A la deriva
Posted on 15:29
Hubo un tiempo que recorría las sucías calles entre asfalto y coches sin itinerario. Estaba destruido. Quizá era que no me quería. Pero redundaba y redundaba en autopistas y en caminos en las afueras. Era príncipe de eriales, de lindes sin lindage, de subsuelos, de borracheras y andurriales. Iba a la deriva y me topé con el naufragio. Me topé con la cara angelical del diablo, me topé con resentidos, con chivatos, con sobrinos de policías. Me plagó la psicosis como un campo minado. Andara donde andara siempre me mutilaba una extremidad. Guerras, naufragios y locuras vinieron a visitarme como juguetes rotos y olvidados. La bebida y las medicinas no se llevan bien. Me destrocé la amistad, el cariño de mis padres, y de boca en boca fui por allí donde iba. Las peleas, las pérdidas de calma, las pesadillas vinieron a mi encuentro y siempre había un caganer que te recordaba la locura el día después. Me quería poco. Ahora he recuperado un manojo de cosas que me fueron arrebatadas. Ahora sí soy un hombre completo, pero tiemblo cuando me siento desnudo.