Souvenirs y peregrinación

Posted on 8:32

 

Me hacen gracia aquellos que se fotografían como dejando un letrero imaginario que diga “yo estuve allí”. Eso es el síndrome del turista presuntuoso. En Facebook hay miles de fotografías este verano de gente que ha estado aquí y allá, se fotografían para tener una prueba, una evidencia que atestigüe de que estuvieron en ese lugar tan típico de un país cualquiera o famoso, como lo son las siete maravillas del mundo. Pero yo no creo que haya siete maravillas. Yo creo que hay cientos por el mundo repartidas. Las instituciones obcecadas porque la UNESCO haga del lugar  patrimonio de la humanidad. Pero al igual que muchos monumentos gozan con la etiqueta de “patrimonio de la humanidad”, también existen lugares que son lugares oscuros, tristes para la humanidad. Seguro que existen más lugares aberrantes al horror inhumano que maravillas. Por ejemplo, se me ocurre la puerta de no-retorno en Senegal. Se me ocurre Auschwitz, o las catacumbas del Coliseo Romano, o el museo de la inquisición. A mí me ocurre una tristeza abismal recorrer los cementerios y ver fotografías de gente joven. Me pongo malo. No lo puedo soportar. Hace años que no voy al cementerio. Porque eso especialmente me lastima. Premiamos las cíen maravillas. Aunque es ridículo fotografiar lugares típicos como monumentos o esculturas. Una fotografía simpática está bien. Pero como por ejemplo los cementerios donde muertos ilustres son visitados por gente como una manada de elefantes que acuden peregrinas.  Se me ocurre el Père-Lachaise donde están los grandes literatos y sobre todo Jim Morrison. Verdaderamente tienen la tumba y las aledañas que parecen una enorme calcomanía sobre cemento. O por ejemplo la tumba en Colliure (Francia) de Antonio Machado. El sepulcro donde asistía Marilyn Monroe de Rodolfo Valentino.  O la tumba de tantos  literatos, la de Nostradamus, la de pintores y gente que está muerta de igual manera como está cualquier muerto de una sepultura cercana. O la tumba de Elvis, otro lugar de peregrinaje. Son cosas estúpidas que tenemos los humanos. Somos mitómanos porque creamos los mitos. Damos culto a la personalidad y a la muerte. Somos de alguna manera temerosos de la muerte, pero tenía razón Jim Morrison cuando decía: —con la muerte termina el dolor. Pero eso nadie lo sabe. La muerte, ¿qué cosa será que no la queremos, la tememos, la respetamos, le damos solemnidad y culto? Como en el antiguo Egipto. 

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