aporta su mirada. Bienvenida sea. Respecto a la originalidad, obsérvese que este término no se refiere tanto a lo novedoso, sino al origen. Por algo será.
De este modo, seguimos con el fracaso, el paso del tiempo, la muerte, la amistad, los recelos, la paternidad, la marginación social, la condición de hijo o la mirada sobre sí mismo, aspectos todos ellos en que se van desgranando los grandes temas de la vida. Hay incluso una reflexión sobre la necesidad de cambiar el mundo, aunque el autor presagia que cualquier intento en tal sentido lleve posiblemente a empeorarlo. Introduce para darle más empaque la anécdota del transportista de una empresa de distribución cuyo acto de rebeldía apenas rompe las reglas de juego, rebeldía fugaz aunque sin duda feliz.
Es una propuesta más, pero interesante, un nuevo intento de restablecer el orden que brinda toda poesía meditada, un libro que requiere, como todos los poemarios, una lectura pausada y cómplice. Vale la pena enfrentarse a él, poco a poco, sin prisas, con paciencia. La vida misma.
Posted on 1:51

A veces, o muchas veces, justificamos el hecho de escribir poesía como un acto de ser algo más dentro de lo que se supone el hecho de sentirse o como serlo en la realidad, ya no digamos la gente que no lee ni poesía y no tienen ni siquiera un libro de autoescuela en casa. Hay conceptos sobre los poetas muy infumables, por no decir estereotipados con mala leche. Pero esos, o aquellos poco ha de importarnos como piensen o lo digan. Y ya puestos, ¿qué es un poeta en este siglo? Un poeta no es el que crea unas rimas acertadas huyendo de cacofónicas obviedades. No, un poeta es aquel que vive y se entrega a un arte, digamos mayor, y busca hallar la frase aquella que lo dice y sabemos que es así como se dice. Hay ejemplos de poetas que han evidenciado sus pocas luces aludiéndose como poeta tan sólo por el hecho de haber ganado un concurso de provincias, incluso mucho peor, poetas hay de muy distintas maneras y pensares. Pero es obvio decir que un poeta no debe decir lo ya dicho, o decir lo ya predicho, o caer en el patetismo de ofrendarnos con una frase hecha. Un poeta es causa directa de lo que dice en todo momento. Es otra manera de vivir. Yo comulgo con la no-poesía, aquella que está constituida por una imagen que se abre y se cierra como un libro desplegable. A veces, antes de escribir poesía, nos debemos de preguntar ¿leemos bien poesía? Porque quien adquiere un libro de poesía no adquiere una novela que después abandona en un rincón polvoriento de la casa. Un lector de poesía adquiere un artefacto que contiene un mundo que se debe de leer a paso lento, como si la vida hubiese puesto en nuestras manos un pedazo de eternidad. Un pedazo de eternidad con el que el tiempo que nos envuelve pasa a un ritmo más veloz, incluso si se me permite el término, más vertiginoso. Porque el lector de poesía debe ser cómplice con el poeta, o en este caso, con el no-poeta, ya que no es ni otro ser, ni alguien inferior o superior, es alguien que camina traduciendo la verdad con el lenguaje de la fantasía. Nos traslada a nuestro rincón más confortable y caliente de nosotros mismos. Eso es un no-poeta.

Me sigue esa imagen desde la niñez. Un ambarino color como el de la coca-cola al trasluz. Me persigue esa imagen que ha evocado con efluvios como si fuesen ellos una parte de un futuro no tan remoto. Bien, pues el ambarino es el hoy, pues tras haberme regalado mi madre una lámpara de sal ha quedado la sala de estar tras la llegada de la noche con ese ambarino presentido o efluvio que rezuma de oscuridad y preámbulo de algo que me ha acompañado siempre. Quizá sea la muerte pero, venga va, no nos pongamos derrotistas, quizá sea el hecho que, esperado o no, me ha hecho un ser maduro, que aunque con gran retraso, llegue en un momento especial que sin yo saberlo lo esperaba. ¿Vendrán buenas nuevas? ¿Es la señal de que aún estoy en el camino? La primera vez que tuve ese presentimiento es mirando muy pequeño el trasluz de la coca-cola que se estaba tomando mi padre. La segunda vez fue cuando me invitaron al cumpleaños de un niño que mi padre atropelló en el día de la Madre. La siguiente vez las recuerdo de adolescente en la discoteca, esa luz ambarina que tienen los reservados para parejas. Las siguientes veces bebiendo un whisky con coca-cola en un bar ya de adulto. Dios mío, esto parece un anuncio de Coca-cola. No, en serio. Es un ambarino de luces entre marrón y una oscuridad apacible. Piensen lo que quieran, pero también puede ser que esté en la mierda más absoluta. Fuera bromas. Ese Ámbar especial lo he encontrado ahora, y ahora gozo de una paz tardía aunque no remota desde que la presentí en aquella primera vez. De verdad les digo que esto no es que sea un presentimiento, pero todavía no he hallado la plenitud total. Recuerdo de adolescente que una niña se resguardaba de la luz solar con un trapo de terciopelo negro. Se lo ponía en la cara, y al parecer, la suavidad del terciopelo le causaba cierto placer. ¿Tiene eso algo que ver con lo que me ocurre a mí con el ambarino oscuro? No lo sé, pero todos guardamos fragmentos de un destino por el que pasaremos sí o sí. Y no pretendo ir de místico. Hablo de la percepción en imágenes de lo que seremos, o de lo que queremos ser. No sé, tal vez todos los encuentros con ese ambarino sean una prematura cadena de vivencias que frecuento hoy, no sin asombro. Aunque pueda parecer una tontería, pero el destino es caprichoso, como el humo, y está ahí para ponernos en el lugar idóneo una vez hayamos recogido aquello por lo que luchar, o mejor decir que es la cosecha tardía cuando se siembra algo prematuramente. Todos son cábalas y las piezas de un rompecabezas que no entenderemos bien del todo hasta que nos pase aquello por lo que vivimos. Es como observar en distintas partes del tiempo lo que seremos.

Hoy he recibido un email diciéndome que este año 2020 he escuchado música a través de Spotify durante 166.287 minutos. Hecho que me parece, no ya asombroso, sino que me parece que se quedan cortos. Suelo escuchar mucha música, y a parte de las playlist que sigo y otras que yo he creado paso todo el día escuchando música. No es una cosa de la que yo presuma, aunque sí es una realidad de la que no me escondo. He visto después la música que suelo escuchar y parte desde flamenco, a intérpretes de música de cualquier lugar del mundo, aunque casi siempre en español. En inglés escucho jazz, pero todo lo demás es música latina, desde música salsa, cumbia, tango, milonga, guaracha, canción ligera, cantautores, pop de los ochenta y noventa, aunque también me gusta la música clásica y las baladas de Scorpions. Porque 166.287 minutos es mucho tiempo. A mí el flamenco me gusta, mis padres son andaluces, pero es que hay montones de músicas que me gustan y no me ata ningún parentesco con ese tipo de música. Escucho también música africana, escucho a Simin Ghanem, que es iraní. Escucho música desde Egipto hasta la gran maravilla que he descubierto hace poco, a Rafael Berrio. También escucho Serrat, Sabina, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, también Facundo Cabral, y mis favoritos, Enrique Morente y Camarón de la Isla. De música clásica me gusta el Adagio de Alessandro Marcello, me gusta Beethoven, me gusta Bach, y Mozart, y un largo etcétera. Con esto que relato en este post no pretendo ser un ejemplo, aunque es un dato del que me siento orgulloso y lo he logrado sin ningún esfuerzo emocional, tan sólo por lo que me gusta la música. Es algo que no puedo evitar aunque quisiera, es una droga.

Está feo que yo lo diga, aunque ya lo he dicho alguna vez por aquí, tengo la suerte de no tener ningún trauma infantil, y me acuerdo de muchos amigos que sí lo han tenido, y es obvio decir que, a mayor tamaño sea el trauma del niño menor será la capacidad que tenga para resolver problemas cuando sea adulto, siempre recurrirá a la violencia, nunca al diálogo, a la calma. Y eso es responsabilidad de los padres, porque sí una pareja o un matrimonio no se quiere ya, cosa que no justifica la violencia de género, pero, si no se quieren ya ¿para qué forzar la relación y causarle a los más pequeños traumas de los que se podían haber librado teniendo un poco de cordura o simplemente perspectiva e inteligencia emocional? ¿Por qué forzar una relación cuando ninguno de los dos cónyuges se aman? ¿Para qué causar desperfectos a los niños? Si una relación está rota es mejor nunca jamás llegar a las manos, la víctima puede ser hombre o bien puede ser mujer, la mayoría son mujeres las que lo padecen, pero es de cajón que deben de partir peras, hablando de manera metafórica. En mi casa, por suerte, nunca vivimos malos tratos, por ninguno de los dos progenitores; vivimos una infancia normal, o si no normal, una relación, la de mis padres, que se querían. En eso se basa la familia, ya no como institución dentro del amparo del Estado, sino como raíz de un tronco que aglutina a hijos y a nietos, incluso a biznietos, ya que la violencia doméstica se hereda. Es un deleite vivir en paz y en armonía con los padres e hijos. ¿Por qué no hacerlo así por amor a los hijos? ¿Por qué no educar dando un ejemplo de nobleza y bondad para el núcleo familiar? De verdad que sería bonito que esta lacra patriarcal acabara de una vez por todas. Ya no bonito, mejor decir necesario. Las mujeres, si son bien amadas y respetadas tienen la gracia que evoca a las risas, las risas frescas de mujeres con plenitud, con el cariño y el amor que se les otorgue. Basta ya de violencia. Ya no sólo por los hijos de la pareja, porque un matrimonio feliz es la base para que los hijos salgan personas de provecho, y no tener un hijo traumatizado o con problemas psíquicos en su plena infancia. Eso es deleznable. Se puede ser feliz solo sin hacerle daño a nadie, a veces la soledad es dura, pero es preferible a tener una relación de nefasta vibra. La buena vibra es muy importante para tu integridad mental y antes he dicho con respecto a la buena vibra femenina la palabra plenitud, pero plenitud es una palabra también válida para los hombres, incluso para los singles, ya que es preferible (vuelvo a repetir) estar solo, vivir solo, pero sin amargarse la vida ambos, es obvio decirlo, pero el amor debe ser sano.
Posted on 2:26

En este mundo existe mucha maldad, pero no todo en el mundo resulta catastrófico. El ser humano ha inventado cosas como la música, que sola ella es un arte con un alma inmensa, y dentro de la música hay miles de vertientes tan sólo construidas con siete notas. Imagínense un mundo sin música. Cuántas parejas comparten una canción, o una letra. Porque decía Beethoven que la música empieza donde terminan las palabras. El alma del amor está cimentado por la música, por sus emociones, por sus distintos estilos, porque la música es la base de otras artes, el cine, la danza, la poesía. Hagamos hincapié en estas tres vertientes artísticas. En primer lugar en el cine no hay ambiente sin música, la música nos habla de si el actor está viviendo una escena de peligro, o por el contrario, un momento de alegría. Luego está la danza, manifestar y expresar emociones a través del lenguaje corporal. La danza es belleza, pura expresión, dinamismo, poderío, la música es a la danza lo que el amor a la música. Pero también podemos decir que no se entiende la música moderna sin la poesía, la lírica es el material donde se reflejan nuestras emociones y nuestros sentimientos. La poesía no se entiende sin la rima, y sin rima también hacen las dos un engranaje perfecto para las canciones. La poesía, alguien me dijo una vez, que era la madre de las artes. En antigüedad lo es más que muchas otras artes. Aunque la madre de las artes es la imagen, recuerden, el momento de la caza. Vivimos en un mundo rodeados de variedad artística, y en estos momentos donde la tecnología se ha puesto en primera fila no hay mayor ingrediente que la expresividad artística. Por eso, cuidemos el planeta, salvemos la Tierra, que el mundo es maravilloso.

Escribir un poema a veces duele, imagínense un poemario. Aunque todo no son tristezas, también hay momentos de ironía, momentos satíricos, poemas que tienen una clave de alegría. Este poemario Poemas con Nocturnidad es la justificación perfecta para encauzar la noche rodeado de musas que inspiran con plenitud (no quiero ser pedante). En él hay muchos poemas rimados, algunos mejores y otros peores, también hay poemas en prosa (no rimados) y un poema en prosa rimado y satírico. Hay sonetos endecasílabos y sonetos polimétricos, también hay un par de esdrújulos. Algunos de ellos cuentan una historia, otros simplemente se ríen de lo absurdo del mundo en el que vivimos hoy. Otros son toda una crítica hacia cosas interesantes en la vida, otras son denuncias con toda la fuerza de la verdad. Yo encuentro que algunos poemas desearían ser canciones, de ahí la manera de rimar, que es en serventesio. Estilo que da al poema cierta musicalidad, que está mal que yo lo diga. Trato de huir de la cacofonía, aunque a veces se me salte alguna como en algún pareado, o como si fuera ésta la rana que salta como un anfibio que es el poema rimado. Anfibio porque linda entre el sonido y la imagen expresiva o la metáfora repleta de fantasía. Me gusta la rima. Aunque antes de escribir un poema no predigo si va a ser rimado o no, yo improviso, y escogiendo un tema empieza a manar el poema y él solo me dice si quiere ser rimado o un poema blanco, o libre, como ustedes prefieran llamarlo. Yo escribo porque me veo en la necesidad de decir algo que dé con la tecla del misterio y a la vez el simbolismo impregnado en la educación clásica de las personas lectoras.
Posted on 0:54

Hay veces que te deprimes por el hecho de que tu trabajo no es valorado como se esperaba. Entonces te preguntas por errores, por que la obra es mala, o porque no escribiste la obra con un rigor literario y también te vienen a la cabeza dudas, de si es la falta de pudor literario, o si es que el tema no es el adecuado, o es que eres un principiante. Y la verdad, sinceramente hablando, es que estás aún muy verde como escritor de novela, y pruebas con la poesía a ver qué tal. Ocurre que cuando publicas una novela le añades, le quitas, le sustituyes, y no es esa la manera de llegar a tener lectores. El otro día me dijo mi editor de poesía que Cibernétic@ Esperanza no es una novela, que es poesía narrativa, a ratos en verso y en otros momentos en prosa. Puede que tenga razón, y la poesía con experimentos raros causa confusión y grima al lector. Por mucho que se atenga a las bases de la novela clásica, que son: exposición, nudo y desenlace. Algunas veces partiendo de esas directrices puede que la novela sea un verdadero galimatías de fechas y de descripciones que confunden al lector. Aunque yo sí creo en la novela. Es otra manera de narrar. Pero la raíz del asunto es que soy un escritor o poeta totalmente desconocido para el lector, y eso echa un poco para atrás. La verdad es que hay demasiados escritores, y casi todos con una obra interesante que cumple las expectativas del lector. Estoy decidido a que si no vende la novela es que la gente no la quiere, y un editor jamás publicará una obra que ha fracasado en una primera edición. A veces, muchos escritores, prueban a publicar “segundas ediciones” tras los batacazos que se han llevado con Amazon. Yo no soy muy partidario de esta plataforma, ya que es enemigo de las pequeñas librerías. Yo prefiero comprar mis libros en pequeñas librerías, y conozco muy bien cómo son las cosas en Amazon. Para vender en Amazon tienes que aprender a venderte a marchas forzadas y aún así la empresa cobra por servicios de promoción de sus obras, ocurre como en todos los lugares, si no eres conocido no vendes. Es así el tema. Los americanos ven con buenos ojos el hecho de fracasar y seguir intentándolo, bueno, a ver si hay una pizca de suerte.

Capplannetta no es un poeta normal. No sirve para los actos en los que se pone a prueba la oralidad y la performance. Capplannetta es un poeta atípico. No lo verás en festivales, ni en tertulias, las presentaciones de sus poemarios le dan grima. No es que sea un pobre misántropo. Es que es muy tímido, prefiere no hablar en público. No es un poeta de grandes masas, piensa, que si el lector quiere indagar sobre su mundo tiene que ser a partir de sus libros. Hemos hablado antes de oralidad pero no sólo ahí radican sus complejos, no es que tenga algún prejuicio, tampoco es que sea un puritano, la verdad es que no tiene aspiraciones de ser famoso. No quiero ser petulante, pero él cree que se le puede conocer muy bien por su poesía, también por su prosa, en definitiva, es receloso de su intimidad. No le gustan los ágapes ni los cenáculos ni los concursos. En él no existe miseria emocional, pero es un poeta sin apenas vanidad, o mejor decir egocentrismo, que para el caso es lo mismo, no quiere que la retórica le haga babear o escupir como poetas que han querido ser coronados de laurel en la senectud. Tampoco es un pánfilo mercachifle, que vende su gracia íntima al mejor postor. Es, sin duda, una persona que rehuye de todo protagonismo como poeta, ya que empezó sus lecturas de manera tardía, ya que frecuentaba un alambique portátil y lo tuvo que traspasar porque bebía más de lo que producía. Impaciente no es, no busca fama (repito) aunque le gusta verse con gente interesante, de aquella con la que se puede hablar de todo, o de casi todo. Ya que de los que no se puede hablar nada mejor no hablar.

En un continuo deambular por la ciudad y su cara oculta, he tenido que hacerme calma y suspiro entre la égloga vecinal. Me tienen el alma atormentada los hijos del cielo y la envidia. ¿Para qué envidiarme a mí que tengo un ala destrozada? No quiero más cábalas contra el silencio, si al final vamos todos a la muerte previsible. Una ciudad tiene un mundo en el aire sucio y el alma doblegada en las cloacas, no quiero ser dueño de nadie, pero que no me quiten el privilegio de tararear la canción que es mía. Me encierro en las estrías de Dios y aún así siguen molestando mi verdad remota. No soy de nadie, a nada pertenezco. No tengo ni un ápice de raza de la que estar orgulloso. Cuando vengan los amos del mundo me pedirán que les siga diciendo, aquello que les encanta escuchar, aunque tenga que presenciar a mis hermanos encelados. Soy una cáscara del mundo y no un espantapájaros de un huerto, soy la paja de la espiga del trigo y un caballero del diálogo. Que nadie corrompa mi corazón noble. Que nadie me ahogue con una almohada. Que nadie me entienda, ya que es mentira como tantas otras, he pagado luz y forma al entendimiento, ¿y qué voy hacer, si no quieren dármelo? La libertad es un canto que yo creía que era interior, trataré de comprender a los hombres, aunque me quiten la voz para siempre. ¿Y cómo no tener tristeza si mi espíritu ha sido tragado? No quiero que nadie padezca, más de lo que a gritos interiores tanto insistí. Dejadme con la libertad sin alas, dando saltos torpes sobreviviré. Dejadme que vuelva a la tierra, allí donde nada es nuevo y el sol estalla. Quiero esos pedazos de mí, y dejar en paz a todo hijo de vecino. No quiero marcharme entre aplausos, sólo quiero leer palabra a palabra las cosas que antaño amé.
También quiero ver crecer lo que siento, aunque mala hierba nunca muera, me comí las cenizas de la verbena, me sudé como se suda una cuesta arriba, me tropecé con latidos que sangre no bombean, me pervertí la imagen y la semejanza, mentí, herí, mordí, arranqué, las cosas no son siempre una duda. Sé que este escrito no será huella con rastro, sé que no puedo lanzar más mensajes al mar. Solamente me pudro como una aurora que huye y llega a ser nada entre la mañana alegre. No quiero que nadie sufra, por eso yo, por eso ellos, por ellos todo, por todos yo. Intento ser luz en el rellano que no se apaga. Saldré a la calle cuando los astros me quieran. No pretendo ser la víctima de la noche, me conformo apenas con su bondad, sé que es inútil fumar y esconderte, muchos lavabos repletos de humo dejé a mi paso por la adolescencia. No tengo nada que se envidie, tan sólo soy un charneguito que brilla porque luz llegó siendo.
Posted on 0:09

Siempre he rehuido de los sindicalistas de empresa y gente de esa calaña. Cuando trabajaba en el metal tuve un par de encontronazos con líderes sindicales de empresas del ramo del metal. En una quisieron aprovechar un accidente laboral que tuve para meterle mano al empresario, fue mi padre quien me aconsejó que no me dejara llevar por el sindicato. Los sindicalistas hacen su labor aunque en beneficio propio, es como los políticos. Todos quieren poder, dinero y trabajar poco. Cuando trabajaba en Unidad Hermética no hicieron nada cuando me echaron por una estrategia que tenía la empresa para echar a un cabeza de turco de cada sección y dar ejemplo a los otros trabajadores con contratos renovables. Se quedaron muy pocos trabajadores al final en aquella empresa, ya que pasó de manos italianas a manos chinas, y eso fue el fin de la empresa. Aunque ahora estoy de baja laboral siempre me he sentido un obrero, un currante. Llevo muchos años de baja y la vida para mí no ha sido fácil. Nunca he militado ni en sindicatos ni en partidos políticos, aunque vote a la izquierda del país. La verdad es que creo poco en las políticas en general, he sido simpatizante anarquista, he escrito, incluso, sobre éste tema algún poemario. Pero en realidad me considero anarquista individualista aunque vote por Podemos. En Comú Podem (Cataluña). Tengo amigos realmente militantes; algunos de ellos todas unas eminencias en temas políticos. Conozco gente de derechas, pero yo los considero amigos, de tal forma, que creo que si vivimos en una sociedad de consumo, el voto, debe ser a gusto y albedrío del consumidor, que es un ciudadano. Considero que votar a uno u a otro no me hace ni terrorista por un lado, ni chaquetero por otro. No entiendo muy bien la política de este país, pactan según les convenga a unos u a otros. Las prerrogativas de los políticos son cosa de las que estoy en desacuerdo. Si quieres hacer algo por tu país, hazlo, pero no pidas ganar dinero como pagas vitalicias y demás prebendas de las que nuestros políticos han estado beneficiándose desde la dictadura e incluso mucho antes. Siempre ha sido así. Por eso es mejor no hacer mucho caso a los telediarios, ya que son un organismo del poder establecido. Es mejor hacer caso omiso a las manipulaciones partidistas, y también a algunos medios que tratan de crearnos cortinas de humo. Por eso no brindaré jamás por unas siglas, un partido político, o un sindicato laboral. Prefiero ser un hombre del pueblo. Con agrado acogería yo que este barrio donde vivo, que es Torre-Romeu me acogiera como a su poeta. Qué más dignidad que esa, si éste barrio es una gran variedad de culturas, donde todas confluyen en armonía. Que así sea, y yo que lo vea por muchos años, ya que estoy a gusto aquí en este barrio. Hay tiendas de barrio, pequeño comercio de toda la vida, del que no tienen nada que envidiar a las grandes superficies.
Posted on 0:08

Hay veces que estoy bajo presión y tengo pocos escondites por donde andar ante la desnudez de la vida, porque, ¿mujeres? Me gustan pero en estos momentos prefiero andar solo por esta senda. Luego hay otras cosas como ¿dinero? Estoy en apuros económicos, vamos, que no tengo un chavo. También hay cosas como el amor, la felicidad y toda esa mierda que te desea la gente en tus cumpleaños. Pero yo con respecto a los años quiero cumplir todos los que pueda; ¿amor? Tengo el de mis padres, aunque los vea poco en estos tiempos de pandemia, luego está la palabra esa que rima con brevedad y es la ¿Felicidad? La que el mundo pueda darme, pero hace tiempo que no espero nada del mundo, ¿de los amigos? Los puedo contar con una mano, aunque no son ni tantos ni tan pocos, tengo buenos amigos. Y sobre familia prefiero no hablar, no es por nada en especial, porque no quiero hacerles daño. Simplemente eso. Pero a sabiendas de las pocas cosas que tengo en la vida es la literatura, la música y la fotografía, que no es poco, si lo miramos con un amplía perspectiva. La literatura es para mí una excusa importante para vivir y seguir vivo. Pero hablemos de la música, para mí la música es algo global, me gusta todo tipo de música, pero que sea de la buena. Y después está el tema de la fotografía, es una pasión, es un arte visual, es las primeras pinturas pintadas en cuevas, para asombrar o distraer a las prehistóricas manadas, ¿transcendental? Sí, pienso que todo aquello que tenga una armonía (parecida a la música y a la literatura) transciende más allá de las cosas. Pero volvamos a la literatura: la literatura es para mí, he dicho anteriormente que, la excusa perfecta, la coartada a tanto desastre que contiene el mundo hoy día, y además creo que siempre ha sido así. Yo no me considero un escritor normal, no soy como tantos escritores leídos y que se aproximan a verbalizar palabras dentro de un contexto rico y generoso ante su gran manantial de expresiones, no soy políglota, aunque del catalán sepa algo, y en el inglés palabras conocidísimas. Pero considero en que soy un amante de la palabra escrita, admiro a muchos escritores, y me interesan sus vidas peculiares, con sus detalles, allá con sus defectos también, aunque creo que el arte más poderoso de la literatura es la poesía, ya que se necesitan quince años para aprender a rimar aunque veinticinco para aprender buena poesía desde las imágenes, tal y como me refería antes a cerca de la manada prehistórica. La literatura es lenguaje, es comunicación, es reflexión, es una constante lucha con las frases y las palabras. A veces llego a pensar ¿qué sería de mí sin la literatura? A veces entras a una biblioteca con su silencio y escuchas voces, voces de la palabra encerrada, ya sean libros, pergaminos o legajos.

Me escondo en este lupanar de gloria y devoción, donde el responso y la plegaria no se conocen todavía. Calientes tarjetas de crédito, más calientes que las braguetas de los nobles nocherniegos que visitan el aposento de las dulces Magdalenas. Me escondo entre el perfume de estas santas de la noche del neón y la Juke Box a todo trapo, nos envuelven de felicidad fragmentada. Los usuarios de burdel creen que hay otro mundo entre las Venus que dicen no a la consagración del día imperfecto. Viejos ya damos palodú a quien pide regaliz natural, por eso es mejor estar solo, para poder hablar bien hablado de las casas de lenocinio, santas casas de risa a carcajada del cónyuge y la esposa que espera la borrachera del marido. Ella lo huele y le lava la ropa que huele a Chanel Número Cinco. Placentera es la rosa del agua que se esconde bajo las burbujas del yacuzzi y el jabón con olor a fresas de caramelo que las putas enjabonan a todo aquel que logre darle la virtud del orgasmo a aquella que tienda su aurora repleta de sudor y charla estúpida a los hombres que como peces comen de la miga que fructífera de espasmo endose su clamor sobre la voltereta adulta del placer a un paso. Las beatas no aprueban el prostíbulo porque es a ellas a las que les pisotean el orgullo, y no a las putas, que tienen acero blindado cubriendo sus infelices llagas de mujeres que se entregan. Es curioso que en los extractos bancarios sean anónimas las palabras Night club u otros sinónimos, así las mujeres no pensarán en la desmesurada lista de amantes que tienen sus maridos. Aquí mi canto a las putas del mundo, a esas hadas madrinas de la noche que circulan entre mis besos de Ginebra inglesa.

La ilusión provinciana de irse a New York está inyectada en el ADN de todo el mundo. Incluso una choni o un garrulo quieren ir de vacaciones a New York, y eso no es más que otra horterada globalizada y viscosa como un gargajo en una acera. La gran manzana es una podrida colmena de gente de cualquier pelaje. De adolescentes atontados por el germen incompatible de una ciudad lejos de la propia humanidad. Irse a Nueva York supone romper con los prejuicios morales y es una libertad de oropel desconchado que mantienen viva los paletos y los muchachos de extrarradio. Se ha escrito mucho sobre la ciudad de las ciudades, sobre la sede de la mentira de la ONU, del crack eterno y la especulación asquerosa de Wall Street. Millones de veces ha sido alquilada la capital del mundo contemporáneo, baboseada, manoseada, usada como un monstruo de acero entre las diversidades esclavizadas. Nueva York es ciudad amparada bajo la estatua de la libertad, mientras que mujeres frías absorben el último miligramo de éxtasis absoluto y lejano de los niños pobres del sur, rubios y vestidos como sí de un western se tratara este asunto de monopolizar hasta el bostezo, Times Square es un gigantesco monte de Venus donde las prostitutas rinden homenaje a su melancolía diaria. El esperpento del mundo está allí, donde es evidente la soledad del hombre. Nueva York pertenece al mal aliento de whisky y se hace esbelta en la llegada al aeropuerto, donde eres infinitamente extranjero por los siglos de los siglos. Los taxis son de chapada mostaza con ruedas donde en los asientos traseros eyaculan los oficinistas que resuelven los sábados-noche con un cascabel de gato para que las perras los oigan venir. Hormigón y acero son los dioses que nadie ha podido devorar jamás. Eres alzada por el poeta porque es como un niño que descubre a una luciérnaga. Eres cantada por tantos músicos que han actuado en Madison Square Garden para dar por hecho de que eres la mentira del mundo. Yo también sé convertirme en crepúsculo putrefacto de apellidos y raigambres que sentencian en el American Dream un simulacro para los simples y los mezquinos. En New York no hay ni habrá dinero colgado de los árboles de Central Park, ni los perros se mean en las alfombras apolilladas. Sólo Harlem está dispuesta a cantarle a la patria de los vencedores de todas las guerras que se ocultan en tus cloacas, como un huésped incómodo que a las dos horas molesta. Yo prefiero ser salvaje, aunque tú lo intentes y lo diga Lou Reed no eres salvaje, eres remota y en tu porvenir reina la angustia, reina la finita y cotidiana tranquilidad del hombre. Las mujeres del Greenwich Village no se han educado para personas como yo, yo soy de esos hombres que asustan a los niños que huyen de las fiestas y de la jauría de grillos que chillan en el espanto del zoológico.
Posted on 2:52

Digamos que soy un tipo con suerte a pesar de mis circunstancias. No se imaginan de las cosas de las que he salido airoso. Llámenlo protección divina, llámenlo la suerte del inocente, llámenlo suerte de principiante. La gente se cree que lo cuento todo en esta web, pero no se imaginan las cosas que me guardo. En esta vida y, más siendo escritor, no se puede contar todo. Por mucho que lo que hayas hecho en un pasado haya prescrito, es por pudor, debo decir que me da vergüenza, a veces ajena, otras propia, pero no puedo contar de la Misa ni la mitad. Los árabes lo llaman baraka pero yo lo llamaría mera compasión de la divina providencia. Soy un hombre de secretos, pero mi buena suerte me ha dado mi merecido, no se crean. Yo creo que mi mejor suerte han sido mis padres, luego ya vinieron otras bendiciones producto de mi inocencia larvada. Y otra cosa de la que me sorprendo es la de los amigos que tienen agregados mis amigos cercanos y yo no los tenga a ellos agregados al Facebook habiendo compartido con ellos en otros tiempos una amistad, que yo creía sincera. Ellos me toman por loco, porque el hecho de que escriba, ya sea poesía o en esta web, lo ven ellos como una chaladura que me ha dado como a Mateo le dio por la guitarra. Estoy loco, pero soy un loco con mucha suerte, otros sosias espirituales como yo no han tenido esa suerte, y lo he vivido en carne propia. Antes ellos me elegían a mí como amigo, ya sea por conveniencia o lo que fuere, pero ahora el que elijo soy yo. No puedo escoger demasiado, la vida no me deja alternativas, ya que he pasado de ser un chaval con el que todo el mundo quería estar, a ser el gordo enfermo de los nervios que nadie toma en serio y no se molestan en comprobar si estoy loco, o quién coño soy. Porque dan mi locura como un hecho asegurado, no se paran conmigo a hablar y sacar de ahí sus propias conclusiones. Eso ha causado en mí que huya de la gente y me comporte de manera arisca, porque su inseguridad o mi inseguridad nos hace a los dos inseguros. Así es la cosa, y por eso digo yo lo de la protección de la divina providencia, porque ahora elijo yo amistades.
Posted on 0:45

Hoy he estado hablando con un amigo sobre historias del pasado, y nos hemos despedido y él decía que se iba a jugar unas partiditas de videojuego, y yo me he quedado escribiendo este post para la web, eso no tendría nada de especial si no hubiese ocurrido en un sábado noche. En otros sábados noche a edades más tempranas no hubiéramos actuado de esa manera. Estaríamos de fiesta recorriendo, o bien la Costa Brava catalana, o de fiesta en alguna discoteca. Recuerdo que, mucho antes de que comenzara esta pandemia y con unos años menos, No perdonábamos un sábado noche, recuerdo la película de John Travolta Saturday night fever, sí, en realidad era eso, pura fiebre del sábado noche. No bailábamos música disco como Tony Manero, pero el desarrollo y la liturgia eran el mismo. Ropa buena y bien duchado y perfumado para ser la sensación de la noche de sábado. En el poemario que he publicado recientemente hay una balada, Balada de un sábado Noche la titulé. Es un poema o canción rimada que habla de esa experiencia. Del hecho de salir los sábados y bailar, y crear vínculos reinventándose con un nuevo amor, no sé si pasajero o de esos que dejan huella. Todo depende de las ganas que se le ponga al asunto en cuestión. Vivir la juventud es empezar a comer por el postre. Algunas veces lo he dicho ya. Vivir la juventud es equivocación tras equivocación, y satisfacciones dependen de cómo te las merezcas. Al final de la vida un hombre y una mujer son un amasijo de recuerdos y que algunos duelen más que otros. Pero lo mejor del sábado noche siempre ha sido improvisar, porque los planes se ríe Dios de ellos. La vida cambia fácilmente.

Se escriben poemas con regusto a rima redonda, onomatopeyas en silencio de dos cuerpos desnudos, amándose, mientras tanto nos pasa y nos pesa la vida, desde luces de neón de cines, de teatros, de discotecas, marquesinas encendidas en la Nocturnidad del lánguido paseo por los bulevares del centro, es como un Times Square de sueños imposibles, como un Gran Vía-Callao infinito, aunque he sudado en algodones en mi Torre-Romeu, mi barrio de extrarradio, ahora tengo una vida tranquila, salí y sobreviví a la noche tras pisar descalzo unos cristales, sobreviví al día, a todo lo que viví y seré, como parte de la diferencia estigmatizada. Elijo mi logo, hago un matasellos, y una marca de agua, ¿pero mi estigma y la gente? ¡Dios mío, parece que estreno ropa! Yo que creía ver crecer la hierba a mis pies y he visto la ruleta de la vida hacerme perder mi apuesta, verso a verso es la oportuna metáfora al poema, aposté mi luz de luna por una jugada siniestra, contradecía consejos, me dejé llevar por nostalgias, cada día son distintos mis despertares. Aún puedo decir que tengo amigos, pero me perturba una negra sombra con la que me acuesto y me levanto. Y ahora publico un libro con mis poemas y canciones, no sé si ésta vez serán redondos, lo que sí sé que están escritos desde el corazón, he tenido mala suerte, enfermé y ahora hago acopio de ciertas cosas que me separan de la vida, ¡y para colmo una pandemia! He escrito los poemas a lo largo de un trayecto tenue, trayecto empujado por la indiferencia ante la vida que estalla afuera. Ahora empiezo a vivir, espero que estos poemas míos, escritos desde la noche silenciosa, no caigan al vacío del silencio y estén vivos en las pupilas de los lectores Vitruvianos.
Posted on 0:16

Lo tengo todo preparado para brindar con mis hermanos, para danzar y escuchar buena música electrónica pinchada por mis brothers. He preparado un pack de cervezas en lata Cruzcampo y un capricho, nueve Malqueridas, la cerveza roja creada por Ferran y Albert Adriá, de la marca Damm. Lo tengo todo preparado. Ahora habrá más espacio en la habitación de la música. Ha quedado espaciosa y como a mí me gusta. No sé si será la última fiesta del 2020, aunque todo me hace pensar que así será. Después en Navidad será otra cosa. La música electrónica es la música que te hace moverte, a lo mejor pinchan algo de rumbas que es el rollo que a mí me va. Vamos a celebrar varias cosas, en primer lugar, la publicación de mi nuevo poemario, en segundo lugar, que la vacuna contra el COVID-19 ya está en su tercera fase de pruebas. Esperamos que el 2021 venga con mejor pinta, que España vuelva a ser España. Con sus festivales de verano, con sus conciertos, con sus bares y discotecas abiertos. Que se pierda la psicosis colectiva. Algunas cosas han cambiado para mejor, seamos optimistas, pero otras cosas como la cultura, el espectáculo y la diversión han quedado maltrechas. Hemos tenido suerte algunos, y otros no tanta. Han fallecido personas. Esperamos celebrar unas bonitas navidades en compañía de nuestros seres queridos, ya que este año ha sido un desastre. Pero bueno, hemos disfrutado de placeres sencillos y de algunas cosas favoritas, por lo demás, en economía y en política ha sido un año tambaleante. Aún tenemos esperanza. Mi sobrino nació en navidades y le ha tocado su primer año de vida confinado y el pobrete no ha podido pasar un año normal debido al puto coronavirus.

Tengo una conexión con el exterior que me provoca un miedo parecido al hijo de un padre alcohólico que siempre, estando en presencia del padre está temeroso de que la cague, es como esas personas que tienen mal vino y ponen a la familia nerviosa en cualquier celebración. Yo no es que tenga mala bebida, pero lo que sí tengo es que (diciéndolo vulgarmente) se me calienta el morro y no puedo acabar la noche si no es borracho perdido. Pero no se preocupen, no me pongo violento ni déspota, tampoco me hago pesado, me pongo enfermo, ya que no estoy acostumbrado a la bebida. Dicen en “alcohólicos anónimos” que las peores épocas para un enfermo alcohólico son el verano y las navidades. Yo no suelo beber en exceso, ya que no soy muy aficionado al alcohol, bebo de higos a brevas, esporádicamente, pero esta conexión que tengo con el exterior, es decir, para las relaciones sociales, es como el que se pone a ponerle la pila de un reloj con guantes. Se hace un galimatías que le lleva a la torpeza, y tropieza con desaires y decepciones con respecto a las dos partes. En fin, es como decir: No es la gente la que me da miedo, me doy miedo yo, pero no ya en las relaciones personales, sino en todo lo que conlleve estar con una multitud de personas. Naturalmente he cambiado ante las relaciones humanas, pero es un hecho que va implícito con mi propia naturaleza, que a veces me suele jugar malas pasadas. Aunque ahí ando, sobreviviendo con mis dudas y mis pequeñas debilidades. No creo ser un peligro para nadie, ya que el estigma está ahí, más bien, es mejor decir, que el único peligro que tengo es la poca tranquilidad que tengo entre las multitudes, prefiero ser casero.

En los western se suele disparar por la espalda en un disparo traicionero. Los tiros y las puñaladas traperas por la espalda tienen muy mala prensa y crean rechazo entre los valientes que las sufren. Yo he recibido mogollones de tiros por la espalda, pero no como disparos, sino como traiciones que no esperaba y te dejan helado el corazón. La traición no se perdona, a pesar de que ésta provenga de la familia. Los tiros por la espalda vienen por rivalidades, por enemistad y por envidias, pues quien no sea una persona que no tenga estas tres cosas mencionadas no es una persona que merezca de admiración y respeto, que viene a ser todo lo contrario a lo antes mencionado. Normalmente disparan por la espalda los cobardes. Aunque también existen otros tiros de gracia provenientes de las malas lenguas y la inquina hacia una persona. Aunque una cosa es criticar algo verídico, y otra cosa es decir una calumnia, que es doble traición a mi entender. Pero las traiciones que más duelen son las que vienen de seres queridos. Hay momentos en la vida que te apuñalan por la espalda personas a quien querías o guardabas algún aprecio. Una traición no sería tal si ésta no tuviera la maldad de gente que lleva dos caras, la una para la gente de la calle y los que les pisan el pie, la otra para su familia, que casi siempre es echar por tierra la confianza y la simpatía que guardabas a esta persona. Para mí las peores traiciones son las amorosas, suelen venir de amores despechados, y causan un dolor que te tiene turbado durante largo tiempo. A veces das la vida por una persona mientras ésta ríe en tu cara de incauto.
Posted on 4:18

Desde el verano hace que no me leo un libro. Y además, he comprado varios libros, y alguno que me han regalado, y no me dan ganas de leer ninguno. Sólo hago que tomar café, dormir, comer y fumar mientras escucho música. Ando por las redes sociales cabizbajo viendo cómo los demás reseñan sus libros o los que han leído y yo leo las reseñas quedándome a dos velas con cara de “yo no fui”. Y la verdad es que no me apetece leer nada, no porque no me guste, sino porque me levanto tarde y tengo poca luz diurna, ya sé que es una excusa más, que existen lámparas y yo las tengo, lo que no tengo es ganas, no me concentro. Y mientras tanto acudo a excusas idiotas en lugar de decir la verdad. El otro día recibí desde Bilbao un libro sobre Camarón de la Isla, ya no había excusas, sin embargo, a sabiendas de que me encanta Camarón y me encanta la música solamente me leí la contraportada. El otro día el amigo bilbaíno que me mandó el libro me preguntó si ya había empezado y le di una excusa tan idiota y torpe que mi amigo de Bilbao flipó en colores. No sé qué me ocurre, pero estoy siempre recordando mi juventud repleta de errores y escuchando a la vez músicas que me trasladan a tiempos pasados, escribo alguna cosa que se me ocurre, y mientras bebo café como un cosaco. Hay momentos que vuelo por las habitaciones del piso. Y leer es agradable porque te evades, te abstraes, te incita a vivir, a tener cosas de las que hablar con el amigo bilbaíno, pero no me motiva. Ando sumergido en una cápsula del tiempo donde las cosas son muy distintas a cómo las veo ahora. Escribir, sí escribo. Quizá demasiado. Estoy totalmente abducido por el pasado remoto, ya que me persigue por los rincones de casa como un mendigo que tiene hambre de no sé qué cosa. Trato de adivinar el que, pero siempre llego al mismo punto de partida: el pasado es lo único que no se puede cambiar, pues vivamos el presente. Y sí, debo empezar por el libro de Camarón de la Isla, es gran parte de mi pasado, una enorme parte, cabe decir. Empezaré mañana mismo, no a leer, sino a vivir el presente ya.
Posted on 0:28

Ayer fue un día de celebración para mí. Como todos saben ganaron los demócratas las elecciones de Estados Unidos. Trump ha sido manipulador, y mala persona para todo el mundo, es normal que su pueblo lo odie. Y así se ha visto. El pueblo norteamericano ha elegido democracia antes que fascismo, y eso es siempre una gran noticia. Como bien dice Jordi Évole, hemos tenido que esperar a Noviembre para tener una noticia feliz en lo que va de año. A muchos se les habrá avinagrado el champán o el cava la noche pasada. Hoy me levanto renovado y con esperanza, hacía tiempo que no era tan optimista. El futuro será nuestro. De eso no tengo la menor duda. Hablo desde outsiders de pelo largo hasta de negros en la gran manzana. Quizá con la marcha de Trump el planeta mejore en responsabilidad y en conciencia común de que el planeta requiere un cambio porque lo necesita. Hablo de ecologismo, hablo de diversidad, hablo de conmiseración con el prójimo y justicia mundial. Espero que no me disguste tanta pésima noticia a partir de ahora. No tengo demasiados datos acerca de Biden, pero seguro será mejor.

El dulce juego donde el rey es un pollo desplumado. Los hay hackers y los hay que son espías, los hay destructores y los hay benefactores, los hay justos y los hay injustos, los hay buenos y también los hay malos. Es como jugar al juego del gato, el ratón y el perro. El perro olfatea y es fiel a su amo, el gato huidizo y siempre expectante, y el ratón, siempre escondido, tembloroso por el miedo, aunque astuto, y sale en la noche cuando los gatos están durmiendo. Recuerdo un maravilloso cortometraje animado llamado Logorama y da en el clavo respecto a logos y siglas. Richard Stallman fundó la licencia GPL en 1983, y la adoptó Linus Torvalds para su sistema operativo donde muchos hackers del mundo han participado. Y éstos a su vez lo llamaron Linux con licencia GPL, a ellos les gusta denominarse los Free Software Foundation, son un grupo de programadores que creen en un mundo más justo, donde todo el mundo tenga acceso a trabajar con un sistema operativo que sea de núcleo (kernel) o código abierto, también llamado Open Source, este sistema permite que el programa de Linux sea cambiado (siempre con conocimiento y responsabilidad común), además de tener la grata probabilidad de descargarlo desde diferentes sistemas operativos de código cerrado como Windows o IOS. Richard Stallman conoce bien el castellano aunque lo que él denomina ñu es lo que significa con asemejar las siglas GNU con ñu, que significan G is Not Unix. En realidad si tienen cierta semejanza las siglas GNU con aGNUs, agnus es en latín y significa cordero. Y GNU sería un nombre afrancesado, ya que no usan la virguilla y por eso la confusión con ñu. Reivindico desde aquí ahora libertad para Julian Assange y Eduard Snowden.

El poeta ha cruzado la frontera del pudor, aunque no sabe si la palabra pudor es la adecuada. Ya que del catalán fa pudor quiere decir en castellano que huele mal, y no es, digamos, esa palabra la verdaderamente adecuada. La palabra adecuada es escrupuloso, aunque tampoco es la adecuada, ya que escrupuloso tiene la acepción de como que le da asco de alguien o de algo, no, tampoco es el caso. La palabra perfecta es concreto, que no es ni tener pudor, y sí tiene que ver con dar en el clavo, el kit de la cuestión, hacer diana. Cuando se concreta se llega a un acuerdo, se simplifica, se resume en pocas palabras para dejar claro una cosa y dejar zanjado el tema. Concretar es una palabra excelente, pues seré concreto. Diré en pocas palabras, sin mucha verborrea, sin hacer demasiado énfasis en una cosa u otra, daré por sentado lo que quiero decir, sin maniqueísmo, sin titubeos, concretar, concretar, seré discreto tras un preámbulo no muy extenso, seré concreto, como un artefacto compacto, rigurosamente certero, sin andarme con rodeos pero pulcro, siendo concreto quiero llegar al núcleo en sí de la historia a narrar, narrada con concreta verosimilitud, sin tapujos, sin ser excesivamente obscena, quiero viajar a través de las palabras y dar directamente al centro de la diana, quiero concretar a cerca de este tema o tal vez mejor de este otro, quiero llegar a puertos inimaginables, contrarrestar una base en cuestión contrastando con cualquier otra particularidad, concretamente, concretar, cotejar un texto con otro, contradecir a la lógica yuxtapuesta, esgrimir la habitual respuesta alumbrando incógnitas que venían oscurecidas por el silencio de la noche. Corregir, verificar, omitir, discernir, esclarecer, colación, formatear, partir desde un algoritmo que se basa en lo concreto, hacer diana.
Posted on 1:53

Él es delgado, trabajador, prudente, noble, equilibrado, padre de familia, ejemplar, inteligente, habilidoso, atractivo, es aquello que pude haber sido si hubiese sido como él, yo soy todo lo contrario de este hermano mío, ya que yo he sido hijo primogénito, y a la vez, hijo pródigo. Defectos tiene, como cualquier criatura, no todo el monte es orégano, pero si tuviera que elegir entre su vida y la mía, elegiría mejor la suya, ya que es más necesario, tanto para la familia como para los que le absorben el tuétano, me refiero a banqueros y gente de esta calaña. Él es amigo de todo el mundo. Es responsable. Recuerdo una vez, en los campos de los contornos del extrarradio de la ciudad, apedreó a un chaval cazando nidos de avispas. En el barrio donde crecí odiamos a las avispas, no sólo porque nos han picado más de una vez, sino porque son insectos nada importantes para el reino animal, nos caen mejor las abejas, eso, sin lugar a dudas. Mi hermano es muy aficionado a la música electrónica, al Hip Hop y a pesar de que ahora está en paro, le encanta eso de tirar cable grueso porque le encanta visualizar conciertos. El muchacho nació para crear y crea música, aveces estridente, y otras veces fascinante. Es mi hermano pequeño. Yo para él soy su Tete, siempre me ha llamado así, me quiere y yo lo quiero a él: ¡Joseico, vamos a montar un spoken Word y mientras que tú pones música yo recito algunos de mis poemas! ¿Qué te parece? ¡Que te parece cojonudo! Pues adelante. No sin antes decir que es un manitas de la electricidad, de la electrónica, del sonido, tiene un gran oído musical. Es un gran conocedor de la anatomía musical. Es mi Joseico, mi disc jockey preferido, máquina total.

Se empeñan, porque le es fácil decir, que la gente es mala, todo el mundo lo anda diciendo. Y sí, la gente es tan mala que yo he acabado siendo un igual entre la gente. Porque la gente, a trancas y barrancas, va con su herencia de mala gente. Los buenos son santurrones, o tienen falsa humildad, porque la gente es tan mala que le decimos pobre gente. Y siendo pobre gente no se puede vivir, por eso dirán que la gente es mala, porque también es pobre la gente. Intentan sustituir a la gente, ya sea buena o mala, ya sea pobre gente, la intentan sustituir por robots y máquinas sin corazón, sin sentimientos, sin humanidad, y yo me digo, si la gente no dice nada, ¿por qué dirán que la gente es mala gente? Y es porque no se quiere la gente entre la gente, no se quiere en ninguna parte la gente mala, no se quiere en ninguna parte. A la gente les da por decir que esta vida es una trampa que puso alguien que es mala gente, sin embargo esa gente dicen que no es mala gente. La gente dicen que es buena gente o porque te moriste o porque trabajas, pero lo dice buena gente, ya que ellos piensan que nunca van a morir, y trabajar no trabajan. La gente no es buena ni mala, unos trabajan y otros dan su charla, la vida, y sólo la vida, es mala para la gente. Unos tienen buena vida, otros tienen vida mala, a nadie le dio por decir que pobre del que no trabaja, y su vida es tan mala que se pierde entre la mala gente porque no es ni bueno ni malo ni tampoco trabaja ¡ay, pobre gente!
Posted on 0:38

Tuve un primo que falleció ya hace unos años, quizá sean doce años, pero siempre lo tengo presente. O mejor decir que lo recuerdo cada día que pasa. El día de Todos Los Santos se acerca. No quiero oportunismo escribiendo estás líneas en homenaje a él. He escrito mucho sobre este primo mío. Escribí un poemario elegíaco en estos blogs. Se llama No me lo creo o no quiero creerlo. Recuerdo mis vivencias con él, siempre me sorprendió lo largo de su lanzamiento de huevos. Los tiraba desde el balcón de su casa y llegaban allí donde estaban sentados sus amigos, en el pollete del parque. Tenía un corazón enorme, creo que el día 10 de Noviembre hace doce años que ocurrió. Al principio pensábamos que fue un suicidio, pero no, fue un paro cardiorrespiratorio. Repito, tenía un gran corazón, se emocionaba con facilidad, recuerdo que la última vez que lo vi le conté que escribía un poemario a mis padres, ¿quién me iba a decir que cambiasen las tornas y acabara escribiéndoselo a él? Recuerdo que cuando éramos niños le quise regalar mi colección de mini cuentos de clásicos, ya que mi madre me compraba los fascículos del Libro Gordo de Petete. Le quise regalar mis cuentos preferidos, para que me perdonara el agravio cometido hacia su persona, éramos unos niños, y él no los aceptó. El otro día los encontré en una riñonera para bebés donde había algunos, unos veinte, y algunos sin páginas, esas fueron mis primeras lecturas. Si viviera ahora, con el paso de gigante que ha dado la tecnología, podría conversar con él, y la casa de mi tía sería otra cosa. No se debe hablar así, de personas queridas y fallecidas, ni para bien ni para mal, deseaba desahogarme.
Posted on 0:16

Anteayer ha sido publicado este artículo en El País: https://elpais.com/cultura/2020-10-25/los-datos-secretos-de-la-industria-editorial.html. Y me ha impresionado mucho. En él dice que editoriales como Anagrama pasan muy de refilón, y una editorial que admiro como es Seix Barral no aparece ni en las listas. Da tristeza que libros tan importantes como los de Jorge Carrión, Alejandro Zambra y otros, no se mencionen. Al parecer el gigante Penguin Random House es el favorito para los lectores. Se vende mucho libro de texto. Pero hay que romper una lanza por las librerías de toda la vida, yo compraba libros en la Casa del Libro, te los traen, si no el mismo día, al día siguiente, y tienen ofertas de compras sin gastos de envío. Pero ahora no es el momento de comprar en una gran plataforma, es el momento de comprar en librerías locales, yo compro en la Llar del Llibre en mi ciudad, que es una librería local e independiente, aunque se llame como el grandísimo competidor que es Casa del Libro. Roberto Bolaño decía que cada lector se merecía su propia librería, yo apuesto por esta librería pequeña pero con grandes aspiraciones. Una persona como Jorge Carrión está muy involucrado con el tema de salvar a las pequeñas librerías, lean si no Librerías que va ya por no sé cuál edición, y eso no es todo, ha publicado un libro llamado Contra Amazon que es de lectura obligatoria y pone todo su empeño en crear historias en contra de ese gigante del monopolio literario que está haciendo tanto daño a la cultura de todo el mundo. Jorge Carrión, además de ser un grandísimo escritor, es un gran lector, y como tal sabe que la industria de la venta por Internet de Amazon, donde cualquiera tiene acceso, y está abaratando y monopolizando la literatura, de manera que se está convirtiendo en un gigante que menosprecia la cultura, y otras artes. Pero eso no quiere decir que él lo hace por cuestiones elitistas, él lucha contra el monopolio, en su libro Librerías nos habla de lo importantes que son las librerías y las bibliotecas y el mal uso que les estamos dando. Yo en mi librería local he comprado por Internet Guía de Mongolia de Svetislav Basara y el libro del que todo el mundo habla: Simón de Miqui Otero, pero éstos no están en las listas mencionadas en el anterior enlace. Yo he realizado compras anteriores en librerías locales, que tienen un gran stock y tienen información de primera mano, porque son lectores y conocen muy bien las editoriales, y no es que un escritor se venda mejor que otro porque existe cierto elitismo cultural, no, un librero te acerca aquello que tiene salida, ya que hay muchos tipos de librerías y todas, y digo bien, todas, te dan un trato agradable y personalizado. Cierto es que el marketing es muy influyente, pero habla la obra por sí sola, y una visión en tiempo real ayuda.