Por amor a la poesía (en un 21 de marzo tardío)

Posted on 11:39

 


Por amor, amor verdadero, a la lírica de las piedras inmutables. Por amor, por amor exclusivo, a la química de imágenes ante unos versos. Por amor, por puro amor, he pagado un precio porque el crimen no compensa. Por amor, por el amor que profeso, por esa cantidad de palabras que aglutiné como un ingenuo. Por amor a la poesía he derrochado la confianza incondicional de mis buenos padres, tanto de mamá y de papá. Por amor a entablar un diálogo corporal con leal bolsillo vacío de los poetas radicales. ¡Cuántas perras gordas y cuántas perras chicas me sacaron con astucia! Desde el incesante prometo mientras te la meto, desde hasta el tragapelo  abandonado hasta el escarmentado negociante. Desde el editor de nepotista orgullo al consejero de cultura, desde el poeta paticorto hasta el concursante en el hipódromo. Por amor a la poesía he arañado a la luna sus blancos deseos de brillar en las madrugadas de insomnio. La poesía. Que me hablen a mí de poesía, de poetas y editores. Que me digan que no media el dinero antes que la palabra. La palabrería antes que el altruismo. Que me digan a mí lo que es sacrificio. Que me cuenten de la verborrea de los sinvergüenzas. Que me llamen impostor, mal poeta o enajenado. Que me llamen triste, poeta estéril y que me llamen cacofónico. Que destripen mis poemas, que hagan poliéster con el hilo negro de mis versos viejos. Enfrentarme a los consejos certeros de mi padre. Comer del cocido andaluz con hierbabuena de mi bendita madre. Mantener tantos secretos que con el tiempo se abren. Lamentar el dinero entregado a porrillo por publicar, sí señores, por eso que avergüenzan a los poetas, a los pobres poetas como yo, sin pena y sin gloria. Que me engañen unas cuantas veces. Este es mi homenaje al día mundial de la farsa poética. La camisa blanca de los vividores, de los que vuelven a las andadas, de los que parafrasean la vacuidad del silencio de la adolescencia ciega. Hay millones de amigos esperando tus versos para partirse de la risa mientras te llaman unos cobarde y otros marica. Existen eminentes ganas de decir la verdad, aunque proliferen los enemigos. Pero por todo eso que he aprendido desde el 21 de marzo al 23 de abril nadie habla con la dignidad de acero ni con el cimbreo de la cuerda de cobre de una falseta. Apoltronarse en las postrimerías de la flamencología me hizo decantarme por un vicio mal pagado pero puro, sincero, sin ambición material. Seguimos escribiendo aunque me lama las heridas yo solo como un perro. Me azotarán los astros azules a lo lejos. He aprendido, sí, papá, que nadie hace nada gratis. Tantas veces me lo has dicho que la verdad se repite pero no ha querido saber nada de ella mi conciencia. Mentira debe ser aquel y aquello que prometo la aurora acolchada de un mal sueño. Los peligros de las rosas que sin espinas no son rosas. 

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