Tecnócratas
Posted on 4:16
Estoy preparado para ser ejecutado. Para morir en el patíbulo de los hombres justos que se equivocaron. Hoy día, si no es demasiado tarde, quisiera, antes de ser ejecutado, que me den muerte porque el cadalso es mi verdugo. No le des el gusto a tu verdugo. Se tiene miedo de lo que no se entiende. Se juzga lo que está marcado. A veces hay que morir cien veces, para comprender el sentido de la vida. El sentido de la vida es morir de tecnocracia. De burócratas meapilas emancipados de la vida libertina. Sólo noche encontrarás en la banca. Nadie agradecerá tu cautiverio. Sólo te queda ser silencio o alegría perpetua. Recuerdo las veces que me escondía en mi silencio porque entonces sí era silencio. No había violencia de trenes, no había malos hábitos ocultos tras la noche. Recuerdo los paraísos en los que no creía, y no los creía por pura inocencia. La inocencia me sorprendió tras el sol de la medianoche. Aquí en el cadalso te vienen los recuerdos y piensas cosas que no entendías entonces. Nadie te explicó, nadie te aclaró qué montaña mágica era la mujer. Servido, te dijo tras el beso artificial que ocultaba su cara de muñeca de porcelana. Quedó frío el verano, y el invierno ardía. Mi inocencia me ocultaba tras una calma que tenía los días contados. La historia de mi adolescencia es la historia de un tipo con suerte. Pues otros hubo en el patíbulo, otros hubo, sí, y no corrieron la misma suerte. Todo es distancia ante la longitud de las miradas. Todo es calma sin ser certera. La ciencia cierta es la verdad que el hombre investiga con un poco de inocencia y el resto es sabiduría. La sabiduría es el hallazgo, confirmación, el Eureka. Es incógnita todavía.