Capplannetta y la efímera alegría
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Puede ser que para muchos la alegría sea algo que tuvieron antaño, otros la tienen de manera intermitente, y otros puede que tengan la alegría perpetua. La alegría de vivir nos es otorgada cuando nos acercamos a la paz y la vida con plenitud. Siempre me digo que no debo esperar grandes cosas de la vida, que la alegría es efímera, que la ilusión de la vida es un momento, y que se debe tener un motivo por el que merezca la pena estar vivo. Yo he sido de niño muy feliz, de adolescente he querido vivir deprisa, y ahora, a una edad adulta tengo pocos motivos para estar alegre. Pero ahí sigo. Dándole a la batalla de la vida lo mejor de mí, algunos veces lo no tan bueno, y otras veces entro en un estado de incertidumbre que me gana el pulso y me convierto en díscolo pesimista. Nadie dijo que la vida fuese fácil, aunque para algunos se basa en lo material, en mi caso me complace intentar poner en orden este caos y esta maraña de pensamientos en negro sobre blanco. Hubo un tiempo que fui feliz de verdad pero, a decir verdad, vivía en otro lugar del que ya no pude volver. Y no es que eso me preocupe, ahora mi vida es otra, y confío en la nobleza de algunas personas. Mi deseo sería molestar lo menos posible. Y eso a veces es difícil. La verdad es que no recuerdo bien cuando mi vida dio un cambio. Pero lo que no soporto es la mala educación, la impertinencia, la prepotencia, la calumnia, y todo se aumenta en un gran etcétera que debe ser el motivo de que sea infeliz. Me he comido muchos sapos y culebras por no aguar la fiesta de mis seres queridos. Pero, aunque pocos, tengo buenos amigos que me soportan debido a mi naturaleza especial. Pero ahora me quiero la efímera alegría mucho más que antes. Tengo dignidad y creo en la gratitud de las personas. Esto que digo puede parecer ingenuo, pero la vida me ha dado palos que me hicieron desconfiado. Ahora con mi mayor deseo, que es encontrar el equilibrio, huyo de la chabacanería, de los energúmenos, y de los que se alegran de lo malo que te pueda ocurrir. Las redes sociales son un asunto de ególatras y de personajes que creen tener la razón absoluta. Yo no opino, yo me estudio, me reflexiono.