Capplannetta siente envidia
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Siempre hubiese querido tener estudios superiores. Pero esa es mi gran frustración, ya es demasiado tarde. Ahora sólo puedo contentarme con la de estudiar de forma autodidacta. No es una vergüenza. No me gusta hablar en tono culturalista cuando estoy con alguien muy leído o con estudios universitarios. Es pedantería y no pretendo dármelas de lumbrera cuando por lo menos sería una falsa pose. Soy lector desde siempre pero empecé siendo petetiano y dejé de estudiar a una edad temprana. Desde el año 1995 soy un lector no muy avezado. Pero he leído continuadamente y no pretendo ni de ir de erudito y mucho menos de intelectual. Con veintiséis años trabajé en el sector del metal, y ahora, con mis demonios mentales lucho una batalla que sí la gano volveré a creer en los milagros. Vivo esperando el milagro de mi curación, o si no es posible de mi mejoría. Siento envidia de aquellos que están en grandes editoriales, que son leídos por un público masivo. Pero no es una envidia tóxica, me alegra leerles y por ende satisfacer y aprender de escritores que sí tienen estudios superiores. Yo no quiero ser famoso, sería ridículo por mi parte. Yo vivo para mi permanencia en el hogar y leer aquello que me gusta. No leo en catalán. Y escribo en castellano. Ser autodidacta no es malo, lo malo es no admitirlo y darse ínfulas de falso culto. Yo soy un muchacho que se lo tragó la calle a una edad temprana. Soy charnego y de extrarradio, y detesto a los hijos de emigrantes andaluces que presumen de catalanismo. No es catalanofobia, es simplemente problema de originalidad. En esta vida hay que ser auténtico, si no estás construyendo castillos en el aire que se los lleva el viento. No me importa todo aquel que habla y escribe en catalán de manera ejemplar y es hijo de emigrantes. No, para mí no es problema que la gente hable en catalán, pero en mi caso, hablar catalán viene a ser lo mismo que pronunciar un trabalenguas. Mi acento almeriense me hace hablar desde mi seno materno, donde me he criado, y donde he vivido mi infancia y adolescencia. Esto no quiere decir que no lo entienda. Es más, si se sienten más cómodos prefiero que me hablen en catalán. Pero los catalanes son gente educada y no ponen al campo llaves. Tengo amigos catalanoparlantes, pero para hablar el catalán bien se necesita hablar bien el castellano, y yo, ni una cosa ni la otra. Envidio a los que con estudios superiores son ávidos lectores y grandes poliglotías que no presumen de ello aunque tienen mucho que enseñarte. Por ejemplo, mi amigo Juan A. Herdi. Es un erudito en toda regla. Su entorno y yo me pongo como testigo de que corrige y examina pormenorizadamente un texto. Sea este del rango y estilo que sea. Ser un aventajado lector produce grandes consecuencias como conocer perfectamente una ciudad. Da riqueza cultural. Y sobre todo, aprendes de estos amigos que son grandes lectores avezados.