Maldito dinero

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La mentira nace del dinero. Que tal y como viene, después se va, pero no germina ya que es eterno campo en barbecho. El dinero ni se cosecha ni se siembra entre lo verdadero. El dinero está maldito. Separa familias, todo el mundo se mueve entre su sesgo, el dinero lo quiere el banquero, el obrero, el basurero, el enfermo, el panadero. Todo el mundo quiere dinero, hace avaro al usurero, los miserables se mueven en la mísera noche y en el preámbulo intercambio incierto. El dinero es volátil, ni perdura y siempre perecedero, ni se pudre pero todo lo pudre. La podredumbre es no tenerlo,  tenerlo es un mérito, quienes lo tienen quieren herederos, el dinero es plástico, es fertilizante y veneno. Herederos que mueren y viven entre vigilia y oropel del sueño. El dinero es sucio. Es sinónimo de un Dios pétreo. ¿De qué te servirá el dinero una vez muerto? —Si no lo quieres dámelo a mí, comenta el tonto por ciento. Interés variable. Impuesto. Peaje. Ni es un regalo, ni es sagrado, ni es tan valioso como un “te quiero”. El dinero sigue la inercia de los que desean poseerlo. Pero a nadie pertenece. Pertenece al que no fructifica en sudor. No es humillante coger un céntimo del suelo, lo que es humillante es ver niños en el vertedero. El niño que va feliz al mercado del centro. El chatarrero que recoge lo inservible, lo nefasto; el dinero hace amigos y los separa luego. Y es pura mentira, mercadeo y postureo, autobombo y majaderos, Dioses de porcelana y barro; regala, obsequia, dona, invéntate otras reglas del juego. Dale la vuelta al tablero. Es el yugo del esclavo. Es el pan necesario que se tiñe de siniestro. El fermento putrefacto del deceso. El más rico del cementerio. Cuando yo muera se quedarán mis ilusiones, mis desvelos, mis deseos, mis anhelos, y yo me iré y sólo dejaré objetos que servirán de escarnio y retroceso. El dinero, es malo, es sólo dinero. Que hace cautivos a un hombre y una mujer pero lo cuidamos, lo vigilamos, vivimos como y para ello. Luchamos por tenerlo. Si no lo tienes nadie te quiere, si lo quieres eres un interesado y un ingenuo. No es tontería, es algo demasiado serio. Tan serio que deja cadáveres en su duelo postrero. Es perspicaz, es un périto del tedio. Sin él no vives. Con él enemigos tendrás con recelo. El maldito dinero. 


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