Capplannetta y el amor verdadero

Posted on 21:28



Cuando una mujer se entrega toda al sexo es sin duda un síntoma claro de que te quiere. Yo no puedo querer si no veo de quien me enamore. Quisiera tener una pareja en la que los dos comamos del fruto del amor, aunque ese amor sea prohibido. Prohibido prohibir, esa es mi máxima. Quisiera estar como dos carnes paralelas dispuestas ambas al placer asegurado y a la dicha del amor. Amar es lo único en la vida por lo que vale la pena morir. No me conformo con tener solo sexo, quiero ser amado para yo amar también. Cuando una mujer se entrega en la cama al hombre que ama es una verdadera bendición de los dioses, pues sólo es llamado amor aquello que es a la vez que complicidad, amor sin medida. Tener la suerte de ser amado es un privilegio que no todos han disfrutado. Yo he querido, pero el amor es como un humo caprichoso que se mueve a la par del aire, y puede tomar trayectos según sea el aire que empuje al humo. Quisiera volverme a enamorar. Cuidaría de ese amor como me cuido a mí mismo. Lástima de consejos que se dan sin entender lo que supone una mujer cuando se entrega. Una mujer es toda sensualidad en el momento que ella lo cree oportuno, y el hombre está dispuesto a beber de esa sensualidad para llegar al coito donde los dos andan un camino, y ese camino es un camino para dos. Ambos se juegan el verdadero arte amatorio con las veces en que se entreguen a tales efectos. Deseo ser amado. Pero si no doy el primer paso yo jamás podré avanzar en el camino. Ese camino donde Eva ofrece a Adán el fruto que los expulsará del paraíso, pero ¿acaso conocen un lugar más paradisiaco que una cópula entre sábanas y enamorados en amorosa aunque completa dicha? Es bonito el amor de ambos cónyuges. 

0 Response to "Capplannetta y el amor verdadero"