Hipocresía en la Semana Santa
Posted on 15:57
La Semana Santa es a veces un asunto de mera teatralidad e hipocresía en la que yo particularmente no creo, sobre todo en lo que concierne al ser humano como parte de una santidad de la que carece. Y en eso me incluyo. Es la mórbida flema del asco, es hipocresía sin ninguna santidad ni conmiseración y mucho menos compasión con el prójimo. Es algo similar a la Navidad. Pero no hay que llevar la cosa a extremos irreligiosos y redundantes donde se peca de poca humanidad. Sin duda la santidad se la atribuimos a los ídolos, pero sin embargo nosotros, olvidamos la religiosidad por una beatería sin fundamento y con poca credibilidad, ya que ni nosotros le damos crédito. La Semana Santa es una escenificación y también un testimonio de las aberraciones acaecidas en la Biblia, como verdadera Pasión. ¿Somos lo que creemos o lo que fingimos creer? La verdad es que la religión es como un pensamiento que el ser humano se autoinculcado. Necesita de alguna presencia en la que creer porque está solo y abandonado. Conmiseración con el prójimo no tiene. Compasión tampoco. Decía Dante Alighieri que para ir al cielo tienes que pasar por el infierno. El infierno es evidente que está en la tierra, quizá también el reino de los cielos. Lo que es seguro es que beatifición y consagración sea algo verdadero, pero es mucho más que entregar tu vida al prójimo y al Dios de los hombres. Es comprobar la risa déspota de los miserables, de los desagradecidos, de la envidia, de tantos y tantos pecados que los hombres como criaturas solitarias y en guerra con nosotros mismos, llevamos a cabo de la manera más deliberada y sin ningún remordimiento. No se salva ni Dios. Debe haber algo en este mundo santo. Debe haber santidad en alguna parte de esta tierra. Porque el odio que nos tengamos, y en otros momentos el disfrute de la familia y amigos, es un acto de amor, tal y como se cita en la Biblia. Ser ateo y agnóstico o hereje es un acto de amor a la humanidad, aunque se niegue la presencia divina. Pero la verbigracia de la palabra De Dios, de los beatificados, Los Santos, son pruebas de que el hombre puede tener la humanidad que Dios nos ofrece. El amor, la santidad, es una forma de autoestima sincera.