Capplannetta y el libre albedrío
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Como es negra la rata
del libre albedrío engañan a los niños que mascan chicle en clase y amontonan
montones de polvo en la mentira medrosa de sus plumieres de lata. La mentira
asombrosa del libre albedrío se ha hecho muy popular en el teatro chino de
Manolita Chen y la han visto trepar como una tarántula en los lugares donde el
viento tiene miedo. En la celda de dos por dos del libre albedrío han apedreado
a un muchacho por llevar calcetines a cuadros, y una amalgama de verdades se
hacen huecas como los tuppers. Yo nunca he sido bien recibido los años
bisiestos, tampoco en los ojos claros de la mar con medusas. En el latifundio
sucio del libre albedrío han dado una patada en el trasero a un monaguillo, y
el cura que gasta muy malas pulgas, ha repartido hostias a los niños con
parásitos en la cabeza. Los príncipes de los basureros tienen bastante con un
pollo podrido que olía a patraña, y los dueños de la excusa han inventado una
estrategia para rendidos hombres en camas calientes de pisos patera. No vendáis
la patata caliente del libre albedrío, no cambiéis por mugre la migaja de pan
duro pérdida en el suelo desde el anteayer en la cena austera. Han encontrado a
un Judas traidor en la plegaria usada de los verbos ditirambos. El libre
albedrío hoy día es un montículo de necedad que busca perro pequinés y
periquito sin plumas. La verdad de los hombres está mal acostumbrada, se rodea
con viejas híper maquilladas y con verborrea de mujeres que juegan a las
tragaperras. Ya no son las cosas como cuando mandaba el caudillo, ahora los
poetas buscan el libre albedrío en los sótanos con olor a alcanfor. Las
muchachas ya no creen la verdad de los amigos por
interés.