Al final

Posted on 13:32

 


Todo tiene un final que nos acompaña como el esqueleto fiel que nos hace de carne y hueso. Cuando dicen ha muerto de viejo. Se equivocan en los tėrminos. Hay hombres de noventa años con treinta, y chicos con cuarenta de ochenta años. Al final de la vida nos curamos con la muerte. Si el trabajo dignifica, si es importante aparentar, si se es más cabezudo que gigante. Si amontonamos rencor sólo logramos precaria vida miserable. Siempre he odiado a los que te ponen a prueba, y a los que te juzgan sin equilibrar y pensar por un momento que todos tenemos nuestro peso que portear. Se dice que el miedo es tu carcelero, y es verdad, además de ser tu carcelero es el secuestro de la voluntad. El miedo es muchas veces un lastre que nos pesa. El miedo ni es libre ni es fácil quitárselo de encima. Siempre provocado por una razón que callamos por miedo a la risa ajena. Ya de viejo es casi una tontería estar acuciado por el pánico. Pero se tienen o se portean otros lastres. Lastres que es imposible sacarlos de ti. Al final de la vida todo es una misma cosa. Lo más perjudicial para una hoguera en tu honor donde tú eres el que te quemas. Es la rabia ciega. Es culpabilizar tus problemas a los que insinúan en voz baja una mentira creciente como una luna en las noches. Al final todos pecamos de lo mismo, y acabamos con la sentencia amarrada a nuestro final asegurado. Al final las fluctuaciones que alimentan a los rencores son nada más que culpabilizar a aquello que es fácil señalar. Es como marcar ganado con un hierro candente. Todo es parte de lo que uno diga y lo que el otro entienda. La verdad no tiene valor, aunque desnuda, es agraciadamente ligera.


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