
A mis 48 años estoy adentrándome en un sótano obscuro donde guardan barriles de amontillado. Estoy deseoso de que mis padres vivan. De que vivan la vida lo más alegremente posible. Este año es el aniversario de sus cincuenta años de matrimonio. Sus bodas de oro. Yo estoy en un momento delicado, ya que no salgo, no voy a ninguna fiesta ni celebración, pero yo no soy ninguna víctima, prefiero una vida tranquila y de pura contemplación. Sin duda he tocado fondo, pero no puedo quejarme. Podría ser peor. Aunque estoy en el fondo de la cloaca quiero vivir. Quiero vivir porque la vida es lo que da sentido a nuestra mortandad. Mucha gente dice cuando alguien muere, que en paz descanse. Y yo pienso que no descansan. Porque la energía ni se crea ni se destruye, se trasforma. Este tópico me lo enseñaron en el colegio. Yo no pienso en morirme, aunque tenga verdaderos problemas serios. Mi vida ha dado un vuelco. No pretendo escribir y redundar en las mismas cosas. Tener cuarenta y ocho años después de pasar ocho años de matrimonio, me ha hecho volver a meter otra vez la pata. Tengo una pasión por vivir totalmente peligrosa. El peligro es un estado en acción del que no reparamos, sólo cuando lo intuimos y mi intuición es totalmente nula porque prefiere serlo. Prefiero no darme cuenta de cuestiones certeras. La vida, aunque precaria certeza, es también una fantasía que dialoga con la realidad. No hay nada como estar loco por vivir. Vivir la vida lo más peligrosamente posible y caerte para levantarte, te sacudes y sigues. Sigues en la brecha, pero no hay delirio ni locura tan interesadamente concluidas como una jugada a ciegas para gritar de alegría, gritar con alegría efervescente, fugazmente volatilizada.

Se me diluyen las palabras en la desmemoria. Por eso, amigos, por eso, carezco de la oralidad porque mi memoria se evapora como un aguarrás de nadie que quiere ser y no puede. Confluyo la vergidesgracia del mal pensar, y por eso, amigos, por eso, me diluyo de efervescente coherencia y de lúcida palabra sagrada, que nos enseñaron los nombres que valen la pena leer. No es modestia. Yo soy un emisor de lo ya escrito. Tan solo interpreto versos que leí y releí, y que pobremente recuerdo. Amigo, Juan, tenme paciencia. Se me va la quijotería de remilgos tras asolapadas voces que interpreto en un solitario diálogo aunque sólo yo creo sea posible. Cuando se me olvidan las palabras que quiero decirte, se me olvida el oro de la alegría que quisiera compartir contigo, esta vez sí, en una verbigracia serena, locuaz. Tengo un momento de lucidez y tengo trece momentos de locura. Pero no me preocupan. Porque sé que tengo tu amiga mano, y tu comprensión, en los latidos enormes de tu corazón bombeante de sangre como vino que es hemogoblinamente río virtuoso y sosegada coherencia de cepa.
Carezco de oralidad, y de deleites de la lengua. Se me amontonan las palabras en las cosas que quisiera decirte y no puedo. Soy un Lázaro con mi ceguera tan a cuestas. Me emocionan las cosas sencillas. Quisiera emanciparme de buena y necesaria literatura. Como el pan del centeno, del trigo, o de la dicha. Porque con pan las cosas median con la palabra. Por que la palabra es pan y el pan es la primordial razón que nos reclama tres veces al día. Yo carezco de oralidad. Pero quisiera escribir maneras de vivir y conductas para aplicarme en el difícil ejercicicio de la vida. Soy un solitario. Pero siempre he creído en la sagrada compañía.
Posted on 7:19

Disculparse al toser es tan hipócritamente educado que yo me pregunto si yo puedo disculparme por haber molestado a toda esa gente que le tosía. Mi tos en tan tremendamente acuciante, que no es una tos, es un sonido en el silencio de los errados parajes que anduve. Yo tengo una tos que es todas las toses. ¿Por qué se pide disculpas cuando se tose? ¿Acaso no es una necesidad fisiológica? ¿Toser es tan necesario como buscar acomodo ante una mala postura? ¿Qué camino tomar ante las toses que son solitarias como un pensamiento que huye y no puede porque persiste de realidad material? Mirar este adentro mío. ¿Es lamento, es vacío o es miedo absoluto? No, no soy cobarde por tener un miedo que no es mío. Tan solo soy un educado hipócrita que se disculpa cuando tose. Soy un latido dentro de una coraza de autómata presencia. Me repito como en un ataque de tos molesto y repetido. Describo el agua sucia de mi negada pureza. Soy impuro. Como un perro, como un sucio destino de negatividad. Me medico porque no encuentro un alma samaritana que me dé su mano y me diga tranquilo. Tranquilo.

Me dijeron que porqué no me dedicara a otra cosa, yo les dije que era lo único que me consolaba en mi proceso psíquico. Me dijeron que eran mis amigos, incluso alguno me señaló como gran poeta. Hoy no quieren saber nada de mí. Y todo por intereses editoriales. Yo creía que tenía amigos, que otra vez estaba en la brecha. Pero era un espejismo. Todos me dieron la espalda. Todos menos dos. Mi amigo Juan and Cook que hace años lo conozco, y un amigo de la infancia. Los demás todos me dieron la espalda. Me llegaron a decir editores que no tenían una editorial, la que yo admiraba, me creía apreciado, y no era verdad, me dijeron que tenían una empresa. Jamás estuve pero estuve. Opté por que no me vieran la cara, mi personalidad. Pero pensé, hay tantos como yo en este mundo que no todos deben estar equivocados negando la gran verdad de la vida. Y entonces me dije: —Pero no la niegan por rencor, o porque estén carentes de amor, o por que estén todos locos. La niegan porque obedecen a su naturaleza. La naturaleza que les es negada. La naturaleza que, aunque parezca mentira, respira de su mismo oxígeno. Yo no creí jamás en las diferencias entre las personas. Hoy estoy muerto. Hace años que lo estoy. Mis padres son los únicos que lloran mi muerte en vida. Esto no es broma. Todos los seres a los que se les muere su naturaleza no pueden estar en consonancia. No es ninguna conspiración. Es parte de una prueba que pone a dos naturalezas en una balanza. La una, plagada de razones y de grandes verdades. De grandes dotes en el arte de amar. El otro, más desgraciado. Pero con la fuerza de la inocencia.
Posted on 1:21

Me dicen que me repito. Y tienen razón. Padezco una obsesión que redunda y redunda en los espacios abiertos, en los lugares con paredes y techumbre, en los espacios comunes, me cuesta asomarme a las ventanas, no me meto en la vida de nadie, y no permito que nadie se inmiscuya en mi vida. Pero es imposible. La gente te juzga porque es fácil mirar y diseccionar lo evidente, lo que perciben, y están tan seguros de ello como tú estás obsesionado en que se inmiscuyen en tu vida. A veces la vida es una mirada eterna que te desnuda, te despersonaliza. Te crea indefensión, vulnerabilidad, te hace débil y frágil. Pero bueno eso nos ocurre a todos en partes iguales o no. La vida no es como la imaginamos al principio de adentrarnos en su realidad. La vida contiene todos los pecados de los que reniega la Iglesia. Si me repito es porque no creo en otra cosa que mi imposibilidad y mi voluntad inútil para hacerme víctima de una causa que ni yo comprendo bien. Estoy entre un mundo y otro. No tengo respuestas, sólo preguntas. Y casi todas son incógnitas que se desmoronan.
Porque todos los poetas somos vanidosos, incluso los hombres y mujeres corrientes. Todos vanidosos. El hombre es vanidad. Y todo lo que reclama es protagonismo y tener verdadera importancia. Si el hombre es vanidad, ¿es lo que nos diferencia de los animales? ¿Y el conocimiento? El conocimiento de que somos vanidad y nada más que eso. Titubean los poetas alegando que no son vanidosos. Dale a un poeta reconocimiento y ensalzará su ego. Gritará dadme, dadme, dadme y será insaciable. Nunca se saciará. Porque la vanidad no sabe, no huele, no es cuerpo, no es materia, la vanidad la sustenta el ego, y el ego es el gran masturbador entre la prepotencia y la soberbia. Pero muchas veces caemos. En las débilidades del alma. Y el alma es mortal. Porque si el alma no fuese mortal ya se encargaría el hombre, en este caso el poeta, de comerse a los dioses que él mismo ha creado. La verdad tiene varios caminos. Pero coger el atajo más largo no es de idiotas, es la gracia de aquellos insensatos que en la inocencia se equivocaron y tropezaron. Y tropiezan por que son hombres, son poetas. Nada más nimio que eso. Nada más signo de mentira que su propia existencia. Equívoco tras equívoco aprendemos.

Me quiero porque estoy enfermo de literatura. De la que leo y de la que escribo. Yo, que era un chico más de extrarradio, ahora estoy amarrado a las palabras. Tal vez sea porque nada más me crea esa parcela de entretenimiento. Estoy en un lugar donde viajo sentado en el sofá. Estoy en el lugar preciso en el momento adecuado. Cultura, sin imponerla con mano dura, es más necesario no obligar a los chicos que lean, que lo descubran por sí mismos. Al fin y al cabo rendirse ante las palabras es cuestión de actitud. De querer enfrascarse en una historia. De elegir, porque la lectura es elección. Pero escribir es aplicar un diálogo consigo mismo en busca de un lector. La literatura es un paso hacia delante siempre. Cuando se está embutido en una historia, desgranando paso a paso las respuestas de una buena historia que se va hilvanando como una madeja de hilo. Estar enfermo de literatura es buscar para encontrar. Es abandonarse en la dialéctica de ensoñación e imaginación que conlleva alternar la buena lectura repleta de lucidez y aprendizaje permanente. La sensibilidad y el buen hacer de un escritor se basa en lo que lee, pero también en lo que oye y ve. Hay historias en todas partes. Una buena historia se desnuda como una mujer entregada al arte amatorio. Es reencontrarse con el sentido de la imaginación mediante a las palabras. Un buen consejo es tener el criterio de abandonar un libro que no te llena. Hay libros difíciles. Yo soy de los que creen que no hay libros peligrosos, sino escritores con un equivocado criterio. Cuando estás sumergido en una historia, no es la misma cosa que escribirla naturalmente. Escribir es abandonarse a la verdad desde la ficción sugerente.

Hay poemas que sólo se leen cuando los escribes. Porque duelen, porque te acercan a la tristeza. Esos poemas, por mucha vanidad que tengas, no podrás leerlos porque te hacen tanto daño y te mostrarás reacio a su lectura. Aunque el poema sea bueno, de los mejores que escribiste, pero te duelen. Te duelen tanto que no puedes releerlos. Los poemas que ya no conozco son aquellos que te llevan a la deriva del dolor y no quieres volverlos a recordar. Cuando te duele un poema es puro entre otros poemas. Por eso me cuesta tanto corregir los poemas que me hacen daño. Un poema puede ser una paliza propinada por tarugos y energúmenos. La lástima mía es no enfrentarme a lo ya escrito. Aunque haya destellos, resplandores, galaxias y constelaciones, luces en los umbrales de la inspiración. Relámpagos e imágenes maravillosas. No quiero enfrentarme a ese tipo de poemas, no, no puedo hacerlo. Es como estar con una mujer sombría que respira tanta melancolía que es la terrible víctima de su propio pensamiento. Todos tenemos poemas olvidados. Sólo los poetas cobardes y epígonos los recitan sin parar. Ellos sostienen la quimera del oro particularmente porque creen haber descubierto la luz y la belleza en cuatro versos presuntamente atiborrados de hermetismo. Los poetas no son la cura del mundo. Hay muchas clases de héroes, pero los poetas, en especial, no lo son. No lo son porque un poema no cura ningún mal. Un poema es espejismo, no obstante, tratan de escribir la resplandeciente metáfora que empacha.

No se puede ser nadie, no se puede ser nadie, nada más que nadie. Ser lluvia que cae a la tierra y se convierte en lodo. No se puede ser nadie, nunca ser nadie. No se puede ser aire que pasa parsimonioso como un acompasado sollozo de aliento. Nunca jamás ser nadie. Como el agua ocre que corre repleta de barrosa, como la mala hierba que se arranca sin más. No ser nunca nadie. Es imposible. No ser nada más que nadie. Como un peregrino que no sabe dónde va. Como un perro de nadie, como un semidiós enfermo de nadie, como un presagio sin presentirse. No ser más nadie. Ser la hojarasca seca y arrinconada en el otoño más gris. No ser nunca nadie. Como un pasmarote, o como un simplón sin más, o como un pasmado personaje sin sustancia, que ni comete ni merece. No ser más nadie. Como un preludio sin decir nunca más nada, como una pregunta sin un respuesta coherente. No ser ni sentirse nadie. Como romper de un plumazo el aliento de un bostezo. Como un orgasmo a medias. Como un destino sin pena ni gloria. No ser nunca más nadie. Como un perdedor que amasija veinte dedos en dos puños cerrados. Como los vientos de los soplidos de cansancio y hartazgo. No ser jamás más que nadie. Como al que le quitan el alma que ha sido y no puede aunque quiera volver a serlo. O como al que le arrebatan la esperanza a desengaños, a mentiras, a tropiezos. No ser nunca más nadie, pero nadie, nadie, solamente eso. Como el que encuentra una derrota que no quiere ser suya de ninguna manera. Ser nadie. Como el que frecuenta el vacío de no ser más nadie que lo que se ignora. No ser nadie, nunca nadie. Como el desmayo que para nada sirve pero que te derrota de nadería. No ser más nadie, nunca más volver a ser nadie. Poco importa regresar a no serlo. Porque al ser nadie se es todas las cosas que aparentan ser nadies. Nadie.

No sé por qué creo que soy el culpable de todos los desastres de estas tierras. De las migajas que me como. De los resquicios de vaso que me bebo. De los despojos y de la casquería. De los mal sabores de la mayonesa agría. De los pormenores de lo que se desmenuza como pan sin masa madre. De los hechos y de los deshechos. De loa acicates y de los incapaces. De los aires de bajeza y de los delitos que nunca cometí. De nacer silbando miedo y del vértice del escalofrío. De la descompasada canción del poeta ditirambo y de los sonidos de contrabajo solemne y con una nota sostenida lánguida a su suerte. Quiero ser un manojo apretado por la aurora y un conversador ingenuo con los nervios de aluminio. Me temo que tengo la culpa de todo. Soy el creador del tedio y de la absurda plegaria al viento. No quisiera mundos de parálisis permanente ni delirios ante una desmayada disputa con la leche del biberón helado. No quiero más tropiezos en la mesa donde te hago la cama más sedosa y cálida. No quiero imaginarte fría, ni herida de vértigo ni aburrimiento perpetuo. La culpa del desastre la tienen los ridículos bostezos en la sopa espesa y amarga de los arsénicos repletos de cloroformos ambiguos negadamente indispensables. La vulgaridad rompe el ocaso como una campana balbuceante de baba y burbuja compungida. Retales de mi pensamiento desgrano ante la embustera promesa del silencio en bancarrota. Suenan los timbres, suenan los estúpidos teléfonos, suenan las alarmas y suenan las sirenas. Yo no quiero ser segundo plato ante la muerte. Solamente quiero despertar de pasión y desgarrado de sentidos ante la curva presagiada de las luces que destellan en la muerte súbita. No quiero más litigios en la comparsa de enlaces que se muestran a quemarropa y sin el consuelo de no ir a ninguna parte. No quiero legajos, papelotes y pergaminos. No quiero la acequia lúcida si no es la de un libro de bolsillo. Ni una estratagema ebria de ti en el impulso luminoso de los peatones que se besan en los pasos de cebra. No querer andar no es no querer vivir. No querer vivir no es abandonarlo todo. No abandonar no significa un último suspiro. Un plato repleto de berzas es como quimeras y rutinas preñadas de vegetales maneras de vivir.

La asfixia no es una marca de laca. Es un sentimiento infravalorado aunque muchos la padezcan en ámbitos y síntomas como la ansiedad u otras causas con cierto parecido. Cuando te asfixias, tiendes a mantenerte a flote sin molestar lo más mínimo. Gritarías AUXILIO!!! Pero es inútil. La gente tiene sus propios problemas, y una pregunta quiero hacerles: ¿cuáles son los problemas que más dejan su impronta en síntomas como la asfixia, la ansiedad, o los brotes negros? ¿Qué clase de argucia inventar para que no se rían de tu ahogamiento en los mares? ¿Por qué vemos como normal que la gente se esté ahogando y no nos inmutamos por lo que le suceda a cualquier hijo de vecino? Unos se embarcan en la moda, en el último grito en vestir y en complementos solamente accesibles para unos afortunados. Yo intento salir de esta miseria. Pero mi tedio acompañado de mi soledad me hace víctima de este desconsuelo. Presumir palmito, decir que escribes, desarrollar tu interés literario, armar el Belén en carnavales, que se rían de ti aquellos que saben que tienen su alto vuelo asegurado ante tu personalidad inmutable. Reírse es fácil cuando la prepotencia tiene normas de conducta preferentemente beligerantes. La prepotencia es un coto vedado para según qué cazadores de trofeos de bestiarios y animaladas variadas. La asfixia es un síntoma evidente de que el oxígeno se te está negando. La injusticia de los ángeles caídos, y los serafines estropeados, es la base de todo el rencor contra aquellos que nada pueden implorar por que están en tierra de nadie. La asfixia es un canto en los dientes con los que damos algunos perseverantes del descrédito y la causa estéril. No, no me apetece tener voz para lanzar pedradas a la gente, todos tenemos problemas. Y algunos más que otros. Así es esto.

Cuando estuve encadenado en los calabozos jamás supliqué que me sacaran, aunque necesitara ser libre. Cuando necesitaba de una verdadera compañía jamás la busqué, tuve soledad hasta el hartazgo, y no me quejé ni me consolé siendo una derrotada víctima. Cuando me vi desmantelado, acusado por la culpa, maniatado por la esclavitud, jamás pedí auxilio. Mientras que el silencio ocupó mi vida, cuando todo alrededor era ruido, sonido aberrante, y grosería nunca tuve que renunciar a no ser yo mismo, pues ser yo mismo era lo más valioso. Cuando todos me olvidaron, sin quererlo me volví enemigo de voces que se exhiben prepotentes, del laberinto de ideas, del abismo que miré con estupor, impávido fui ante tales derroteros en mi clandestina manera de mirar. Todos somos víctimas de nuestra propia naturaleza. Todos tenemos una debilidad que muchos conocen. La vida no es un paseo, la vida es una caminata hacia la consolidación de la gran verdad. La vida se aleja de lo evidente, se aproxima a lo circunstancial, es duro tenerle miedo a la vida. Es la menor de las locuras, aunque la más generalizada. Renuncio a vivir del pensamiento. Prefiero vivir de lo que conozco totalmente.

Cada vez más se empieza a escarbar en el lamentable sentido de no arriesgar a la hora de publicar. El diagnóstico de los libros, sean poesía, narrativa o ensayo es el no-riesgo. Los editores se han pillado los dedos con publicaciones varias, y ahora prefieren no arriesgar, aunque sepan de la calidad literaria del texto. Un buen editor que se precie es aquel que arriesga y toma partido en las necesidades del autor. Pero esto es hoy por hoy un lugar reservado para autores conocidos, o con una gran carrera que los acredita. Cada vez más, están aflorando editoriales de autopublicación. Algunas usan artimañas como la de financiar una tirada de cincuenta u ochenta ejemplares como sí hipócritamente no admitan que eso no es autoedición. Editoriales de gran prestigio han optado por la autoedición. No diré cuales, pero son editoriales famosas en lengua española. Las editoriales que no manejan el cotarro de la edición pagando por parte del autor se financian con publicaciones sobre fútbol, o todo aquello que venda para que el margen al publicar libros de desconocidos sea algo rentable. Sin duda, toman partido en publicar a autores jóvenes y desconocidos, aunque tengan que vender otro tipo de libro más comercial y con una oferta y una demanda accesible para un gran público aficionado. También el hecho de publicar a poetas y escritores consagrados también es una salida para ese tipo de editores.
En el futuro se autopublicarán los autores. Ya lo están haciendo. Pero se está convirtiendo en un negocio rentable, ya que al usar distintas artimañas de financiación se protegen las espaldas, y al final, no arriesgan por motivos empresariales y de negocio sustancioso. Salvo los editores que vendiendo material de autores consagrados y temáticas deportivas para financiar pocas tiradas de escritores que empiezan, otro tipo de editor crea un tipo de mecanismo mercantil, diciendo que no pagas por publicar pero te tienes que hacer cargo de los gastos de inpresión de un porcentaje de libros, y al final pagas por publicar aunque se diga que se coedita. Es otra martingala que ofrecen los editores que no quieren arriesgar. Efectivamente algunas editoriales se han decantado por la literatura con riesgo, y haciendo hincapié en autoras chicas o mujeres, ya que son éstas las que verdaderamente son fervientes lectoras. O sea, que han visto ahí muestras de un mercado amplio y rentable. Los libros, son eso, un negocio y punto.

Me aconsejan editores y poetas que haga presentaciones. Que lea mis poemas ante un público. Que promueva mi poesía. Y nadie entiende la razón de mi negativa decisión de no prodigarme mucho en cenáculos y presentaciones literarias. Muchos poetas creen así que van a vender más, y puede que así sea. Pero son para mí gente que mete a los demás en compromiso y tienen un alto ego a prueba de óxido y desagradecido protagonismo, del cual sólo se importan ellos a sí mismos. Éstos creen que van a perdurar, que van a destacarse en el Parnaso de los poetas laureados. Y muchos son epígonos. Normalmente ganan concursos de provincias, pero jamás un premio importante. Todos somos vanidosos ante la poesía y el hecho literario de llegar a un público numeroso. Pero la mayoría de este público son amigos. Yo tengo muy pocos amigos, y mis libros suelo regalarlos a quienes creo oportuno. Tengo pocos amigos (repito), la mayoría no lee ni a Mortadelo y Filemón, mi entorno no lee, sólo lee la prensa deportiva. Tengo familia que tampoco lee. No quiero meterlos en un compromiso. Tal vez sepa de antemano que no me van a leer. Promocionarte por las redes sociales es cuestión de tener un público seguidor de tu trabajo. Veo a los poetas y rapsodas como con una gran lástima porque comprendo su esperanza insatisfecha. No creo llegar lejos en la poesía, pero no es falsa humildad ni falsa modestia. Mi voluntad, hoy por hoy, me lleva a entregarme a la novela. No tengo ambición, aunque bien quisiera ganar un premio importante. Es cuestión de perseverancia y tener un criterio estilístico basado en el pudor evadiendo ciertas premisas que perjudican a la perspectiva de jurados e hipotéticos lectores futuros que puedas tener.
Posted on 1:42

El silencio de las bibliotecas contienen una charla entre los escritores de todos los tiempos en un presente de lectores fugaces. Que van y vienen acerca de una historia, de un poema, o una imagen. Las bibliotecas son la morada de la memoria del ser humano. El hecho de estar en una biblioteca implica silencio que nunca es del todo silencio. De los libros se puede extraer todas las cosas que se ignoraban y han mantenido la llama candorosa del vivo legado después de la vida efímera. Los libros son testimonio de que la absoluta verdad se puede encontrar escrita con una letra menuda y el papel, el divino papel ahora lacado y oloroso. El viejo papel amarillento. Sería un sacrilegio fumar en una biblioteca. Guantes blancos custodian los libros, los manuscritos, los legajos y en ellos hay secretos que el hombre entiende. Un libro es una fuente de ideas y un paseo por el conocimiento. Leer, leer, y leer, para después escribir. Se debe leer más que escribir, pero sin la lectura no habría escritura. Dicen que hay libros peligrosos. El único peligro que veo en los libros es que nadie engaña al ilustrado.

El hecho de ser escritor no es lo mismo que creerte escritor. Ser escritor es ser un trabajador que frase a frase crea un bloque en palabras tras otro. Párrafo a párrafo se congregan una serie de frases que estructuran un texto. Eso todos lo sabemos. Pero escribir bien no es escribir verdaderamente de manera satisfactoria. Escribir bien es decantarte hacia un abandono y hacia una soledad que solamente es un alargamiento del brazo, de una extremidad en busca del otro brazo esta vez del hipotético lector. Del lector en busca de luz que lo aproxime al diálogo que mantiene consigo mismo en busca de la conversación sagrada. La conversación sagrada es un lector enfrascado en tu texto, por que ¿qué significa escribir? ¿Qué es lo que nos motiva a escribir? Es una especie de introspección comunicante en busca de un receptor al otro lado. Sin duda ninguno de los dos se ven las caras, pero mantienen una comunicación que a veces es atrayente y otras no tanto. La conversación entre autor y lector es una especie de exorcismo. De pacto entre dos seres ante un postureo de curiosidad e inquietud preponderante. Plasmar una idea no es fácil. Escribir un libro es difícil. Abandonarse a la página en blanco es no tener ningún miedo y acercarte al lector con toda la desnudez que sugiera verdad absoluta. La prueba de verdad absoluta es la valentía. No tener reparos, aunque sin llegar al hecho de no prescindir del pudor. ¿Por qué soy escritor? No tengo ningún lector, me cobran por publicar, dedico mi poco dinero a un trabajo que no me es recompensado. ¿Por qué estoy en este galimatías circunstancial? La calle me expulsó de sus ambajes helados en la fiebre y escalofriantes remilgos en el calor soporífero.

Es el pan de los ángeles el don del hombre capaz de dar amor. Aquel que codician los mezquinos arañando la paz derramada por los hombres justos, por los pacíficos de corazón, por los que cruzan cada día una frontera. El pan de los ángeles es miga de paz y amor, ¿Si os dijera que no hay maná para ninguno de los ángeles que pusieron entrega hacia los caminos del inocente amor? Para la semilla que no se abre. Para la calle cerrada. No hay más vanidad que aquellos que predican castigo y desprecio. De aquellos que entregan su corazón lejos del ermitaño, cerca del necio inquisidor, de flema del asco, quien a Cristo negó Dios lo perdonó. La vida te expulsa de la tranquilidad pero también de la muerte, y vuelves redundando la inmortal parábola suscrita por la verbigracia del Señor. Ese Señor, y solo él, es mi verdadero pastor. Aquel que ante felonía y villanía aborreció a los traidores calumniando al señor de los cielos, a los sacrosantos samaritanos. Tenías mucha prisa por ver a Dios en el cruce de caminos. Desterrados aquellos que dejaron de ser guardianes de sus hermanos, pues ellos negaron el pan que comen los ángeles. Para ellos existe perdón, perdón sin la Epifanía de María, perdón y conmiseración. Misericordia de los hermanos que no poseen ira aunque la cólera De Dios será como un cayado de pastor sin rebaño, sin pan de ángel inmaculado, coronado de espinas y sufriente. Tendrán su lugar en el edén eterno. Amor, amor de quienes quisieron amar y amor no tuvieron. Amor para aquellos que predijeron la gloria De Dios. Amor para los que ofrecieron su corazón. Plegaria sacrosanta del amor a Dios. Bendito sea aquel pastor que no obtuvo dádiva, y entregó el verdadero amor De Dios. La palabra, el justo perdón.
Posted on 0:49
No sé si soy mi propio enemigo o soy un enemigo para los demås. Pero yo, siempre me he dejado llevar por mi naturaleza. Aunque mi naturaleza sea rara, insólita y contradictoria, no pretendo hacer daño a nadie. Nunca he sido mala persona. Ahora, justo ahora. Hago acopio de ciertas respuestas que la vida me entrega, como capas de cáscara y rastros donde yo por ahí he pasado. He pasado muchas veces. Escucho una canción que me habla. Me cuenta cosas acerca de su naturaleza. Las palabras son eso, palabras. Estoy amarrado a ellas. Catalogan mi poesía como radical. Pero yo no considero mi poesía radical. Yo creo que es un salmo verdadero. Es la verdad inmaculada. Un ruido suena en mi entorno. Yo no puedo satisfacer a todos los seres de la tierra. Quizá sea eso. Enemigo de mí mismo. No voy a suplicar la libertad. Hubo un tiempo en que era furgonetero. Con una R4 me recorría toda Barcelona.
Iba a publicar en Facebook esta fotografía, que no es mía, y me he echado para atrås. Pienso que para ser enemigo de mí mismo no basta sólo con pensar. También basta con hacerse pesado y presumir ante tuttilimundi. Que conste. No critico a todo aquel que se prodigue en cualquier red social. Pero pienso que para presumir de algo se tiene que carecer de aquello por lo que se presume. No quiero hacer hincapié en que mis compañeros publiciten su trabajo, merecido y meritorio lo es. Tampoco me molesta que la gente se divierta. Lo bueno sería derrochar alegría para todos. Pero yo seguiré siendo mi enemigo. Cuando la vida te cambia, también cambia a tu entorno. Solamente conozco a cuatro personas que no han cambiado un ápice desde que mi vida cambió para siempre. Ellas ya sabrán quienes son. También puedo añadir a otras personas. Pero bueno, me quedo con los buenos momentos. Sí es verdad lo que dicen. Estoy en tratamiento de los nervios. Eso parece ser un repelente fabuloso. No quiero ir de víctima. Tan sólo digo que gracias a mis padres, hermanos y la gente que me quiere todavía sobrevivo. No soy enemigo de mí mismo cuando digo la verdad. Pues antes mentía y jugaba a las marionetas como en un teatrito. Gracias. Me he enemistado conmigo mismo, pero con nadie más. He decidido optar por la verdad. La pura verdad.

¿De qué soy preso? ¿De estas cuatro paredes? ¿De mis libros? ¿Del exterior? ¿De lo de adentro? ¿De mi conciencia? ¿De mi intelecto? ¿De qué sigo preso? Si no puedo mantener mi equilibrio, si no puedo vivir el momento. Entregarte a la literatura parece una cosa fácil. Pero va en serio este juego lento, solitario, y lleno de trampas, encrucijadas, estados entre la llaga y los duros vericuetos. Ya no hay lugar para ser libre. Tengo un síndrome de abstinencia constante. A veces me falta sexo, otras ansiolíticos, otras un cigarrillo, otras un café, y otras el alma. ¿Por qué y a qué viene el acto de crear a un tipo como yo? Soy una especie de homúnculo que ni es brillante ni verdaderamente consciente del mundo en el que vive. ¿Sobre qué puedo escribir? Si nada sé sobre lagunas y destellos en esta otra parte del mundo. Soy un ascensor que baja y que sube. Todo se hace desde la latitud que a mí me tilda terrestre y a los demás despegados del suelo. Aún así me llaman loco. Mis hermanos del pueblo. Es placentero ignorar la verdad. La absoluta verdad que determina complicidad y camaradería con aquellos que poco les importa lo que ocurra a tipos como yo. La razón por la que soy sueño y tiempo es porque soy humano. Demasiado humano. Un día me evaporaré sin antes no cruzar campos minados, sabotajes premeditados, y conspiraciones con la voz del déspota. ¿Creen ustedes que basta con cerrar la llave? ¿Por qué será que donde quiera que voy me sigue una negra lógica? ¿Qué truco tendré que realizar para mantenerme con vida durante este desmantelamiento de mi inocencia? No es que prefiera ser inocente. Pero a fuego lento cocinan todas mis vísceras. Estoy ante un público que hace rato me ha humillado, me ha tirado huevos y tomates, y han roto en un estallido de carcajadas mi corazón. Estoy traficando con mi pensamiento, un juego que perdonan los ángeles, los ángeles son anfibios entre cielo e infierno. A veces te dan la vida y otras te la quitan con toda la alevosía. Soy un verbo que no se conjuga, una loca historia al salir del burdel, un elemento a parte de esta vida de carrusel, soy un miedo y soy una purga, soy una tregua que quisiera al fin volver, busco calmar esta sed cruda.
Posted on 0:41
Trato de que sea mi amante pero es imposible. Es un corazón de nadie. Aunque te dé cariño y besos a flor de piel. Ella es la chica más tolerante desde Barcelona a Barranquilla. Desde Tokio a Sevilla, desde San Francisco a la Blanquilla. Ella es la geisha más dulce de occidente y Cali. Todos saben a qué me dedico en mis ratos libres. Pero es temporal. Estas cosas deben durar poco. Hasta que encuentre la pieza que complete mi vida. Las chicas tienen la magia de la carne que se moja. El lubricante fantástico para meterte dentro de ella. Sí dios te creó con la costilla de Adán y si Adán fue creado con barro, es normal que tú, Eva de los excesos, dormites la canción distinta de los paraísos artificiales.
La verdad adherente a quien comió de la manzana. Si el diablo es más viejo que Adán no había mundo (o sí). Creo en la animalidad de nuestra especie. Por eso, cuando gimes de mujer completa te embelesas y yo me embeleso. Eres un regalo o una ofrenda para la cópula de dos que sexo piden. Resultas ataviada de pormenorizadas ideas. Me enamoras, compañera.
Una sexualidad compartida es dar placer y que ella te lo dé a ti. La sexualidad es cosa de dos. Debe ser recíproca. Es como un orgasmo al mismo tiempo. Al unísono. Una mujer cuando se entrega evoca todas las cosas tan maravillosas, como alimento a pedir de boca. Espero verla pronto. Como la vi por primera vez. Recuerdo su cariño. Sus caricias. Una mujer de los pies a la cabeza. De esas que te hacen perder la chaveta. Resulta comprensible. Es de esas mujeres que cortan el aire y se entremezclan unos deseos ocultos que vale la pena satisfacer.

Preservar la vida privada es fundamental. Sólo se puede hablar de la realidad a través de la ficción. Está claro que si no hablamos poéticamente nos volvemos vulnerables ante la plebe o el populacho. Hablar de la vida privada es algo peligroso. No es necesario ni aconsejable hablar de tu vida sin antes no tener que pagar un precio que pasará factura conforme vayamos interactuando. Exponerse no es algo que priorice el secreto de la fama. La fama es algo tan cutre y, al mismo tiempo, algo que se crea como un personaje nuevo de telebasura. Es efímera y no sabe a nada. No llena el espíritu. He comprobado cuando me expongo en mis blogs enlazados a mis redes sociales que hay gente que los comparte con mucha inquina. O sea, pura mala leche. En fin, muchas veces anteponemos nuestras debilidades hacia gente déspota y con mala intención. Los capítulos de una vida, o anécdotas vividas, no es obligatorio publicarlo todo visto lo visto. Después de haberte expuesto te haces un objetivo inseguro y vulnerable. Exhibición es el nombre para la nueva tribu que se recrean en unas críticas sin tener idea de lo que es una cosa. Cosas como el arte o sus demás disciplinas. Hablo de los influencers. Estos creen estar en posesión de la verdad y son realmente unos tarugos. Intentan polemizar desde la ignorancia y el acto de ser un déspota en esencia. Muchos desean el cheque Google. Y estos influencers son verdaderos idiotas que opinan y saben leer pero no ejercen. Son sinvergüenzas que ignoran sin haberse leído un libro. Creen saberlo todo viendo unos cuantos vídeos en YouTube. Son demagogos, meapilas y critican el talento. La vida privada no se debe exponer demasiado debido a ese tipo de gente.

Yo no intuyo las verdades completas, la electrónica manera de funcionar. Los otoños y las primaveras son dignas de la mitad del clima. Silicon Valley despierta con hipsters, geeks y nerds. Tres maneras de vivir como la contradictoria moral del que te hace la pirula. Este mundo no se merece lo que le estamos haciendo. La tierra prometida es el itinerario Paloalto. Mi madre espera que su hijo vuelva a casa. Por eso le compra bebida energética. Hoy mi madre me ha dicho que ya no era el mismo Capplannetta. Y yo le contesté que padecía la llaga de la vida. Mi madre se fue a dormir y yo me quedé entre sedado y ya basta de decir lo que no se debe. Para ti es tabú y lo seguirá siendo. Ahora me dan las fiebres de invierno, como si albergara un cuerpo extraño en mi interior. Mi tío antes de morir me dijo que de anciano iba a ser un cascarrabias. Y yo le puedo decir ahora que ya soy viejo y cascarrabias. Un código JavaScript se desmantela en la noche cibernética. Tantas veces he pernoctado el silencio que ahora sin él no soy nada. Como el hocico de un perro mi instinto es impuro.

Hay tantos buenos escritores que no han sido premiados con el Nobel…incluso algunos han renunciado a él. Un premio Nobel es un premio que se otorga a largo plazo, nos decía mi maestro, el mejor que tuve, en lengua castellana y literatura. Era un hombre parco, delgado, fumador empedernido; su clase era la más silenciosa de todo el colegio. Este es un homenaje a ese profesor. Admirador de Lorca, de los clásicos del Siglo de Oro, conocía la literatura gallega, ya que era gallego. Su nombre era Juan Luis Gómez. No habrá nunca un maestro como él, aprendí muchas cosas. Aprendí el verbo a base de copiarlo por escrito como castigo. Nos decía: —Los premios Nobel no crean ustedes que son la consagración de un escritor o poeta, es un reconocimiento a la carrera. Aunque hay varios escritores que se murieron sin tenerlo. A otros los asesinaron, o se fueron a la ruina económica. En literatura norteamericana ya ha habido varios premiados, en lengua inglesa también hay bastantes, y en lengua española de allende y aquende los mares, hay también un buen número de agasajados. Hay mucha envidia contra los premiados.
Le he regalado a mi sobrino un libro infantil llamado Ut y las estrellas de Pilar Molina Llórente. Le pienso regalar un libro cada mes. Se lo merece. Además de que con cinco años de edad sabe leer y comprender el castellano y el catalán. Las nuevas generaciones deben de tener interés por la lectura y las artes. Cuando me muera que le den mis libros y mi patrimonio digital a quien lo lea. Cuando a un hombre le pertenece algo de verdad es cuando lo regala, esto es una cita de Ernest Hemingway cuando le regaló la medalla del Nobel a la Virgen de la Caridad del Cobre en Cuba. Yo tengo una amiga llamada Bertha Caridad, en Cuba. Y es participante de Nevando en la Guinea. Sin duda ha mejorado literariamente desde que empezó. Ha comprendido bien lo que es ser escritora. Para ella mis saludos. La carrera literaria es muy difícil. Es algo que a lo largo de los años vas creando y desarrollando un estilo propio. Y ese estilo, será tu impronta, que te acompañará en solitario empeño. La literatura es para unos pocos, y esos pocos, son unos seres con riqueza de mundo interior. Si escribes y no lees no llegarás a nada. Vertiginoso el colofón de los grandes.
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Tengo una muela que quiere marcharse de mi boca. La noto que se mueve y me duele que se vaya porque de verdad me molesta. La muela me necesita a mí, y yo la necesito a ella. Muela que me empasté pero ya no ha podido aguantar más y quiere irse. Lo tiene decidido. Se mueve y se mueve, ya que está en el carrillo derecho y ahí es donde mejor saboreo la pitanza. Somos muela y carne. Las encías y yo la echaremos en falta. Me niego a sustituirla por un puente postizo. Si me se cae no se notaría pues está en el interior de la boca, en la fila superior. Yo quiero esa muela y ella me quiere a mí. Pasa el tiempo y las piezas dentales se caen por una inercia precedida por la vida y el desgaste. Para ser sincero no quiero que se vaya. Aunque me duele su presencia en movimiento, estoy seguro de que la echaré de menos. Ella es mi muela y me pertenece, ¿o soy yo quien le pertenece? Dejémoslo, todo es cuestión de tiempo.
CRÍTICA SOBRE EL FILM TRAINSPOTTING 2
(decepción aunque taquillazo)
Quien piense que la segunda parte de Trainspotting va a ser igual que la primera caerá sin duda en un error y quedará decepcionado al verla. Después de veinte años en Ámsterdam, Mark Renton regresa a Edimburgo y comprobará allí que sus amigos han cambiado, igual que él, a su vez, ha cambiado.
El director Danny Boyle y el guionista John Hodge intentan, sin ningún éxito, respetar el hilo narrativo de la primera parte. Todo apunta a que quisieran recrear las secuelas y las consecuencias del éxito de la primera parte. Es importante recalcar que, veinte años después, el guion no parece mantener la misma calidad que la novela de Irvine Welsh. Podemos pensar equivocadamente que nos vamos a llevar un trago dulce teniendo en cuenta la calidad sorpresiva de la primera entrega, pero más que dulce, es un trago amargo.
Estrenada en el 2017, resulta agotadora, ya que se intenta ser una película coral donde Ewan McGregor y sus viejos compañeros ya no son los mismos, tanto en la realidad como en el filme. De manera forzosa, se nota la intención narrativa pero con muy poco éxito argumental. La película entra en una curiosidad tras otra al considerar sus autores que tendría la misma repercusión que veinte años atrás, cosa que pone de manifiesto constantemente la letra de la canción: —que veinte años no es nada. Y es verdad, veinte años pueden ser un cambio (o no) en los acontecimientos posteriores, pero es forzosamente insustancial. O por lo menos, contrapuntos que decepcionarán a aquella juventud de finales de los años noventa sin cierta complicidad con el espectador, y no cuenta o se aparta de lo que se espera de ella. Aunque sea de agradecer la intencionalidad.
Pero de todas maneras invito a que vean la cinta, tanto románticos de nostalgias como politoxicómanos de la madrugada, no será como la primera vez; en eso todos los placeres tienen cierto denominador común.
Posted on 0:23

Tras un silencio acartonado se crean miedos y demás penurias existenciales. Tras los silencios de cartón no puede haber cosa más contraproducente que la lluvia. La lluvia destruye los caballos de cartón, tras la lluvia se esconde una precaria miseria emocional. ¿De qué me sirve cambiar las cosas de sitio? Pagar, pagar y pagar. Estas son las claves que les pesan a los pobres. El sentimiento lúcido es un cómputo de verdades transparentes. No sé cuando perdí la calma. Los sacrificios son acentuados por los que se sacrifican. Es la hora de los reproches, tu tatuaje oral me descoloca. Tienes una doble moral que hace rima con la esquizofrenia de los tableros de ajedrez. Se mimetiza el blanco y el negro, todo es parte de un juego en el que diluyes un flujo de inteligencia. Los hogares felices no existen. La gente expone los buenos momentos, porque los sentimientos depresivos no los exhiben, para que no se rían de ellos los malvados. De cara a la galería todo el mundo es feliz, pero de puertas adentro es un mundo del que no se sabe nada. La pantomima de felicidad obligatoria totalmente precaria, tan absurdamente estúpida, mientras tengamos miradas por las que nos mirarán habrá cielos y promesas en la telepatía de la esperanza hueca. La telepatía de las personas conexas me vuelve paria de mi entendimiento y me hace un extraño en todos los lugares. No quiero cruzar ninguna frontera, siempre habrá un coyote o un policía de aduanas. Con el coyote no existen fronteras, con los policías de aduanas hay una línea que cruza de miedo y te aplica los pasos de regreso a tu patria. El mundo pangeista es sólo un espejismo. El mundo se contradice constantemente. Existe lamento tras los silencios acartonados.
Posted on 0:19

Adiós señores editores, elitistas y soberbios. Aquellos, los acostumbrados a que le rasquen las espaldas. Adiós a la estupidez ajena, adiós, a los miedos que os visitan y que residen en vuestras entrañas. Adiós, vellocinos y corderos, me voy de este planeta. Mi mente os dice adiós. No estoy seguro de permanecer lúcido durante más tiempo. Adiós, ilustres mecenas, eruditos del nepotismo y la mala leche contenida. Adiós, se acabaron los beneficios, las regalías, voy a subir de escalón. Adiós a los premiados, a los galardonados con una corona de laureles, adiós, pues eso no significa que entréis en el Parnaso del poema infinito. Adiós, epígonos y demás morralla. Adiós, eruditos y bien pensantes, no portaros mal, sed santos efímeramente insensatos. Adiós, testigos de la huida y de la tragedia. Que invitáis a salir echando leches tras vuestra halitosis permanente. Adiós de los adioses, a los presumidos, a los que se van de vacaciones, a los que les sigue mi sangre detrás, a los anacoretas. Adiós a los predicadores, a los que creen estar en consonancia con Dios, adiós, adiós y adiós, a los mártires del desengaño, los engañados, a todos, adiós. A los burócratas, a los indiferentes, a los moralistas, adiós.
Ya no doy credibilidad al cine, es una puesta en escena donde interpretan un papel. Muchos se llevan el papel a casa. Otros son camaleónicos. No me creo la ficción, discrepo del final feliz. ¿Puedo decirlo ya? No, aún no. La ficción es parte de un aire embotellado. Una interpretación donde prohibido está pisarse. En otros casos, no se tolera lo sobreactuado. ¿Quienes son los más importantes para el resultado final de un largometraje? Todos o ninguno. El director a raíz del guión conduce y da forma con la poesía de la arcilla interpretativa. Después está el guionista. Se sabe que un guión malo como consecuencia será una película mala. Y el montador. A la hora de montar las imágenes con el Final Cut de posproducción se exige el hilo de continuidad. Se puede creer que estos son los pilares de una buena película. Pero la realidad que el reparto y los técnicos, ayudantes, directores artísticos, productores, todos son importantes. Critican el gasto en el cine español por las ayudas del fondo público que reciben los cineastas. Nadie cree que la cultura sea algo importante, pero si no fuera por la cultura no tendríamos nuestros propios códigos de conducta y una cierta intuición de lo que somos. Porque, una película en rodaje es lenta, lenta aunque no lo parece cuando la disfrutas. No me creo un pelo el cine aunque vea películas, también documentales. Quisiera tener de partener al silencio. Quisiera el silencio como principios y con sus respectivos valores. Una buena interpretación es la que no piensa en la cámara y mantiene el guión con gran rigor. Debe hacer pausas, respirar, saber morir, saber fingir, mentir sin ningún falso cabo sin amarre. El cine es una montaña rusa. Los silencios son alma a veces.
Posted on 3:23

Todo el mundo quiere dinero. La gente no pierde su apetito insaciable por el dinero. Facturas y facturas. Grandes cuantías incrementando intereses. No hay perdón ni misericordia con aquel que esté pasando por una mala racha. ¿El dinero no se debe menospreciar o sí? El dínero es una cáscara de plátano. Ves que tienes el fruto y, cuando lo has saboreado un momento, la cáscara va al cubo de la basura. Pues igual es el dinero no fructífero entre deudas y más deudas. La gente, sobre todo si es gente pobre, tiende a gastar cuando hay un poco de dinero extra, pero cuando el dinero escasea todo se convierte en tedio. La gente deja de tenerte en cuenta. Los banqueros utilizan varias artimañas para que hagas frente a tus deudas. El dinero es lo más volátil. Yo no tengo dinero. Eso me posiciona justamente en el Cuarto Reich de la dictadura a ciegas que estamos viviendo. ¿Vivimos para pagar o pagamos para que nos dejen vivir? Sin responsabilidad no hay camino. Yo me considero de los tontos de capirote que ingenuamente creen en la bondad de los desconocidos. Tengo libros gratuitos que solamente espero de ellos que sean leídos. No tengo ninguna ambición, pero me he llevado desengaños, ya que he pasado de sacar pecho a encogerme de hombros. Al fin y al cabo, no tengo nada que perder. Pues ya lo perdí todo. Solamente me queda equilibrarme psicológicamente y no perder el norte. Es complicada la vida. Todo, excepto el amor verdadero, se mueve bajo un interés espurio. Tengo comida, tengo libertad a medias, pero el dinero es un acondicionante de que con él no somos mejores, y sin él somos peores. Es todo un tanto tienes tanto vales…al final aparece el tópico enseñando…