Infancia analógica
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Antes se jugaba en la calle. Los que se quedaban a mecanografía presumían de teclear en un teclado Qwerty doscientas pulsaciones por minuto. En el colegio aprendíamos francés y no inglés. Eran tiempos en que el general la había palmado y en 1977 hubo las primeras elecciones de la historia después del golpe de estado en 1936 al gobierno legítimo de la República. Pero esa historia ya la saben. Lo que no saben cómo era el misterio de revelar en el cuarto oscuro una fotografía de papel emulsionado. Papel fotográfico. Como el revelado en un tanque el carrete de treinta y seis fotografías. Era una magia que ahora nos causará risa. Pero todo eso era la vida desde los años 50 hasta los años 2000. No habéis conocido las cassettes, los discos de vinilo, los libros amarillentos lo constatan. Los cartuchos de 8 pistas. Los pantalones de campana. El estreno de Taxi Driver. Las camisas estampadas. Los bares decorados en los setenta. No digo que este mundo no sea magnífico. Pero no se imaginan lo que era ver una película en un vídeo VHS. Había otros formatos que no cuajaron. La pornografía gráfica. El cine porno en los anaqueles donde los niños no podían estar. Rambo, Rocky, Regreso al futuro, E. T. el extraterrestre. Toro Salvaje, Karate Kid, los Goonies, los Gremlins, la cometa blanca, Verano Azul, Curro Jiménez, y muchas cosas más. La música Heavy, los Chichos, los Chunguitos, una infancia feliz, como la mía y la de mis primos. Los Madelman, los airgamboys, los clip de playmobil. El cinquillo, la brisca, el siete y medio, el Torete, el Vaquilla, el Pico, en fin cultura pop. Cultura EGB. Yo hacía atletismo. Me daba miedo jugar al fútbol porque me dieron un fuerte balonazo. Tiempos de nostalgia analógica.