Mentira
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A veces es necesario mentir, no pretendiendo mentir por mentir, sino para sobrevivir. Se miente para sobrevivir, porque, al fin, hay que de la verdad prescindir. Se miente llenando una sustancia vacua subyacente. Se miente para vivir, porque es difícil admitir cuestiones que no se deben decir. Mentir, mentir y mentir. Para dar y repartir. La verdad es una vaca flaca o un conejo que de una chistera se saca, ya que todo en esta vida consiste en mentir, para sobrevivir, para no sufrir, para no sucumbir. La vida es magia y mentira. Se debe del todo admitir, que esta vida sin mentira sería una sopa que se nos enfría, un fuego fatuo que se nos apaga y expira, un huevo de pato en un acuífero jardín, un chimichurri con ajo y perejil, un siete de julio, un San Fermin. Miente hasta un arcángel y un ángel querubín, mienten en una poesía sin fin, los poemas, los relatos, la literatura adulta e infantil. Miente el presente y el futuro es el fin, solamente el pasado la verdad sabe decir. Se miente por el porvenir, se miente porque un día sin fin sería un relámpago que resplandece y en segundos se escucha rugir. Mentir, mentir y mentir, en el cine, en la televisión, para sobrevivir. Dime si hay verdad en la vida y dime si es aconsejable la verdad admitir, pues te darán garrotín en la espalda, en tus carnecitas blandas y te dejarán una cicatriz que aborrecerá el adolescente, el adulto, el hombre senil. Mentir por mentir es decir irse en barco de Barcelona a Madrid, mentir es para sobrevivir, a este caos de verdad desnuda, de verdad sin su raíz. Mentir para ganar dinero, para negociar un beso sincero, para resurgir del nepotismo pueril. Mentir hay que mentir. Para evitar lo cáustico, lo caucásico, lo hostil, se debe decir la verdad y la verdad a veces es un acto para contradecir, tener memoria para mentir, como un actor secundario o una primera actriz. Mentir por mentir, callar para sobrevivir, tu madre te aconseja que siempre digas la verdad, que no se debe mentir, pero mentir también lo hace tu madre, entre lo económico, lo cómico y lo que se sugiere en esta vida infeliz. Decir que se es feliz también es mentir, no existe nadie feliz, no fueron felices ni comieron perdices, conversar con bestiario como lo hacía San Francisco de Asís, jamás lo hiciera San Agustín, ni el demoniaco Rasputín, mentir, no se debe mentir. Pero dime que me quieres, para que sea sólo un rato feliz, miénteme, quiero vivir. Quiero a la mentira sucumbir, derrotado, maniatado, demacrado, morir por fin, quisiera mentir para no herir, para ser buen amante, para ser insensato malandrín. No, no hablo chino mandarín, quiero un sinfín de virtudes en un serpentín, mentir en marzo, mucho más en abril, mentir es entregar un pedazo de golosina y regaliz, mentir por mentir, contradecir lo que suma unos diez mil. Mentir para que no hacer caso al ocaso y que seamos infelices hasta morir.