Capplannetta apuesta por la soledad
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Tanto llegué a quererte que soy el cuadro daleao de mi casa. Me he revolcado en los campos, me he creído ser rey del mundo y también me he creído ser un mendigo de lo que nadie habla. Mi suerte es la suerte del principiante. Aquel que jugó a la ruleta del amor y se sintió ganador en el diez negro, pero la apuesta era el treinta y tres, la dejé escapar por jugar en las dos caras de una moneda. Y al mundo digo que escapé del potro de tortura. Escapé de mujeres que decían quererme, pero ninguna me quiso tanto como mi madre. Esta vida es para reírla. Por muchas penurias que el destino propine. Nadie tiene la culpa que las flores se marchiten. Arrancarme esta hiel que destruyó mi alegría. Evapórense las palabras que son un tabú al pasar de página. Vuelvo para estar solo, igual que solo moriré. Como todos los años siempre pierden los fallecidos. Aquellos que nos dejan en la miseria sentimental de los vacíos. No quiero equivocarme con sueños que no me pertenecen, me pertenecen las sombras y los altos del camino. La vida es una rutina que toda se repite, como los amores en primavera, como las erratas de lo escrito deprisa, tras los finales del drama. He leído los libros que dicen que hay que leer y sólo me gustaron aquellos que de los que probé y lo supe. Este invierno de veinticinco grados sólo había existido en el Caribe, ahora se entenderá lo que tantas veces han repetido y han hecho oídos sordos. No quiero ser agorero, ni tampoco un fanático de la última palabra. Me conformo con sentir el estigma de los que se creen libres entre los locos, ya que soy un loco sin ser libre de nada. Fue Ella la que entonó un Manteca. Dizzy Gillespie llenaba de aire su boca como un globo. La vida gira en torno a los solitarios hombres que invierten, que tienen papada y panza, que desnudan su torpeza con una cadena que te ponen en el cuello y nadie es testigo, o casi nadie, de los azotes que se dan cada día. No existe nadie más sagrado que aquel que toca fondo. No hay nada sagrado, nada más que el nacimiento y la mortandad. Quien te quiere hoy es posible que mañana te desee la muerte.