El Romancero Gitano y Capplannetta
Posted on 12:42
Yo escribo gracias a que leí el Romancero Gitano de Federico García Lorca. Lo leí en el año 1995. Gracias a mi primo Ricardo. Para mí fue todo un descubrimiento. Una verdadera obra maestra. Cuando leí el poemario me dije, esto es lo que quiero hacer yo. Y desde entonces no he parado de escribir poesía rimada. Yo rimo en serventesio, décimas o PROSIMETRUM. El Romancero Gitano me abrió a un mundo que yo conocía y me veía reflejado en cada verso, en cada metáfora, en las imágenes mágicas. No, yo no soy gitano. Soy hijo de andaluces, que es lo que llaman un “charnego”. Luego vi la película de Bigas Luna La teta y la Luna, y ahí empezaron mis ganas por involucrarme en el mundo artístico. Me veía reflejado en el niño, en Tete. Y también en el personaje de Miguel Poveda. Esa fue la semilla que me sumergió en la poesía y en las artes. Yo había estudiado imagen. En aquella época era analógica. Después llegó la fotografía digital. Y ahí encontré otra manera de expresarme además de la poesía. Son cosas de las que me he reservado dando explicaciones por cierta timidez y vergüenza. Cuando escribía era la hora de la realización, y ahí, todas las cosas si se imaginaban podían ser verdad. También hice música. Pero en las artes no soy muy bueno, tengo que admitir. De los diecisiete a los veintitrés he ido como una veleta. Haciendo acopio allí y allá por culturizarme. Si mis compañeros de la Unidad Hermética me vieran ahora, sin duda alucinarían. He sido crápula, hijo problemático, y nunca he tenido miedo. Ahora de mayor sí lo tengo. El miedo es para la soledad su amiga más fiel. Me llamo Capplannetta en homenaje a Catalunya. Ese lugar de la esquina. Escribí mi primer poemario, o más bien decir que lo publiqué, en 1999. Y ahora no lo hubiese publicado. Pero de los errores se aprende. Pequé de ingenuo. Escribir para mí es todo, y realizar mis mixturas. Sin duda todo ha cambiado para mejor. Quisiera a veces dejar la literatura, dejar de escribir, pero la música, el cine y las lecturas me empujan hacia ello. No es que sea bueno, pero tampoco malo. Gracias a mis lecturas he podido dilucidar cierta verbigracia con las palabras, las metáforas y las imágenes. Como lo haría un poeta.
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