Nunca tendrás paz
Posted on 16:29
Habitado por los demonios encuentro fantasmas que con ruido y sombras me señalan con el dedo, y dicen: —vas a ser mío. ¿Cuándo tendré paz? No lo sé. Ya no estoy a gusto en ninguna parte. Donde quiera que voy qué mala estrella me guía. Sin duda no es un placer ni un dolor fingido. Es la soledad que acuciante ante mis demonios impregnados en mis partículas. Partículas que andan como locas son células incandescentes. Estoy entre la decadencia de mi persona y la realidad de enormes crisálidas que hay en el silencio. Ya nunca volveré a ser el mismo. Me han tapiado el paisaje. Dios me trajo a este lugar para gastarme una broma de mal gusto. Cualquier día no despertaré. Me repartiré entre el sueño y la nada. Me fusionaré como hemoglobina que se hace coágulo y no puedo ni quiero pertenecer a la noche. Antes era otro. Antes tenía crisálidas repartidas en este hemisferio de auroras boreales e inviernos al relente. Un día me comí la nieve que me dieron y me hice poeta de barro y nube soporífera. No quiero culpar ni a los cabrones ni a los supuestos ladrones que me roban la noche. Mi noche, la que tanto quise y ahora no significa nada más que temor y un miedo que abandona mi paz. No quiero pertenecer al silencio agujereado. No quiero, no. Sin duda el tiempo, que es justiciero me ha hecho cobarde, con lo valiente que yo era. Era tan valiente que pateaba y embestía a las leonas. Cierta vez tuve amigas, amigos, y todo el mundo me quería, no me explico, ni lo entiendo, cómo muerto todavía. Muero y respiro oxígeno sólido. Ya nadie quiere mi manera de querer. Dios los cría e Internet los junta. Ya no hay canarios que picoteen las lechugas. Ya no hay subsuelos entre las plagas de cucarachas. Con lo que era Sabadell, con o sin Capplannetta. ¡Con lo que era mi barrio!