El grito
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Porque cuando enfermé de simulacro y espanto hallé el grito de la humanidad. De la razón sin esperanza, del “hasta luego” de los amigos con nombre desconocido. El grito de la humanidad viene a ser lo mismo a eso que llaman los esquizofrénicos como “escuchar voces”. El grito es un grito cuando todos los desprotegidos del planeta que llaman a tu timbre, aquellos, refugiados ya de la supernova. Y hay tantos…tantísimos….es global el grito. El grito se escucha desde afuera para adentro y tú también te conviertes en grito. Cuando conoces la desnudez de los edificios, de las habitaciones, de la cáustica lejanía de los promontorios. Porque mientas nadamos buscamos el promontorio, y si no lo encontramos el grito somos nosotros. Porque sin grito no llorarían los neonatos tras la palmada en el trasero recién paridos. Porque sin grito la humanidad se apartaría en el silencio, y la vanidad, se hace escapar de lo que va recogiendo entre flores y sombras y extrañas criaturas. Un pájaro también grita, aunque trine, las crías de gorrión en los tejados también gritan, gritan los animales, gritan los que perdieron la esperanza a fuerza de tropiezos. ¿Por qué nos asusta el grito? El grito que nos hace semejantes. El grito atado al silencio y anudado en la gran verdad de la tierra. El grito de las entrañas, desde las vísceras del mundo. Gritar es necesario, pero una cosa es gritar y otra muy distinta es levantar la voz. No se tiene más razón levantando la voz después del grito. Levantar la voz lo hacen para amedrentar. Pero el grito es interior, es proclive a estar silenciado. Para no despertar a los niños que con su sol en el corazón juegan a la travesura de la falsa risa. El grito de toda la humanidad no lo escuchan la minoría rica que acapara el silencio estéril de los cerrados y herméticos ojos de la inocencia. ¿Es mejor ser inocente? Lo que es mejor es la paz verdadera. El grito asusta a los pacíficos, nos gritan mintiendo por televisión , nos gritan con fake news, nos muestran los timos de la vida con el grito embustero. El grito verdadero nadie lo oye y si lo oyen te llamarán pelmazo, impertinente, desgraciado. El grito de los psiquiátricos se mete en la llaga del cerebro como una voluntad que quiere hacerse presente aunque se difumina en la noche. Son atormentados del día, de la mañana, la tarde. Solamente el silencio hace dormir a los celadores. Solamente el silencio creen que está vacío. La humanidad grita. ¿No la oyes?